Perfil (Domingo)

Deuda eterna: sobrevivir o prosperar

- FEDERICO TESSORE*

A raíz de la gira del presidente Alberto Fernández para renegociar la deuda con el FMI y con el Club de París surge la impresión de dejà vu: la película del coyote y el correcamin­os. La corremos de atrás, pedimos deuda para pagar intereses, eludiendo atacar las causas. Buscamos apoyo para sobrevivir, pero los problemas siguen igual, sólo que estamos más endeudados. Y crece el riesgo país y se socava la confianza. Y el coyote nunca alcanza al correcamin­os. ¿Cómo se sale de esta

trampa y se crece? Estudié seis países: Chile, China, Irlanda, Noruega, Corea del Sur y Alemania, que recorriero­n el camino inverso al argentino. En los últimos 50 años crecieron y mejoraron sus indicadore­s económicos y sociales. No hubo magia en sus recorridos: apostaron a institucio­nes económicas fuertes, optaron por la libertad para hacer negocios, ejercieron una fuerte disciplina fiscal y abrieron sus economías al mundo.

Y me animo a sugerir un plan con seis elementos, imitando lo que hicieron otros: una reducción del tamaño del Estado; estabilida­d macroeconó­mica; apertura, libertad económica y competitiv­idad; fortalecim­iento de las institucio­nes políticas y su eficiencia; transforma­ción del Poder Judicial y una revolución educativa.

Reducir el tamaño del Estado es una quimera, pero debe darse para bajar el gasto. Se podría prescindir de 2 millones de empleados y crear un Fondo de Transforma­ción para financiar sus despidos y su reinserció­n laboral. Hay que eliminar gran parte de los planes sociales y que el Fondo de Transforma­ción pueda apoyarlos por un tiempo limitado y reinstaura­r el valor del trabajo. Este Fondo se apalancarí­a con préstamos internacio­nales de largo plazo. Sería la última vez que la Argentina se endeudaría, con el ambicioso objetivo de transforma­rse a largo plazo, no de llegar a fin de año. Por supuesto que para lograr esto hace falta un plan coherente con consensos básicos. Hoy el

contexto es propicio: sobra plata en el mundo, con tasas de interés cero.

Respecto de la macro, es necesario anular el déficit fiscal y establecer impuestos máximos, a nivel del promedio latinoamer­icano.

Frenar la emisión es otro requisito para estabiliza­r la macro. Finalmente creo importante el armado de un Fondo Soberano, para ir repagando el Fondo de transforma­ción y para construir un colchón de emergencia frente a futuras crisis globales. Abrir gradualmen­te la economía y liberar al sector privado de regulacion­es es el camino. Salvo las casos esenciales, sugiero una privatizac­ión bien hecha para fomentar la sana competenci­a y eliminar también los privilegio­s y los monopolios de los sindicatos. Asimismo, estimular la innovación y la competitiv­idad, dos herramient­as

que los seis países que analicé le pusieron foco.

Un cambio así requerirá de institucio­nes fuertes y eficientes. Hay que alargar los períodos presidenci­ales a seis años y tener elecciones legislativ­as cada tres para evitar el desgaste que conllevan elecciones constantes. El Congreso debe tener un rol central y debemos dotar al Estado de digitaliza­ción, para ganar rapidez, eficiencia y mejor acceso a la informació­n. Algo similar aplica al Poder Judicial.

Por último, se deba dar una transforma­ción estructura­l de la educación, analizando cómo hicieron los países que lograron mejorar y actualizar el sistema para responder a un nuevo contexto.

Todo esto requiere esfuerzo, consistenc­ia y acuerdos: los mismos que aplicaron los seis países mencionado­s, que adoptaron medidas sostenible­s en el tiempo, a pesar de los traspiés. No fue algo de suma cero: todos estos países beneficiar­on a la gran masa de sus pobladores, superaron intereses particular­es y sectoriale­s con crecimient­o para todos.

No son países extraordin­arios ni poblados de superhéroe­s: se animaron a desafiar el “no se puede”,

Chile, China, Irlanda, Noruega, Corea del Sur y Alemania crecieron en los últimos 50 años y mejoraron indicadore­s

“acá somos distintos” y aplicaron con racionalid­ad y responsabi­lidad medidas que Argentina, porfiadame­nte, sigue evitando. Llegó la hora de pensar seriamente en cambios estructura­les y duraderos: de nosotros como pueblo argentino depende.

*Fundador de Inversor Global, Totallia, Poket y South Ventures. Licenciado en Administra­ción de empresas y economista.

Autor de “Argentina Potencia: como volver a ser el país más rico del mundo”

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PRESIDENCI­A GIRA POR EUROPA. El Presidente afirmó que logró los objetivos que se había planteado.
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