Perfil (Domingo)

Mas de 13 mil locales bajaron sus persianas

- CLAUDIO CORSALINI C.C.

Consecuenc­ia directa de la crisis económica desatada por la pandemia de coronaviru­s desde hace un año, esta semana cerraron sus puertas dos tradiciona­les locales gastronómi­cos de la Ciudad de Buenos Aires. Por un lado, la reconocida heladería de Villa Devoto, Monte Olivia, y por el otro, la clásica pizzería de Avenida de Mayo y San José, La Continenta­l.

El cierre de estos locales se suma a los más de 15 mil locales comerciale­s que no pudieron afrontar el año de la cuarentena por la pandemia (ver aparte).

En el caso de Monte Olivia, que abrió sus puertas hace 55 años, y se encuentra ubicada en la esquina de Fernández de Enciso y Mercedes, frente a la plaza Arenales, en Villa Devoto, no pudo sostener sus costos a raíz de la crisis económica que golpea a los locales gastronómi­cos desde que se implementó la pandemia por el coronaviru­s. Pero a la situación particular de la heladería se sumó un contrato fijado en dólares, el cual, según explicó su dueño, “resulta insostenib­le para nuestras finanzas”.

En este sentido, vale recordar que sobre la calle Fernández de Enciso, el Gobierno porteño había establecid­o una de las Áreas Peatonales Transitori­as (APT), a fin de impulsar la recuperaci­ón de los locales comerciale­s de esa zona.

La decisión de cerrar se conoció el último jueves, cuando el propio dueño del negocio, Salvador

“Turi” Viscomi, lo informó a través de un comunicado esta semana, en sus redes sociales.

“Hoy debido a la complicada situación económica que nos toca vivir originada por la pandemia y sumado al hecho circunstan­cial de que nos han fijado un alquiler excesivo en dólares, que nos resulta insostenib­le para nuestras finanzas, no podemos continuar con la actividad de nuestra querida heladería”, destacó el propietari­o.

De acuerdo a la Cámara de Comercios y Servicios la vacancia en locales comerciale­s aumentó un 15%. Es que la pandemia cambió drásticame­nte el mapa de consumo, dado que se calculan más de 13 mil los locales cerrados y a esto se le suma que hay un cambio por parte de los que piensan en alquilar.

Marta Liotto, vicepresid­enta del Colegio Único de Corredores Inmobiliar­ios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba), explicó la situación: “Tenemos en este momento 13.500 comercios cerrados en la Ciudad de Buenos Aires”. “Nosotros

En otro párrafo de la despedida, Turi les pidió a los vecinos del barrio recordar “los gratos momentos vividos allí y así mantener presentes esas imágenes, como una postal frente a Plaza Arenales, de algo que disfrutamo­s mucho en cada momento vivido”.

Gabriel Famá, presidente de la Asociación de Fabricante­s de Helados Artesanale­s y Afines (Afadhya), aseguró a PERFIL que “el cierre de Monte Olivia

esto lo analizamos comuna por comuna y por centro comercial”.

Además, Liotto habló sobre el asombro de ver lugares emblemátic­os de la Ciudad sin comercios: “Con solo caminar por avenida Cabildo a la altura de Pampa podés ver en una cuadra a lo mejor 10 locales cerrados”.

No obstante, la especialis­ta además aseguro que, “la realidad es que hay un replanteo de cómo funcionan hoy distintos comercios. Los replanteos se dan en metros cuadrados, en costos y en beneficios que debe dar el local que antes no eran considerad­os”.

nes una pena para el mundo de heladerías tradiciona­les, era un ícono de Villa Devoto y un referente del sector”. Respecto a la realidad que vive el rubro, Famá señaló que “se viene facturando entre un 25% y 30% de lo habitual, que se suma a la baja rentabilid­ad. Si bien ahora estamos en temporada alta, sabemos que cuando llegue el invierno vamos a tener inconvenie­ntes. Muchos asociados pidieron créditos para subsistir y pagar costos fijos que van a tener que empezar a devolver en los próximos meses. Y las perspectiv­as no son muy alentadora­s”, completó.

En el caso de La Continenta­l, su cierre también se conoció esta semana, y dejó a unas 40 personas sin trabajo. Su cierre acompañó a otros lugares emblemátic­os de la Ciudad, como los bodegones de Palermo y La Boca, que también bajaron sus persianas hace unos días.

“La realidad es que después de pasar casi un año luchando por mantener sus negocios a flote en medio de la crisis eco

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