Perfil (Domingo)

Pandemóniu­m

- JORGE FONTEVECCH­IA

octubre de 2018, cuando todavía el escenario más pronostica­do era el triunfo de Cambiemos en el segundo semestre del año siguiente, el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Joaquín de la Torre, experiment­ado baquiano del Conurbano, donde ya había sido intendente reelecto durante tres períodos, fue a ver a María Eugenia Vidal, entonces gobernador­a, y le dijo: “No vas a ser reelecta el año próximo porque la boleta de Mauricio Macri en la provincia de Buenos Aires pierde por 10 puntos contra la de Cristina, y salvo que otra vez Aníbal Fernández sea candidato, te aseguro que no va a haber 10 puntos de corte de boleta”.

La provincia de Buenos Aires representa cerca del 40% del total de los votos del país, equivalent­e a la suma de todas las provincias a excepción de Córdoba, Santa Fe, Ciudad de Buenos Aires y Mendoza. Si el ministro del Interior es quien conduce en el gobierno nacional la relación con los gobernador­es, el ministro de Gobierno bonaerense es quien conduce la relación con los 135 intendente­s, de los cuales 35 tienen poblacione­s superiores a cien mil habitantes y una docena de ellos, poblacione­s similares a varias provincias.

La mayoría de esa masa poblaciona­l se concentra en el conurbano bonaerense, producto del proceso migratorio interno en búsqueda de la movilidad social ascendente que en gran medida produjeron las políticas distributi­vas e industrial­istas del peronismo.

Al gobierno de Alberto Fernández y, fundamenta­lmente, al de Axel Kicillof en la provincia de Buenos

Aires, les toca por primera vez ser gobiernos peronistas que administra­n lo opuesto: una movilidad social descendent­e. Para analizar las consecuenc­ia electorale­s que podrá generar esta situación, dedicamos los reportajes largos de esta edición a la actual ministra de Gobierno bonaerense, María Teresa García (otra experta baquiana zonal) y a su predecesor, el mencionado Joaquín de la Torre, quien hoy oscila entre apoyar a Juntos por el Cambio si María Eugenia Vidal fuera la candidata en las elecciones de noviembre, o a Randazzo y el grupo de dirigentes peronistas que no adhieren al Frente de Todos. El ideal de Joaquín de la Torre sería apoyar simultánea­mente a ambos para debilitar aún mas las posibilida­des electorale­s del Frente de Todos.

Córdoba va a ser siempre antikirchn­erista, las demás provincias del centro alternan entre no kirchneris­mo y no peronismo, y lo que está en juego en la provincia de

Buenos Aires es el futuro del peronismo: ¿La Cámpora absorberá al peronismo como forma de recambio general, o se subsumirá en él diluyéndos­e, o se escindirá como partido independie­nte?

El factor que terminará decidiendo esa encrucijad­a es el grado de éxito que logre el gobierno actual en el cumplimien­to de la promesa inmanente del peronismo: movilidad social ascendente, con las enormes dificultad­es que enfrenta para poder cumplir una demanda que hoy es imposible de satisfacer. ¿Alcanzará en medio de la pandemia para ganar (o no perder) una elección la entrega de subsidios que palien la movilidad social descendent­e mientras se les echa la culpa a la pandeEn mia y a la herencia de Macri?

Así como al hablar Joaquín de la Torre se escucha la voz del peronismo no kirchneris­ta, escuchar a María Teresa García permite entender la lógica del gobierno más plenamente kirchneris­ta de todos, en la región del país donde es más fuerte, y cómo funciona la amalgama de Kicillof, que no es de La Cámpora y no era peronista, con Máximo Kirchner y su tropa.

La lógica no termina siendo diferente en el Frente de Todos que en Juntos por el Cambio: el éxito cohesiona y el fracaso propone jubilacion­es. ¿Se arriesgará a una eventual segunda derrota María Eugenia Vidal siendo candidata en la provincia de Buenos Aires si viera al momento de conformar las listas que para conservar su capital político resulta mejor opción no ser candidata o serlo en la Ciudad de Buenos Aires?

María Teresa García no duda que Vidal será la competidor­a del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires mientras que Joaquín de la Torre lo desea pero lo duda: “Si se va a la Ciudad, le daría la mano, un beso y le agradecerí­a este tiempo juntos”, responde con cara de espanto.

Vidal ya padeció las formas de deslegitim­ización y pérdida de sustentabi­lidad política que produjeron las devaluacio­nes de Macri. La promesa de movilidad social ascendente es un imperativo para cualquier de las dos coalicione­s. Pierden todos cuando en lugar de generar ciudadanos consumidor­es los gobiernos producen un consumidor consumido.

Coincide Joaquín de la Torre con María Teresa García sobre que Scioli podría ser un candidato que encabece las listas oficialist­as en la provincia de Buenos Aires en noviembre. Una competenci­a Scioli-Vidal, los dos ex gobernador­es, además de atractivos propios, deskirchne­rizaría la disputa. Finalmente, en el territorio bonaerense se va a estar luchando también por las candidatur­as 2023 nacionales.

Joaquín de la Torre fue el creador de la frase “la ancha avenida del medio” con la que él junto a otros siete intendente­s fundaron en 2013 el Frente Renovador de Sergio Massa, pero hoy sostiene que “hay que salir del medio, hay que construir un espacio con conviccion­es”. La relación Sergio Massa-Máximo Kirchner como el frustrado anticipo a que Máximo (nacido y criado en Santa Cruz) asuma como presidente del PJ bonaerense antes del plazo normal de diciembre también tienen en el territorio de la provincia de Buenos Aires su epicentro.

Es la conurbaniz­ación de la política argentina.

Una movilidad social descendent­e es el mejor pasaporte al fracaso electoral de cualquier gobierno

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MARCELO DUBINI Ministros de Gobierno bonaerense­s: Joaquín de la Torre y María Teresa García.
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SERGIO PIEMONTE DE VIDAL A KICILLOF.

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