Perfil (Domingo)

Secretos de la política aviar

- GUSTAVO GONZÁLEZ

Los políticos que visitaron a Carrió en las últimas semanas aseguran que ahora solo salen flores de moderación de su boca. Están los que piensan que es su reconocimi­ento a la gravedad de la situación social y los que están convencido­s de que se trata, simplement­e, de amoldarse a la línea que baja Rodríguez Larreta en pos de resguardar los espacios de poder de su Coalición Cívica en la Ciudad de Buenos Aires.

También están los que cuentan, sin ironía, que el verdadero motivo de su cambio fue alguna revelación divina que recibió este otoño. Lo cierto es que su viraje coincide con el duelo en la oposición entre halcones y palomas.

Formas y fondo. Esa es la corporizac­ión animal del duelo en JxC entre quienes creen que la forma de relacionar­se con el adversario político debe ser más o menos dura. En el Gobierno ocurre lo mismo.

Los halcones de la oposición y del oficialism­o suponen que, frente a los que están del otro lado de la grieta, solo se puede responder con contundenc­ia, porque “de eso depende el futuro del país”. Esos sectores pueden llegar a ver a sus respectiva­s palomas no tanto como a personas con diferentes visiones, sino como a dirigentes sospechoso­s y acomodatic­ios, capaces de entablar negociacio­nes con el otro bando que pongan en peligro la razón de ser de cada grupo.

Hasta puede haber más simpatías en- tre los halco- nes de uno y otro lado (Ber- ni y Bullrich, por ejemplo), que entre los halcones y palomas del mismo lado. Entre las palomas sucede algo similar: la relación que alguna vez tuvieron Alberto Fernández y Larreta mostraba eso, igual que la que siguen manteniend­o altos funcionari­os albertista­s y larretista­s.

Las diferencia­s ideológica­s son la separación natural entre los dirigentes de los partidos, aunque también existen factores que son mucho más de forma que de fondo. Pero, a veces, las formas significan tanto como el fondo.

A los halcones de ambos grupos los pueden separar cuestiones ideológica­s y éticas, pero se parecen en sus posiciones irreductib­les, sus tonos más elevados, en el uso de adjetivos descalific­adores, en el nivel de certeza con el que construyen sus frases, en gestos más aguerridos.

Las palomas de todos los sectores también están asociadas por cuestiones de forma, aunque en sentido contrario: posiciones más conciliado­ras, tonos medidos, menor uso de adjetivos, menos certezas, gestos más módicos. Unos y otros parecen unidos por ciertos rasgos psicológic­os, quizá hasta químicos. Si hubiera que imaginarlo­s en sobremesas de amigos, podrían aparecer juntos Berni, Bullrich, Grabois, Fernando Iglesias, Cristina, Waldo Wolf y Guillermo Moreno. O Larreta, Guzmán, Vidal, Vizzotti, Quiroz, Beliz y Schiaretti. Serían sobremesas muy distintas.

Teoría de los juegos. El modelo de Halcones/Palomas está estudiado por la teoría de los juegos, ese método de análisis aplicado a la resolución de conflictos a través de ecuaciones en las que se les atribuye determinad­o valor a opciones como “colaborar”, “traicionar”, “atacar” o “rendirse”. Esos modelos muestran que las sociedades conviven mejor cuando alcanzan un equilibrio entre halcones y palomas. Demasiados halcones o demasiadas palomas representa­rían siempre un peligro, un equilibrio inestable.

Una interpreta­ción de la actual moderación de Carrió podría ser que representa a una sociedad que viene de años de desequilib­rio en los que los halcones de los distintos sectores eran notoriamen­te más que las palomas. Volviendo a la teoría de los juegos: si la mayoría mantuviera la actitud agresiva de los halcones, nadie terminaría ganando, porque el enfrentami­ento constante destruiría a todos.

El jueves pasado, en el mismo momento en que Carrió almorzaba en su casa de Exaltación de la Cruz con Larreta y Vidal, Macri y Bullrich difundían una foto en la que se los veía juntos en la casa del ex presidente en Vicente López.

Bullrich es la líder de los halcones, detrás de ella está Macri. Lleva en su ADN el gen setentista de la confrontac­ión (ex montonera, ex ministra combativa de De la Rúa y de Macri), y hoy lidera al votante del PRO que más repele al peronismo. En privado, asume una posición crítica de la gestión macrista, justamente por la tibieza con que según ella se impulsaron algunos cambios, sobre todo en materia económica y laboral. En sus charlas con Macri, ahora él le da la razón.

Bullrich/Larreta. Ella dice entender mejor que nadie al peronismo, pero –siempre halcón– cree que con el peronismo y el sindicalis­mo se debe negociar ejerciendo el poder sobre ellos, no desde la debilidad.

Larreta es el líder de las palomas y ya no tiene jefe. También está inoculado por un GEN peronista, pero a diferencia del de Bullrich, no es setentista, sino noventista. Representa al votante que se siente agobiado por los discursos de la grieta y que puede ser antikirchn­erista, pero no antiperoni­sta. Coincide con Bullrich en la mirada crítica sobre la gestión de Macri, pero –paloma al fin– cuestiona que haya sido un gobierno cerrado en lugar de abrirse a otros sectores. Está convencido, como Vidal, de que nadie en la Argentina podría ser un presidente exitoso si representa solo al 40% del electorado.

Los halcones afirman que Bullrich debe ser la candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires, entre otras cosas porque “fue la principal voz que enfrentó a este gobierno mientras María Eugenia guardó silencio”. Para ellos, Vidal debe competir en la Provincia. De lo contrario, prometen internas en la Capital “que no le sirven a nadie porque dejarán herida a quien pierda, Patricia o María Eugenia; y si Horacio envía a Santilli a la Provincia, ahí también habrá PASO con Jorge (Macri) y nos desgastará a todos. Horacio tiene que negociar con Patricia, a quien hasta ahora nunca le dijo que no era su candidata”. También aseguran que las veces que Bullrich se reunió con Carrió, esta siempre la alentó a seguir con su tono crítico.

Por otra parte, entienden que Larreta sea “extremadam­ente moderado con el Gobierno” por sus responsabi­lidades ejecutivas, pero los halcones prometen continuar con la misma dureza que hasta ahora: “Reclamar por la presencial­idad en las escuelas, ir en contra del avasallami­ento de las libertades y enfrentand­o este desastre económico”.

Fuego. Las palomas piensan que los halcones juegan con fuego: “Si siguen arrojando nafta, nos podemos quemar todos. Hasta desde la convenienc­ia electoral es malo, porque la sociedad castigará en las urnas a los políticos que se pelean entre ellos en lugar de sentarse a buscar soluciones”. Creen que la oposición ganará en las próximas elecciones “mostrando racionalid­ad, sin dejar de criticar lo que está mal y dejando en evidencia la sinrazón del Gobierno”. En cuanto a las internas, este sector sostiene que “el jefe político de la Ciudad es Horacio y es él quien debe definir a sus candidatos, María Eugenia es mejor que cualquiera en Capital”.

Halcones y palomas coinciden en que antes de julio se definirán los candidatos y que “la unidad es indestruct­ible”. Uno de sus máximos dirigentes parafrasea a Perón: “Él decía que en el movimiento había confrontat­ivos y contemplat­ivos, pero en el fondo eran todos peronistas. Bueno... acá, en el fondo, somos todos Juntos por el Cambio”.

El giro moderador de carrió impactó en el duelo entre duros y blandos. Unos critican el silencio de vidal...

... frente al Gobierno y los otros acusan a los halcones de arrojar nafta en medio de la pandemia

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PICOTAZOS. Bullrich y Larreta en pugna por el armado de listas. Por momentos, los halcones opositores y oficialist­as coinciden más entre ellos que con las palomas de sus espacios. Con las palomas pasa lo mismo.
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