La gran sorpresa del 2020 regresa todavía mejor
Ah, 2020, ¿quién no se ha quejado una y otra vez de tus trampas, tus heridas y tus modos? Bueno, un pequeño souvenir que no hubiera existido sin la cuarentena, es, sin dudas, la serie inglesa Staged, producida por Infinity Hill. Staged
es basicámente un meta juego permanente, un guiño de ojo que deviene ballet: los actores Michael Sheen y David Tennat se hallan en cuarentena intentando llevar a cabo una obra virtual. Bah, intentando ponerla en escena. Y segundo “bah”, ese fue el punto de partida. Pero no la rutina no es básica aunque el envoltorio se ve simple, cotidiano y, por supuesto, estresante:
Staged es colosalmente mejor que cualquier intento de traducir la incomodidad del mundo hoy, desde las charlas por Zoom a las miserias encerradas de sus personajes (que, claro, tienen el mismo nombre de los actores protagonistas, y ellos llevan a cabo ese juego con maestría, pisando intencionalmente con caca en las zapatillas y envidia en otros rincones su pasado en series como Good Omens, Dr. Who o peliculas como Frost/Nixon).
De hecho, para ser sinceros, Staged es la comedia más interesante que ha visto la luz en los últimos años. Obvio que la respuesta casi ninja de la comida a la urgencia suma (y dista del institucional “che, portensé bien” que inundó a tanta reunión de gente en casas millonarias), pero no urgente y cuidadada que tengan piedad con ella. Todo lo contrario: la rápidez en su ejecución, y la locura palpable en su premisa, muestran que aunque Netflix grita pluralidad, ingenio y otras cosas bastante fuerte, esta a años luz de generar un objeto tan feliz, miserable, luminoso y enojado consigo mismo y con la industria de Hollywood. Por ejemplo, Bad Trip, cámara oculta de Netflix, Borat pero versión Atlanta, podrá ser humanista pero sigue estando más cerca del chistecito para Tinelli que de este salto evolutivo.
Un ejemplo enorme: el uso del cameo, que aquí ya se convierte en algo descarado. Si bien el cameo ha sido un comodín de la comedia de los últimos años, aquí, en esta segunda temporada donde la versión americana de la primera temporada de Staged no quiere a los actores ingleses, todo es mucho más quirúrjico y nuclear. Un instante que da cuenta de esa inteligencia y de las ganas de reírse en el espejo aprentando los dientes de odio (distintas a tantas otras ganas de reírse en el espejo de la industria) es la presencia de Judy Dench, poniendo los puntos y hasta burlandosé de su rol como un gato en Cats. En años, cuando se levanten las cuarentenas, solo un objeto estará ahí, infeliz y poderoso: Staged.