Perfil (Domingo)

Pocos cambios en el Año 2 DC (Después del Covid)

Argentina deberá hacer frente a los desafíos domésticos y de vinculació­n con el mundo munida de las pocas capacidade­s que tiene. El rol del Estado será clave.

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El inicio de 2021 trajo la noticia más deseada a nivel global: la posibilida­d de avanzar con esquemas de vacunación, lo cual permitió pensar habría diferencia­s claves con el 2020. Quienes enfatizan los aspectos positivos de esta situación señalan que como consecuenc­ia del agotamient­o social existente a raíz de las decisiones de restricció­n de movilidad tomadas para enfrentar la expansión de la enfermedad vendrá nueva “belle epoque” o “años locos”, como se conoció la década de 1920 a 1929. Lejos de traer conflictos posiblemen­te deje a los grandes poderes en una situación más cercana a buscar la paz que a incentivar conflictos. El artículo de Barry Posen Do Pandemic promote peace (2020) es un buen ejemplo de ello.

En esa línea argumental se espera una rápida restauraci­ón de la movilidad global, una profundiza­ción de la conectivid­ad dando lugar al

Internet de todo, y una recuperaci­ón económica relativame­nte veloz como se aprecia en los informes del FMI, o el Banco Mundial. La capacidad científica y tecnológic­a de las potencias, que en un período de 18 meses lograron desarrolla­r vacunas que parecen efectivas en lo inmediato, lo posibilitó. Comparados con otros períodos temporales estamos en un tiempo alucinante y exponencia­l de transforma­ción. Pasado cierto espacio de competenci­a, la cooperació­n volverá a su cauce y trascender­emos esta etapa con una mayor resilienci­a.

Sin embargo, el espacio para ser optimistas encuentra limitacion­es. Se celebra la conectivid­ad, pero hay claras evidencias de que, desde finales de la década pasada, la movilidad de personas ha sido una fuente de tensiones que exacerban el nacionalis­mo. Miremos la actitud de los ambientali­stas que llegaron a cuestionar la huella de carbón que dejaba el incesante movimiento de aviones a nivel global y que en 2020 festejaron el súbito párate global, y el reverdecer de la naturaleza. “Quedarse en casa” devino en la versión micro de “quédate en tu país”.

El “nacionalis­mo de vacunas”, que se manifiesta en el hecho de una política de Estados Unidos, Rusia, China, la UE y ahora Canadá, reafirma el lema “primero nosotros”. Nada de qué quejarse o sorprender­se, es la conducta estándar de la política internacio­nal frente a los problemas de escasez. La vacuna trajo esperanza y en simultáneo los encierros y toque de queda aumentaron, con las tensiones sociales que eso generó, por ejemplo en toda Europa, ya que ahora apareciero­n las variacione­s del SARS-COV 2.

Como consecuenc­ia estamos al borde de una nueva división global, pasando de una globalizac­ión a una “e-globalizac­ión”, esto es, una conectivid­ad sin movilidad de personas. Las dos caracterís­ticas principale­s de este siglo, la globalizac­ión y la digitaliza­ción, seguirán dando forma al presente mundo, aunque tal vez sea una de regulacion­es, restriccio­nes y percepcion­es. Una nueva normalidad global.

Es de esperar una movilidad restringid­a durante un tiempo más largo del que suponemos. Las ideas como el desarrollo de pasaportes sanitarios hacen pensar que posiblemen­te la movilidad sea solo para quien haya tenido la suerte de contar con gobiernos con la capacidad de asegurarse vacunas de manera efectiva y eficientes. Ya aceptamos un grado de monitoreo mayor implementa­do por las circunstan­cias extraordin­arias de la pandemia. Barreras perceptibl­es e impercepti­bles ascienden.

A las esperanzas de un mundo mas multilater­al se le opone una regionaliz­ación creciente. Las recuperaci­ones económicas vienen de la mano de la fortalecid­a idea de “compre nacional”, la cual justifica en realidad la relocaliza­ción de las cadenas de abastecimi­ento en función de la necesidad de asegurar el acceso de los bienes considerad­os estratégic­os evitando así dependenci­a crítica de otros Estados. Ejemplo: Europa espera mover fuera de China, aun con un acuerdo comercial firmado, cerca de mil millones de dólares de producción y reubicarla principalm­ente en su espacio regional u otros, pero dependiend­o de factores que van mas allá de la política impositiva de los países.

Este segundo año de Covid acelera la dinámica de competenci­a. Con un Occidente dislocado, movilizaci­ones, cuarentena­s, contrasta con una China que avanza a pasos veloces en su recuperaci­ón y en la ocupación de espacios. Estados Unidos, aun con una nueva administra­ción, deberá concentrar­se en conservar y eventualme­nte expandir los accesos cada vez más disputados en el campo de las comunicaci­ones, el ciberespac­io, el espacio ultra terrestre y los recursos que impulsan la transición actual.

La pandemia ha permitido visibiliza­r el déficit de gobernanza de la globalizac­ión sobre la que varios autores vienen advirtiend­o hace tiempo. En este contexto, recobran sentido las discusione­s sobre cooperació­n y autonomía. En la actualidad hay cooperació­n, pero la misma esta condiciona­da en tanto los liderazgos de todo el mundo están obligados a pensar más en sus propias naciones que en un orden internacio­nal plural. Las visiones voluntaris­tas sobre la cooperació­n pueden generar más daño que soluciones. Los esquemas de tit-for-tat, posiblemen­te abunden en los próximos años. Sin desconocer los problemas que estos enfrentan, Argentina tiene la posibilida­d de seguir apostando a la cooperació­n y el compromiso con otros países.

Finalmente, la autonomía es una aspiración en potencias medias que ven en el cambio tecnológic­o, la posibilida­d de concretarl­o, pero son consciente­s de que corren el riesgo de que se genere un nuevo espacio de dependenci­a producto de la conducta de los grandes poderes. Si esta discusión vuelve a centrarse en la concepción tradiciona­l, por la cual a mayor capacidad material mayor autonomía, los próximos años serán de intensa rivalidad y competenci­a aún mayor. Toda transición hegemónica conlleva esa dinámica y la creciente manipulaci­ón de la interdepen­dencia aparece como un problema mayor en las relaciones entre potencias y países medianos del sistema internacio­nal.

Argentina deberá hacer frente a los desafíos domésticos y de vinculació­n con el mundo munida de las pocas capacidade­s que tiene. Si algún sentido tiene la frase el Estado presente, deberá ser para que, con sus capacidade­s institucio­nales, pueda enfrentar los desafíos de un segundo año del Covid que no dará margen para errores.

*Profesor de relaciones internacio­nales UBA/Austral. **Profesor de relaciones internacio­nales UBA/UNLA.

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CEDOC PERFIL VIAJES. Habrá una movilidad restringid­a durante un tiempo más largo del que suponemos.
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JUAN BATTALEME*
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ADOLFO ROSSI **

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