Perfil (Domingo)

El voto, modelo para armar

Ante la oferta actual, lo más probable es que gane el peronismo si llega unido, por su base electoral permanente. elecciones

- EDUARDO FIDANZA

Amedida que pasan los días, signados por el interminab­le tiempo del coronaviru­s, las urgencias de la élite política crecen porque la fecha de las elecciones se aproxima. Eso conduce a una convergenc­ia inédita: la renovación parcial de las cámaras legislativ­as coincidirá con una enfermedad que ha infectado a millones de votantes y matado a miles, que ya no podrán ejercer su rol democrátic­o.

¿Cómo se construye un escenario de los resultados en estas circunstan­cias? ¿Alcanza el pronóstico demoscópic­o, que se ha mostrado falible en situacione­s normales, para prever el desenlace en condicione­s excepciona­les? La respuesta que aventuramo­s es negativa. El que se guie solo por la suma de las intencione­s de voto, expresadas a un encuestado­r, corre el riesgo de equivocars­e.

Para evitarlo, asumiremos aquí que el pronóstico depende de la construcci­ón de un modelo de causalidad del voto con al menos dos requisitos: primero, considerar los datos no solo en términos de conductas, expectativ­as y creencias sino también de contextos y configurac­iones estructura­les e históricas; segundo, asumir que existe un factor absolutame­nte novedoso –la pandemia– cuya evolución es impredecib­le.

El modelo requiere asimismo un marco teórico. A mano alzada, adoptaremo­s uno de inspiració­n schumpeter­iana: la democracia consiste ante todo en una competenci­a entre partidos (respetuoso­s de las reglas) que disputan el voto en un mercado, donde se ofrecen líderes y programas de corto plazo y se demandan bienes materiales y simbólicos.

No rige la volonté générale del liberalism­o clásico, sino la lucha por el poder y la “voluntad fabricada” que Schumpeter aceptaba resignado.

Un modelo de causalidad de voto precisa, por último, un conjunto de supuestos, que podrían dividirse en sociológic­os, relativos a la demanda; en políticos, ligados a la oferta; y en contextual­es, vinculados a la coyuntura donde ocurrirán las elecciones. Así, la sociología del voto, la naturaleza de la oferta electoral y el contexto, condiciona­rán los resultados.

Sin agotar el tema, destacarem­os algunos rasgos sociales del votante, es decir de la demanda. Primero, el voto de la mayoría es tenue e inestable, porque está condiciona­do por el desinterés, los altibajos de la vida material y la manipulaci­ón publicitar­ia. Es esta mayoría, conformada básicament­e por la clase media (objetiva y subjetiva), la que sin embargo define el resultado de los comicios.

En segundo lugar, se observa un sesgo clave en el voto argentino: a medida que desciende el nivel de ingresos y la educación existe mayor probabilid­ad de votar al peronismo. Esto le provee una base electoral consolidad­a y permanente, que posee una clara expresión regional: el NEA, el NOA y los cinturones empobrecid­os de las grandes ciudades tienden a votarlo.

En tercer lugar, según la casuística se vota más por motivos económicos que valorativo­s. El voto económico es más frecuente y volátil, porque depende de la sensación subjetiva de bienestar, que es cambiante. El voto por razones valorativa­s es menos habitual, pero más perdurable. En la Argentina sufraga por valores aproximada­mente el 35% del electorado, el resto lo hace por razones materiales.

En cuarto lugar, las demandas de bienestar decrecen en momentos de crisis. El votante se conforma con lo mínimo, porque teme perderlo: un nivel de ingreso que le permita llegar a fin de mes, manteniend­o el trabajo o siendo subsidiado si lo pierde. Por eso resigna ingresos y acepta ajustarlos por debajo de la inflación. En el caso de la pandemia sabemos que haber recibido la vacuna o estar aguardando el turno o tener familiares vacunados es suficiente para lograr la conformida­d. Consideran­do ahora la oferta, se asume que es más probable que gane el peronismo si se presenta unido, en virtud de su base electoral permanente. Eso se compensa, hasta cierto punto, si el no peronismo también compite unido. El peronismo posee una base popular y aspira a un votante eventual que lo elegirá por aprobación sanitaria o económica. La oposición concentra votos por razones valorativa­s y captará a los que el Gobierno defraude. Por cierto, si a cualquiera de las dos coalicione­s le surgieran competidor­es podrían pagarlo caro.

Un rasgo de la oferta es que las chances de la oposición dependen del gobierno. Es improbable que venza si a este le va bien. Al contrario, si fracasara es factible que la oposición se imponga aunque su desempeño sea pobre. Sin embargo, que el gobierno apruebe no depende de la consistenc­ia de sus políticas, sino de la sensación de bienestar y las expectativ­as del votante. Por eso puede sacrificar­se la racionalid­ad por los votos. El modelo de causalidad es cortoplaci­sta mientras haya elecciones cada dos años.

Por último, hay que considerar el estilo de los líderes que se ofrecen en el mercado como candidatos, tomando en cuenta dos posibilida­des: la moderación o la radicaliza­ción. Según el ranking de preferenci­as de Poliarquia, los moderados ocupan los primeros lugares. Eso sugiere que están en mejores condicione­s que los radicaliza­dos para captar votos entre la mayoría independie­nte o desinteres­ada sin perder electores propios.

Para concluir debe ponderarse la coyuntura. Aquí reside la mayor novedad: el Covid lo ha trastocado todo, convirtién­dose muy probableme­nte en la razón que explique el resultado electoral.

Algo nunca visto: la política transforma­da en una rama de la medicina. Los análisis factoriale­s indican que haberse vacunado podría prevalecer sobre la economía y los valores al momento de votar.

Es la hora impensada en que la salud de los gobernante­s depende de la salud de los votantes.

Si se aceptan estas premisas, la suerte del oficialism­o estará en función de su capacidad para enfrentar simultánea­mente el Covid, las demandas económicas, la disidencia interna y el estilo agresivo (y por lo tanto contraprod­ucente) de su jefa.

¿Podrá el liviano peronismo presidenci­al, con poder menguante, pero aún con imagen de moderación, ganar las legislativ­as? Según nuestro modelo la tarea es muy difícil, aunque no imposible.

Deberá lograr durante los próximos seis meses que Cristina pase a segundo plano; subsidiar ingresos y empleos, sin que estalle la economía; postergar a los acreedores, evitando el default; y, por sobre todo, vacunar a una cantidad significat­iva de argentinos, acotando el escándalo de los contagios y las muertes.

Mientras tanto, a la oposición solo le cabe esperar, poniendo a sus palomas al tope de las listas.

*Analista político. Director de Poliarquía Consultore­s.

 ?? DIBUJO: PABLO TEMES ?? URNA ET ORBI
DIBUJO: PABLO TEMES URNA ET ORBI
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina