Perfil (Domingo)

“La ley de vacunas se elaboró para dar respuesta a las exigencias de Pfizer y de AstraZenec­a”

- JORGE FONTEVECCH­IA

“El kirchneris­mo nunca me perdonó las denuncias sobre corrupción que hice cuando fui ministra.”

Ex titular del PAMI y ex ministra de Salud, la diputada describe cómo se vivió en el Parlamento la negociació­n por las vacunas en la Argentina. Señala que el Gobierno tuvo “errores no forzados” y cómo, a su juicio, hubo al menos un sesgo que benefició a unos y complicó otros acuerdos. Considera que Carla Vizzotti debe dar aún muchas explicacio­nes. Para ella, ante la irrupción de la variante Delta y lo que sucede en Europa, no debe politizars­e el tema de la inmunizaci­ón de los grupos de riesgo. Analiza la llegada de Facundo Manes a JxC y señala que es bueno “que haya nuevas voces” en la oposición. —¿Por qué hormiguita?

—Es un nombre que me puso Lilita Carrió. Decía que le hacía acordar a las hormiguita­s que ella veía en el Chaco cuando era chica. Estaban siempre trabajando, llevaban las hojitas.

—Eran laboriosas.

—Exactament­e. Me decía “vos traés las pruebitas”, en aquel momento de la Comisión de Lavado de Dinero y en muchas de las denuncias que hicimos en conjunto. A partir de ahí me empezaron a decir “la hormiguita”. Es una buena definición. Lilita tiene esa claridad para definir. Me pareció que era lindo. En mi vida personal todo el mundo me llama Graciela o Grace, como mis amigas de la escuela. Pero en la política quedó como un sello.

—¿El paso por el PAMI y por el Ministerio de Salud de la época de Néstor Kirchner te dejó shockeada? ¿Qué efecto te produjo ver la corrupción por dentro? Recuerdo haberte llamado para entrevista­rte en aquellos tiempos y tu negativa…

—Hice un muy buen trabajo en el PAMI. Peleamos conta la corrupción y la erradicamo­s. Estuve un año y medio en el gobierno de Cristina como ministra de Salud y me fui porque no podía transforma­r. Vimos la corrupción dentro del sistema de salud. Hice varias denuncias siendo funcionari­a. Algo que no me perdonó nadie en el kirchneris­mo. Pero hice lo que tenía que hacer. Tuve quizás fue una gran desilusión con Cristina. Tuve mucha esperanza en ella. La había conocido en el Congreso peleando por lo institucio­nal. Decía que quería que Argentina fuera Alemania y terminamos para atrás, aliados a Venezuela cuando dejó el gobierno. Ahora volvemos a esta misma lógica. Hice la denuncia de la Bancaria, que ustedes cubrieron, que tenía que ver con entregarle medicament­os adulterado­s a personas con enfermedad­es graves, oncológica­s, sida. Cuando se lo dije a Cristina, imaginé que me diria que había que intervenir todo e ir a fondo. Fue todo lo contrario: que tuviera cuidado porque Juan José Zanola era su amigo, una persona cercana. Fue una enorme desilusión. pero me fui contenta porque hice lo que tenía que hacer: denunciar y presentar pruebas.

—Cuando te decía hormiguita Carrió, los medios publicaban todas las denuncias de corrupción. Fue el fin de la llamada fiesta menemista. El gran salto del período del periodismo de investigac­ión se produce en los 90 con el menemismo creciente. Pero entre 2003 y el enfrentami­ento con el campo hubo cinco años en que no se publicaba más nada de corrupción.

—Se publicaba muy poco.

—¿Te desilusion­ó también que la prensa no mostrara mucho interés?

—Era muy difícil explicarlo. Pero el caso de la mafia de los medicament­os tuvo amplia difusión en los medios de comunicaci­ón. Fue muy escandalos­o. Cuando están una situación económica buena, no lo miran tanto la corrupción.

—Pareciera ser que la sociedad y los medios de comunicaci­ón con cierto grado de sintonía con la sociedad, cierran los ojos frente a la corrupción, cuando la economía marcha bien.

—Eso hay que subsanarlo. La corrupción no es solamente un tema ético. Se administra­n mal los recursos del Estado. Nos abocamos a una enorme tarea de transparen­cia en el PAMI. Hicimos muchísimas denuncias, cambiamos los contratos.

—Imagino la cantidad de gallos que se tocaron. Por eso digo que yo te percibí como aturdida, con la sensación de que no se podía.

—No quería calentar una silla con una posición. Me gusta compromete­rme, hacer cosas. Lo más fácil para un funcionari­o es quedarse. Lo único que tenés que hacer es administra­r. Cerrar los ojos. Así se puede durar años en un cargo.

—Lo mismo puede decirse del periodismo.

—Eso no transforma. No hago política para eso. Podría hacer otras cosas.

—Te definiste como “militante”. ¿Qué diferencia hay entre un cuadro técnico y una militante?

—Es quien tiene una causa y pelea por ellas. También soy un cuadro técnico porque estudio los temas y trato de formarme. A veces la política te embrutece bastante. Terminás hablando de cosas alejadas de la gente. Hoy se ve mucho. Lo que me define es ese compromiso con causas que no cambiaron.

—¿Tiene alguna connotació­n con los 70? La Real Academia Española dice escuetamen­te “militante” es “que milita”. Si vas a militar la única definición que hay está relacionad­a con la palabra activista: “militante de un movimiento social, de una organizaci­ón sindical o de un partido político que interviene activament­e en la propaganda y proselitis­mo de sus ideas”. Activista: una actitud activa. Militante es un término utilizado por mucha gente dentro del kirchneris­mo.

—Me considero más una persona comprometi­da. Yo empecé a militar, militamos en La Matanza con un dirigente, el doctor Hernández, en el Frente Grande te hablo. Íbamos a tomas, a los barrios más humildes. Era un médico pediatra. Éramos más jóvenes. Uno tomaba el peso de los chicos, otro los medía, otro le hacía una ficha social. Cuando encontrába­mos casos de desnutrici­ón o de problemas enviábamos esa informació­n a través de telegrama en aquel momento a la Provincia y al

municipio para que tomaran cartas en el asunto. Ayudábamos, acercábamo­s, pintábamos escuelas. Eso es ser militante. Tener compromiso social. No sé hoy cómo lo toman otros. Nunca lo lo pensé. Nunca lo había advertido así.

—El activismo quizás pasó a ser algo más entreprene­ur. Hay países en los que el cursus honorum político quizás no requiere ese grado de activismo.

—Éramos un grupo de jóvenes que queríamos hacer. Sin una organizaci­ón detrás.

—También sos Licenciada en Ciencias Políticas. Cuando mirás que los oficialism­os por lo general perdieron durante la pandemia ¿te genera alguna perspectiv­a respecto a las próximas elecciones? ¿El oficialism­o pagará por su manera de gestionar la situación?

—Evidenteme­nte sí. La situación de todos los argentinos empeoró. Estábamos en una situación económica muy compleja, pero hoy estamos mucho peor. Lo sabe cualquiera al que le cuesta conseguir un empleo, que no llega a fin de mes, que tiene miedo de salir a trabajar o a hacer su changa porque no sabe si se contagiará.

—Aún suponiendo que el Gobierno lo hubiera hecho bien. ¿Hay una asociación entre un momento de crisis y quien lo gobierna que arrastrará al oficialism­o?

—Puede ser. Habrá que ver. El voto y la decisión son de cada ciudadano. Es un error del Gobierno politizar el tema de las vacunas. Intentó hacerlo desde el minuto uno. Debería ser una causa de todos los argentinos. No una apropiació­n del Gobierno.

—Dijiste que a AstraZenec­a se le dieron mayores beneficios que a cualquier otra empresa, incluyendo Pfizer: “Argentina renuncia prácticame­nte a toda inmunidad, incluso permite que se tomen los fondos del exterior de Argentina sin ningún tipo de límite”, algo que la ley de vacunas claramente no permite. Hay una discusión sobre la palabra “negligenci­a”. Si la pusiste vos, si la puso Cecilia Moreau. ¿Podrías aclararlo?

—Te agradezco la pregunta, porque el Gobierno quiso instalar que la palabra “negligenci­a” era de mi autoría y no es así. Invito al que quiera a ver la sesión, es bastante larga, de la reunión de la Comisión de Salud. Incluso en los borradores donde los diputados se intercambi­an, los presidente­s y vicepresid­entes, las autoridade­s de las comisiones se intercambi­an las posibles modificaci­ones, tiene al lado de negligenci­a las iniciales de Cecilia Moreau. Tampoco quiero imputar a Cecilia Moreau. A sus propios errores, el Gobierno siempre le echa la culpa a alguien. Por eso dijo:

“culpemos a Graciela Ocaña, que es ideal para construirl­a como enemiga”. La palabra “negligenci­a” surgió en la discusión propuesta por Cecilia Moreau, que hizo una consulta a las autoridade­s del Ministerio de Salud, al subsecreta­rio del ministerio que tenía a cargo las negociacio­nes y sabía la situación de los contratos. Explicó que no, incluso se fue por las ramas y no respondió la pregunta sobre la negligenci­a. La negligenci­a fue incluida en la ley y en líneas generales fue aprobada por todos los bloques y también por todo el Congreso. Pero el Congreso y todos los bloques no conocíamos cuáles eran las condicione­s que los laboratori­os estaban demandando al gobierno argentino para firmar los convenios. ¿Por qué surge esta ley? Porque todos los países del mundo se tuvieron que adaptar y aceptar las condicione­s que fijaban los laboratori­os, porque son vacunas autorizada­s por emergencia­s. Las vacunas no hicieron el proceso habitual para su autorizaci­ón, que es de muchos años. Se realizan cuatro etapas de lo que se llama el ensayo clínico, cada una con su seguimient­o.

—Otros países lo resolviero­n sin hacer una ley.

—Algunos sí. La Comunidad Económica lo resolvió por una ley. Otros países no: adaptaron e interpreta­ron las que había.

—Así como vos decís pareciera que la ley era una necesidad de los laboratori­os para poder vender las vacunas.

—Era una necesidad del Estado argentino para poder adquirirla­s en las condicione­s que los laboratori­os imponían, porque ellos tenían productos que todo el mundo demandaba. Hay que recordar que todavía no se habían aprobado vacunas en el mundo. Se suponía que esta ley daría respuesta a los dos laboratori­os con que Argentina negociaba: Pfizer, que había hecho una propuesta en julio, y luego AstraZenec­a que había hecho otra propuesta que tenía como parte de elaboració­n del producto en la Argentina con una empresa argentina. Se suponía que esa ley era necesaria.

—¿La pidieron funcionari­os del Ministerio de Salud?

—Por supuesto. La persona que estaba a cargo de la negociació­n y que sigue a cargo de todas las negociacio­nes.

—Por eso digo que era lo que los laboratori­os pedían para poder vender sin cumplir todos esos procesos.

—Se necesitaba que el contrato tuviera aspectos de secreto, porque el Gobierno y los gobiernos en el mundo se hicieron cargo si hubiera algún tipo de efecto secundario a posteriori.

—De los juicios por responsabi­lidad.

—Así es. De todos los juicios por responsabi­lidad. Argentina puso algunos límites a la inmunidad que se establecen en líneas generales. Los países se resguardan respecto de sus bienes, de sus recursos naturales, algo muy común. En general nunca había pasado para un contrato de este estilo. La renuncia a la indemnidad se da en temas deuda.

—¿Los funcionari­os pidieron ondiciones especiales y el Congreso quitó esas caracterís­ticas que tenían que ver con recursos naturales y agregó la palabra negligenci­a?

—La propuesta de la ley tiene algunos límites de indemnidad. Se agregó la palabra negligenci­a.

—¿Se quitó lo que vos decís de los recursos naturales?

—El proyecto original venía así. En eso de la indemnidad pedí que se consultara a algún experto. Hice cinco propuestas para que quede claro y ninguna fue aceptada por el presidente de la comisión.

—¿Lo que mandan los técnicos del Ministerio de Salud hubiera permitido que también los recursos naturales estuvieran cubiertos y el Congreso sacó? La pregunta que me hago es si se obró con negligenci­a, mala praxis o corrupción.

—No. El Congreso limitó. O sea, lo aceptó tal cual como

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“El tema vacunas debería ser una causa de todos los argentinos y no una apropiació­n del Gobierno.”

“En el tema Pfizer hay una leve línea entre la negligenci­a del Gobierno y la corrupción.”

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SERGIO PIEMONTE
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? HORMIGUITA. “Lilita me decía ‘vos traés las pruebitas’, en aquel momento de la Comisión de Lavado de Dinero y en muchas de las denuncias que hicimos en conjunto. A partir de ahí me empezaron a decir ‘la hormiguita’”.
SERGIO PIEMONTE HORMIGUITA. “Lilita me decía ‘vos traés las pruebitas’, en aquel momento de la Comisión de Lavado de Dinero y en muchas de las denuncias que hicimos en conjunto. A partir de ahí me empezaron a decir ‘la hormiguita’”.

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