Crece aquí el consumo de la “no hamburguesa”
La filial local de la start-up chilena Notco comercializa en nuestro país, entre otros productos hecho en base a vegetales, su hamburguesa “NotBurger”. Mauricio Alonso, Country Manager de NotCo Argentina, destaca la buena recepción que ha tenido.
—¿Cómo funciona un producto de este tipo en una región tan carnívora como América Latina y Argentina en particular?
—Hoy la categoría “plant based” en Argentina viene creciendo mucho en comparación con la región, es una categoría relativamente nueva y por eso explotó este año. Los favoritos de los argentinos son la NotBurger y los NotIceCream (un helado hecho en base a vegetales, ndr). Por eso creemos que los límites son infinitos. En medio de la pandemia, lanzamos por primera vez la NotBurger en Argentina, que se vende congelada, similar a cualquier hamburguesa de carne, y desde ese momento se vienen superando mes a mes. Tenemos todo tipo de consumidores. Lo más fuerte sigue siendo retail para nosotros, pero cada vez va ganando mucho más lugar lo que son ventas online, tanto en dietéticas, supermercados y apps. Con el lanzamiento de la NotBurger en hamburgueserías a su vez pudimos entrar en toda la parte de gastronomía de las apps como Rappi y Pedidos Ya, y lanzar nuestra tienda oficial online de NotIceCreams.
—¿Ven un futuro de alimentación sin mataderos?
—El futuro lo vemos sin mataderos de animales. Nuestro objetivo es que no existan más, y por eso creamos productos plant-based. Pueden llegar a pasar décadas para que esto pase pero seguramente con más compañías como NotCo sumándose a este cambio se pude acelerar. Depende mucho más de la oferta de compañías como la nuestra, porque si desde NotCo logramos que las personas que coman carne elijan nuestros productos la demanda de carne caerá y ayudará a cerrar los mataderos.
nguardia de hacer negocios.
De hecho, algunas como Ingredion, antes conocida como Corn Products International, hicieron su fortuna de la mano de productos “malditos” presentes en incontables alimentos procesados de consumo masivo, como el jarabe de maíz de alta fructosa y el almidón modificado.
Otras son Tyson Foods, el segundo procesador y comercializador de carne de vaca, pollo y cerdo más grande del mundo, Kellogg’s (la de los cereales para desayuno) y Conagra, la firma detrás de varias de las más importantes marcas de comida lista que se venden en los supermercados de Estados Unidos, de esas que están en las antípodas de lo que se considera saludable.
En el laboratorio. Mientras estos colosos esperan a ver qué puede caerles del cielo de las nuevas tendencias, un pequeño ejército de startups alrededor del mundo sigue creando novedades, ajustando los detalles de la “hamburguesa perfecta”, sin carne.
Junto a Estados Unidos, uno de los principales centros de esta rama de la food tech es Israel, donde hay startups que hasta tuvieron el atrevimiento de desarrollar un falafel hecho a base de algas en lugar de los tradicionales garbanzos.
Allí se está desarrollando también un producto que di
vide hasta a los veganos: la carne cultivada en laboratorio, con la firma Aleph Farms al frente de la carrera.
Aleph Farms es otro ejemplo de la combinación de emprendimiento, conocimiento y negocios. Con base en Rehovot, sur de Tel Aviv, fue creada entre el Technion, destacada universidad tecnológica, y la incubadora de nuevos proyectos The Kitchen, del grupo israelí de alimentación Strauss Group.
La tecnología detrás de Aleph Farms proviene del laboratorio de la profesora Shulamit Levenberg, en el Technion, donde se desarrollan nuevos métodos para “imprimir” en 3D tejidos y órganos humanos con el objetivo de trasplante. Y, también, para “imprimir” la “carne vacuna” que -a partir de células que en los animales vivos sirven para el proceso de reconstrucción de tejido muscular- produjo en el 2018 los primeros cortes de bistec fino de la empresa.
Ahora dieron otro paso adelante: con una tecnología de “bio-impresión” (que se diferencia de la impresión 3D tradicional porque produce células vivas reales que luego se incuban para crecer, diferenciarse e interactuar, con el fin de adquirir la textura y las cualidades de un filete real) desarrollaron un jugoso ojo de bife, el famoso “ribeye”.
“Reconocemos que algunos consumidores desearán cortes de carne más gruesos y grasos”, en comparación con el filete fino del 2018, dijo Didier Toubia, cofundador y director de Aleph Farms.
Estos bifes estilo Frankenstein, producidos sin dañar a ningún animal, seguramente necesitarán de mucho más tiempo para ser aceptados por los consumidores regulares de carne, más fáciles de convencer cuando se les sirve una hamburguesa hecha de proteína vegetal.
Posiblemente por eso, Aleph Farms tiene en marcha una campaña de seducción que incluyó una visita del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a su planta de producción, y una serie de videos publicitarios donde un conocido chef local prepara unos platos (que, al menos a la vista, parecen deliciosos) para una elegante degustación.
Además, confirmando que Asia puede ser la punta de lanza en esta modificación global de los hábitos alimenticios de la humanidad, esta empresa israelí acaba de firmar
Los bifes nacidos en laboratorio necesitarán tiempo hasta ser aceptados un acuerdo con el gigante Mitsubishi Corporation para introducir el bife de laboratorio en Japón, con algunas modificaciones para adaptarlo al paladar local.
Otra vez, el anunci del acuerdo da una buena definición de esta lenta revolución. “Proporcionaremos nuestra plataforma de fabricación escalable y probada (BioFarm) para el cultivo de filetes de músculo entero”, y Mitsubishi Corporation “aportará su experiencia en procesos biotecnológicos, fabricación de alimentos de marca y canales de distribución local en Japón”, señaló el comunicado.
Un texto quepodría haber aparecido en una novela de ciencia ficción de los años ‘60.
n*Periodista. Ex correponsal de la agencia ANSA en Washington.