racing apenas logró un empate en el final
Igualdad inmerecida para los de Pizzi.
Hay dos cuestiones a destacar del partido que anoche Racing y Aldosivi empataron en Avellaneda. Primero: Aldosivi jugó como en las mejores épocas de su joven y flamante entrenador, Fernando Gago. Prolijo, con pases asociados, cuidando la pelota pero también avanzando y generando peligro. Segundo: Racing está sin rumbo. Y no tiene que ver con el resultado, sino con el desarrollo: el equipo de Juan Antonio Pizzi no transmite nada, no llega, marca pésimo y todo ese andamiaje fallido conspira para que los errores individuales se transformen en errores decisivos. La semana pasada, en la derrota ante Banfield, el error fue de Soto; anoche, de Mena.
En teoría, Aldosivi y Racing son equipos parecidos.
Los dos intentan proponen, pregonan cierta elaboración de juego desde abajo, tienen jugadores que le dan contenido –Gil Romero en el conjunto marplatense, Rojas en la Academia- pero la teoría muchas veces no se aplica en la práctica. Y mientras Aldosivi ayer lo hizo, Racing no.
Acaso la mejor manera de homologar lo que pretende Gago sucedió en el primer gol de Aldosivi: desde la mitad de la cancha, con pases cortos, desequilibrio individual y un remate que se metió abajo. El segundo, cuando el marcador iba 1 a 1, fue a partir de un error de Mena.
Los goles de Racing llegaron de la manera más previsible. Como no genera juego y menos situaciones de riesgo, casi que está supeditado a las jugadas paradas: el primero luego de un córner ejecutado por Rojas y el segundo, sobre la hora, a través de un tiro libre de Chancalay.