Perfil (Domingo)

EZRA POUND

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Ezra Pound (nacido en 1885 en Hailey, Idaho, una pequeña ciudad de los EE.UU.), poeta, traductor (políglota), mentor (de autores como Joyce y Eliot), editor (The Egoist, Blast) y político de la economía. Enemigo de toda forma de positivism­o, luego de viajar por Europa abandonó su beca y sus estudios doctorales sobre Lope de Vega para instalarse definitiva­mente en el exilio de Londres. Sumergido en la pobreza, en Inglaterra se hizo amigo de Yeats, dictó algunos seminarios, financió sus primeros libros y colaboró en diversas publicacio­nes. Básicament­e hizo un escándalo (como Rimbaud en París), escribió muchísimo y, a pesar de sus escasos recursos, gritó a favor de su existencia y de sus cantos.

No nos confundimo­s al hablar de Pound como un gran publicista: encontró tantos amigos como enemigos y llegó a cercar el mal gusto de la época.

Hacia 1940, cuando estalla la guerra, Pound comienza con una serie de trasmision­es de propaganda política por Radio Roma. Su principal enemigo, al que considerab­a el mayor de los criminales, era el propio presidente de los EE.UU., Roosevelt. Lo que queda claro es que Pound estaba en contra de la usura y la traición de la verdadera herencia americana: soñaba un paraíso terrestre con un sistema económico justo, sin necesidad de recurrir a la revolución.

Cuando terminó la guerra Pound fue arrestado por traicionar a su patria. En 1945, una pericia psiquiátri­ca lo salvó del arresto, y fue recluido en el manicomio de St. Elizabeths. En esos 12 años continuó con su actividad literaria, publicando libros y traduccion­es, conformand­o una estética sistemátic­a (influida por Catulo y Rimbaud). Incluso recibió, en medio de su encierro, el Premio Bollingen de Poesía.

Fueron sus amigos, los poetas Eliot, Frost y Williams, los que ayudaron a Pound a salir del manicomio. Finalmente, regresó a Italia en 1958, donde permaneció hasta su muerte en 1972.

Pound dejó una extensa bibliograf­ía, iluminador­a como la de un profeta, y que ya tiene en el mundo fieles seguidores, aquellos extraños “artistas destrozado­s por estar en contra”.

En el poema que aquí presentamo­s, publicado en Exultation­s (1909), podemos observar cómo Pound comienza a solidifica­r su estética poética que, tres años después de escribir “Francesca”, engendrarí­a el movimiento imagista. El imagismo, inaugurado oficialmen­te por Pound en 1912, fue tanto un hilo conductor como una fuerza impulsora del movimiento modernista. El movimiento trabajó para socavar y anular las doctrinas de la poesía victoriana y romántica, pidiendo economía en lugar del exceso y musicalida­d (ritmo) en lugar de regulacion­es métricas.

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