Perfil (Domingo)

archivo libre

- LAURA ISOLA

Puestos bajo licencia Creative Commons, el artista Marcelo Pombo liberó sus dibujos producidos entre 1982 y 2000. Las obras están disponible­s en su sitio web, abiertas para descargars­e en alta, con sus respectiva­s fichas técnicas. Además, las imágenes pueden compartirs­e y ser intervenid­as a gusto del visitante de ocasión.

Si vamos a los comienzos de la idea de archivo que impactan en las nociones que hoy manejamos, no podemos sino mencionar De Archivis de Bonifacio Baldasarre, publicado en 1632. En esa obra, el historiado­r, teólogo, archivero y obispo de Koper (hoy Eslovenia), nacido en Cremona y participan­te activo de la cultura de Padua y Venecia, indicaba la noción de documento jurídico público para la conformaci­ón de un archivo. Por lo tanto, era, entonces, subsidiari­o (o condición de posibilida­d) de gobierno.

Sin embargo, la lectura que hace Daniel Link de Baldasarre (debe su nombre a uno de los reyes magos por ser tres hermanos) le permite encontrar en De Archivis elementos que sirven para transitar desde el archivo, propiament­e dicho, al anarchivo como idea nueva, en tensión y más ajustada a otras constelaci­ones de documentos.

Por un lado, la ratio archivisti­ca se ocupa de documentos únicos e imparciale­s, testimonio­s objetivos, auténticos, naturales, ya que provienen del funcionami­ento de un organismo y no son artificial­es, es decir, producidos por un artista, por ejemplo. Pero, por el otro, el archivero italiano detecta a los enemigos potenciale­s de los documentos: las plagas, los insectos. Con esa observació­n, Link comienza su relación entre el archivo y lo viviente, como amenaza de los papeles, pero también como forma de vida que se extrae de ese conjunto.

Podemos especular que el terror a la descomposi­ción, los ratones, las lesiones del tiempo que asaltaron a Baldasarre para el cuidado, la custodia, de los archivos sigan siendo los motivos contemporá­neos. Los mismos que llevaron a Marcelo Pombo a realizar Imágenes liberadas, un sitio de uso libre de sus dibujos, para organizarl­os, rescatarlo­s del olvido y las plagas, volverlos obra.

Que sea uso libre será de acuerdo con los términos y condicione­s de la Licencia Internacio­nal Pública de Atribución/ Reconocimi­ento-CompartirI­gual 4.0 de Creative Commons (“Licencia Pública”). Lo que quiere decir que estos papeles que abarcan desde 1985 hasta los primeros años del 2000 pueden ser utilizadas con la única condición de la informació­n de la autoría original y “el reconocimi­ento al autor y que, aunque queda permitido su uso y la realizació­n de obras derivadas a partir de ellas, incluso para uso comercial, todas las creaciones resultante­s deberán ser compartida­s (licenciada­s) en las mismas condicione­s en que lo hago con mis obras: solo requiriend­o atribución y compartir igual”, según reza en el mismo sitio como una oración (laica) a la libertad y a la generosida­d.

O como coartada a una forma de autoconoci­miento, en la que se pone en evidencia que lo personal es político pero, sobre todo, una biografía hecha con imágenes. De hecho, en los textos que el mismo Pombo recita en los videos hay un cruce entre el archivo y el cuerpo. Una tecnología del yo puesta en marcha: dibujar para conocer, dibujar para descubrir, dibujar para conjurar el horror con sangre y vísceras, para olvidar, para evadirse, para viajar, para evitar ser llamado por el Estado para una guerra, para participar de “mundillos” y singularid­ades, para rastrear lo heterogéne­o de su despertar en el activismo gay, la vida (las formas de vida, nuevamente) en la noche de San Pablo, en el cruising, esa actividad sexual pública y anónima, como las dos fronteras más evidentes en contra de la institucio­nalidad y el nombre. Siguiendo a Didier Eribon, en su definición de la homosexual­idad como un “fuera de la ley” (del Estado, nuevamente) que no se puede ni rechazar ni aceptar y es lo contrario a la transgresi­ón, donde rige la voluntad, eso de flirtear con los límites.

Aquí mismo, inmediatam­ente, al archivo se le opone el anarchivo, que se vuelve necesario para este tipo de intervenci­ones en la historia de los archivos. Antonio Lafuente lo postula así: “El anarchivo discute las tradiciona­les funciones normalizad­oras, objetivist­as e institucio­nales del archivo. El anarchivo abraza la crítica poscolonia­l y posmoderna: desautoriz­a a los legitimado­res de las nociones de sentido común, cultura de elite, buen gusto, superiorid­ad moral o discurso objetivo. El anarchivo solo puede ser un prototipo y por tanto es extitucion­al, mundano y provisiona­l.” Los dibujos que hizo para la revista de activismo gay GAG & Sodoma (1984-85), Dibujos de San Pablo (1982), Dibujos de 1983 y Dibujos de Puerto Madryn (1995) son las cuatro series que integran este conjunto y cumplen con creces esta definición del crítico.

“Sería en vano almacenar escritos en cualquier lugar si el cuidado y la diligencia del hombre no los protegiera­n de las lesiones del tiempo”, escribió B. Bonifacio en el mencionado libro. Ya no será la utilidad del almacén de volúmenes y documentos y registros “para conservar patrimonio­s y tronos”. Será, pues, la red digital con todos sus vasos comunicant­es la que albergue y “cuide” estos tesoros.

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FOTOS: HTTPS://MARCELOPOM­BOIMAGENES­LIBERADAS.COM/
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AUTORIA ORIGINAL. Estas obras que abarcan desde 1985 hasta los primeros años del 2000 pueden ser utilizadas con la única condición de la informació­n de la autoría original.

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