Perfil (Domingo)

Desiguales

- LUIS COSTA* *Sociólogo.

Quien tenga intención de llevar adelante una denuncia del moderno sistema económico mundial podría hacerlo a través del señalamien­to de las desigualda­des que ese mismo sistema genera. Desde esa óptica, lo diferente y desigual debe ser indicado como algo claramente negativo, siendo las diferencia­s económicas aquellas que mejor resultan para dar charlas, expresarse en los medios o conseguir financiami­ento para sus análisis en proyectos con el Estado o Bancos internacio­nales. De todo esto se espera como resultado, un llamado colectivo hacia una mayor igualdad.

Los análisis sobre la desigualda­d son materia para expertos, de modo que deben ingresar en una suerte de paradoja muy interesant­e. No todos pueden hablar de igual manera sobre las desigualda­des, ya que algunos saben más que otros y no son todos iguales frente al posible financiami­ento para su estudio. Quien mejor nombre se hace al respecto, puede acceder a mejores proyectos y por lo tanto ganar recursos en una competenci­a frente a otros posibles analistas, haciendo de esa competenci­a un campo claramente desigual, entre ese que todo lo denuncia, y el otro que quiere recursos para también tener la chance de denunciarl­o, aunque con menor acceso a ese dinero. Esto producirá famosos en desigualda­d y expertos para invitar a la televisión, produciend­o justamente, desigualda­d en quién se puede consultar y quién no.

En la Televisión Pública se puede ver un programa dedicado exclusivam­ente al tratamient­o de lo que ellos determinan como desigualda­des que merecen ser denunciada­s. Se debate el acceso a la vivienda, la deuda externa, la democracia, problemáti­cas de género o las noticias verdaderas o falsas, entre tantos otros temas, pero siempre dejando una desigualda­d sin tratar. ¿Cómo podría ese programa tratar las desigualda­des que ellos mismos generan? El programa podría preguntars­e sobre por qué son siempre los mismos conductore­s, cuando podrían justamente rotarlos para generar mayor igualdad de acceso a periodista­s. También podría tener diferentes filósofos para no monopoliza­r todos los análisis en el mismo profesiona­l y permitir otras miradas posibles, o incluso tener más de dos o tres invitados o más emisiones por semana para dar igualdad en el acceso a todos los que quieren opinar. Quien lleve esto al extremo, se podrá dar cuenta que la igualdad y la desigualda­d, en el mundo moderno, recorren caminos de extrema cercanía.

Algunos debates suelen tener un tratamient­o en sentido inverso. Las discusione­s alrededor de las temáticas de género hacen llamados fundamenta­les a permitir modelos estéticos no hegemónico­s, nuevas masculinid­ades y una amplitud en la diversidad sexual pidiendo que esas alternativ­as tengan justamente igualdad para expresarse en sus vidas cotidianas. En estos casos la igualdad se presenta como la garantía de la aceptación de las diferencia­s y del acceso de esas diferencia­s a espacios donde el monopolio de lo aceptable necesita ser revisado. Quienes se especializ­an en estas temáticas podrán a su vez acceder a financiami­ento para estudiar las garantías del cumplimien­to de esas diversidad­es y producir informació­n relevante que establezca mejor visibilida­d en los casos que la garantía de la variabilid­ad (que es una forma de ser también desiguales) sea cumplida. Como en el caso anterior, quienes mejor se especialic­en en estos temas, podrán acceder a mayores niveles de recursos.

El sistema político suele plegarse a estos debates de manera intercambi­able. Dependiend­o de lo que se trate, podrá la dinámica gobierno versus oposición, selecciona­r el lado de ambas opciones para establecer un combate con su contrincan­te. Con la pandemia, las medidas de restriccio­nes del gobierno se harían en nombre de todos, mientras la oposición

TV PúBLICA. Un programa como símbolo de conceptos que no son tan opuestos.

reclamaría atender a las diferentes situacione­s particular­es del mercado. Al mismo tiempo se señala que los límites a la circulació­n afectarían las libertades individual­es, mientras el gobierno ofrece la clásica visión del konsomol de que nada más que el destino colectivo importaría frente a la amenaza global del virus. Todo depende del punto de vista, incluso lo igual y lo diferente.

Los cortes para la exportació­n de carne, la reforma en el sistema de salud o los puestos en las listas de candidatos y candidatas de las próximas elecciones, ofrecen más y más ejemplos del modo en que la unidad y lo desigual son tratados de manera conjunta en cada nuevo paso. El peronismo sabe que debe ir unido, pero al mismo tiempo definir quién va en el primer lugar; el gobierno necesita dólares de las exportacio­nes pero imagina maneras de controlar los precios; los intelectua­les del oficialism­o imaginan reformas del sistema de salud mientras la familia de la vice presidenta recurre al sistema privado para atender sus urgencias médicas.

La sociedad moderna es quien ofrece tanta simultanei­dad y complejida­d. Sobre ella se despliegan los problemas, siempre nuevos, en que lo desigual es requerido para poder llevar adelante la siguiente operación, y nadie sabe si deberá recurrir a intentar igualar o diferencia­r, en cada nueva necesidad de próximo paso.

Quien decide en el gobierno elige una decisión, marca un lado, una posición, algo para hacer, dejando de lado otras opciones; quien decide comprar algo en el mercado lo hace dejando de comprar otra alternativ­a; quien ofrece el rol de conductor o conductora de un programa de televisión lo hace dejando fuera a otros u otras candidatas. Quien en una conversaci­ón expresa algo ofrece un condiciona­miento para la respuesta que recibirá, quien hace o no hace algo, lo que sea, condiciona con esa distinción, todo lo que a partir de allí podría suceder. Una diferencia, incluso para intentar igualar las cosas, es igualmente una diferencia.

Existe en esto un problema agregado y se vincula a la moralizaci­ón de estas operacione­s sociales. En lugar de comprender­lo como el resultado inevitable al que la sociedad empuja a cada nueva acción social, las diferencia­s y sus intentos de anulación, se combinan con acusacione­s alternativ­as de intencione­s por mantenerla­s o eliminarla­s. Serían buenos los que las quieren quitar, y malos los que las quieren sostener. Lo que pocos terminan de ver es que siempre habrá un paso próximo en que la acusación lanzada contra los enemigos, será dispuesta contra ellos mismos, cuando se encuentren haciendo lo contrario. Si lo sabrán los pibes y pibas de La Cámpora con La Triple A, ¿no es cierto?

 ?? CEDOC PERFIL ??
CEDOC PERFIL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina