“Me gustaría ser gobernador de Buenos Aires”
Habla en público mucho menos de lo que incide. Pero cada vez que se expresa, lo hace en el sentido de fortalecer el centro, los acuerdos y la transversalidad. Se siente más cercano a ministros como Gabriel Katopodis o Mario Meoni que a opositores como Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Sin embargo, insiste en que debe haber una alternativa electoral ante un gobierno al que ve confundido frente la impotencia que genera la crisis. Responsabiliza más a Alberto Fernández que a Cristina Kirchner por la parálisis y por el fin del espíritu de unidad nacional de hace unos meses.
—Es la primera vez que te veo sin traje y corbata. ¿Ya te estás vistiendo de candidato?
—No tiene nada que ver con la candidatura. Hablaremos la indumentaria y los cambios de la indumentaria
“Cuando vi a Alberto Fernández convocando a la oposición, pensé que era posible una etapa de consensos.”
que producen muchas crisis. Pero esto tiene que ver con la comodidad de no ir a mi casa a cambiarme un traje. Desde que me fui de la Cámara de Diputados el 10 de diciembre no me pongo un traje.
—Repasemos algunos hechos de actualidad. ¿Qué análisis hacés de la situación con la Policía Bonaerense?
—Prefiero analizar todo un proceso. Al inicio del confinamiento, de este hecho excepcional a nivel mundial, tuve una satisfacción de ver la mesa de los tres mandatarios más importantes de la Argentina: el presidente de la Nación, Alberto Fernández, junto con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Los tres llamando a la unidad de los argentinos. El manual de la política indica que en este tipo de evento la reacción lógica de un dirigente tiene que ser la de la unidad frente al flagelo. En el primer momento, el de la contención de la situación, la gente se alimi nea detrás de los dirigentes. Si observamos las encuestas, la mayoría de los dirigentes políticos de Argentina mejoraron su imagen apenas comenzó la pandemia. Fue producto de la incertidumbre, el temor, el reflejo de lo que pasaba en Europa. Todos los políticos mejoraron su imagen, pero fue importante la actitud que tuvo el presidente de la Nación de convocar a los gobernadores, especialmente a los de los distritos más importantes. Fue positiva su reacción. Me brindaba una esperanza en cuanto a lo coyuntural pero también la ilusión de que esto se repitiera en el tiempo.
—Habías dicho al final del gobierno anterior: “Nos equivocamos en haber planteado un gobierno en base a la grieta”. ¿La ilusión fue por eso?
—Siempre está la ilusión. No me remito a la 125, momento en que me tocó un papel muy parecido. Más
“La idea más
respetable del kirchnerismo fue la transversalidad. Se cortó con la 125.”
que un discurso, la actitud de moderación es una forma de vivir. En 2009 me tocó ser ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia durante el conflicto. Hice lo posible e imposible para establecer el diálogo. La consecuencia fue salida y renuncia precipitada del cargo. Pero nunca perdí el objetivo. Después en la conformación de Cambiemos, también tuve esa actitud en el Congreso de la Nación. Ahora, cuando veo a Alberto Fernández convocando a la oposición, vuelve ese deseo que debemos tener todos los argentinos de aspirar a algún consenso, algún acuerdo.
—Los estudios de opinión pública indican que cerca del 60% de la población se manifiesta a favor de la no grieta. Pero en el momento de las elecciones, ese sector no consigue votos. ¿Lo electoral es confrontación?
—Tengo alguna mirada diferente. No respecto del antecedente, con eso coincido. Hay estudios sociológicos y politológicos que lo refrendan. En el mundo, la gente consume el conflicto en los medios de comunicación. Quizás un medio gráfico invita a la pausa y a la reflexión, pero en los medios virtuales, las redes sociales, Twitter como el extremo, la gente consume el conflicto. Las encuestas dicen que la gente les pide a los políticos diálogo y consenso, pero en la televisión, la tendencia es el conflicto. El 12 de julio último ganó en Galicia el candidato del PP, Alberto Núñez Feijoo, por tercera vez. No le permitieron ir a hacer campaña ni a Cayetana Álvarez de Toledo, ni a Pablo Casado. El gobernador es moderado, prudente, busca la mesura, y ganó. Como consecuencia sacaron a Cayetana como vocera hace quince días. Casado había ido a buscar durante el último año y medio el voto que le sacaba Vox, votos del extremo, que, según los medios, era lo que la gente pedía. Hoy Casado está buscando nuevamente “la vieja normalidad de la política”, un partido popular más cercano al centro. Le está pasando lo mismo a Pedro Sánchez con Pablo Iglesias: se le dificulta cada vez más gobernar por la posición extrema de Iglesias. Me esperanza que la sociedad busque ese centro. Lo que no hemos logrado las personas que predicamos la moderación y la mesura es volumen político. Es mucho más fácil tener connotación e impacto como solista. Se nota más un instrumento a destiempo que una orquesta armónica. Hay que buscar el volumen político que compense el grito del solista. Nuestra generación tiene hoy la gran oportunidad de comenzar a
“Hoy, Horacio Rodríguez Larreta es la figura más trascendente de la alternativa política.”
gobernar en un momento de mucha dificultad. Es la generación política producto del 83, que se formó y encontró su vocación escuchando a Raúl Alfonsín. Gente de diálogo, de consenso, de tolerancia, que mira al otro. Hablo de