La novela que no deja de ser un perfecto boceto
Es una suerte, un milagro, una real verdad que a la hora de los cuentos, pocas cosas, pocas firmas, han sido tan contundentes como Neil Gaiman. El inglés Gaiman es desde los años 80 una usina de relatos que, hace rato, entiende cosas que el mundo hoy se plantea más con un Excel en mano que con sentido común (la diversidad como burocracia, en lugar de real aspecto nutritivo que debería generar la mezcla de voces en cualquier ambiente, sobre todo de relatos).
Hoy el señor Gaiman es el nombre más importante detrás de la tercera temporada de la adaptación de su magnus opum , un libro que genera versiones, digamos, “humanas” de los dioses y que ponía en escenaciertas que tensiones que en su reciente adaptación al mundo de las series, fueron modificadas y actualizadas. Por ejemplo, como se da la presencia del dios que representa a la tecnología y su poder. De esta forma, cual masa madre, se muestra un poco no tanto la universalidad de Gaiman sino el potencial y las ganas de su relato de entender el mundo.
Pero el camino a esta tercera temporada no fue fácil. Desde siempre, desde sus primeros pasitos, el show sufrió problemas XL, perdió showrunners, los recuperó y así la rutina. Y aún así, American Gods, junto con The
JULIETA FANTINI
Boys, prueba que Amazon es el hogar de ciertas adaptaciones que tienen reales ganas de alterar el mundo, y no andar a los grititos por lo que debería ser o el cine o, uff, el mundo. La ferocidad de esta tercera temporada deja en claro esa distancia y esa libertad: allí donde antes había problemas, hoy hay un show como pocos, no solo lúcido, sino canchero, en el mejor sentido posible. American Gods se ve como pocos programas actuales, incluso aquellos que tienen el presupuesto para verse así: una mesa de showrunners no es la mente de Gaiman, y eso queda la vista en muchos momentos claves de estos episodios que empiezan a entender no tanto el libro, sino que puede hacer el libro como serie. Mientras el mundo espera la llegada del nuevo Game of Thrones, que será la adaptación de otro clásico de Gaiman, The Sandman, no es una mala idea descubrir la mejor serie, hasta ahora, basada en Gaiman.