adiós a las grandes tiendas
Con el cierre de los tres últimos locales de Falabella en la Argentina, las grandes tiendas solo quedarán en el recuerdo a través de algunas películas cuyos argumentos allí transcurrían.
La vendedora de Harrods, rodada por Francisco Defilippis Novoa en 1921 con Berta Singerman, fue la única incursión del cine mudo en ese ámbito. Muchos años después, en 1938, Manuel Romero filmó Mujeres que trabajan, que marcó el debut de Niní Marshall en el cine. Allí, su personaje de Catita era compañera de pensión y de trabajo en la Grand Magasin Stanley con otras vendedoras, con las que compartía sus alegrías y sus desdichas. El argumento resaltaba la distinción entre las clases sociales, subrayando el contraste entre los pobres (buenos y oprimidos) y los ricos (canallas y opresores). Cuatro años más tarde, Romero retornaba al tema en Elvira Fernández, vendedora de tienda, donde Paulina Singerman encarnaba a la hija del propietario de una gran tienda que, para darle una lección a su padre, se empleaba allí con un nombre falso y terminaba provocando una huelga para reclamar derechos laborales.
Mirtha Legrand pasó por las grandes tiendas en dos de sus películas. En La vendedora de fantasías, de Daniel Tinayre, filmada en Harrods, se ve envuelta en una intriga policial con su novio detective a partir del robo de un collar. La película tiene una inolvidable escena en la que Mirtha debe permanecer inmóvil simulando ser un maniquí. En La pícara soñadora, de Ernesto Arancibia, filmada en Gath & Chaves, compo- ne a una vendedora que vive en la tienda y cada día duerme en una cama distinta de la sección Muebles. En esa misma tienda fue filmada una escena de Libertad bajo palabra en la que Ubaldo Martínez pregunta el precio de un tren eléctrico mientras unos niños miran una función de títeres.
Las tres tiendas Falabella, que ahora se despiden de la Argentina, no tenían tanta variedad de productos y servicios como las de antaño. Basta recordar que algunas de las antiguas grandes tiendas contaban con entretenimientos para niños, salones de peluquería, restaurantes o salones de té, y visitas de Papá Noel en diciembre. Harrods solía contratar a famosos pintores para la decoración de sus vidrieras al inicio de cada temporada. Un año después de que Christian Dior lanzó el New Look en París, Harrods recreó esa tendencia en su publicidad como La Nueva Apariencia 1948 y contrató para decorar sus vidrieras a Emilio Pettoruti, Raquel Forner, Antonio Berni, Héctor Basaldúa, Horacio Butler, Jorge Larco, Juan Carlos Castagnino y Raúl Soldi.