“La ley de vacunas se elaboró para dar respuesta a las exigencias de Pfizer y de AstraZeneca”
“El kirchnerismo nunca me perdonó las denuncias sobre corrupción que hice cuando fui ministra.”
Ex titular del PAMI y ex ministra de Salud, la diputada describe cómo se vivió en el Parlamento la negociación por las vacunas en la Argentina. Señala que el Gobierno tuvo “errores no forzados” y cómo, a su juicio, hubo al menos un sesgo que benefició a unos y complicó otros acuerdos. Considera que Carla Vizzotti debe dar aún muchas explicaciones. Para ella, ante la irrupción de la variante Delta y lo que sucede en Europa, no debe politizarse el tema de la inmunización de los grupos de riesgo. Analiza la llegada de Facundo Manes a JxC y señala que es bueno “que haya nuevas voces” en la oposición. —¿Por qué hormiguita?
—Es un nombre que me puso Lilita Carrió. Decía que le hacía acordar a las hormiguitas que ella veía en el Chaco cuando era chica. Estaban siempre trabajando, llevaban las hojitas.
—Eran laboriosas.
—Exactamente. Me decía “vos traés las pruebitas”, en aquel momento de la Comisión de Lavado de Dinero y en muchas de las denuncias que hicimos en conjunto. A partir de ahí me empezaron a decir “la hormiguita”. Es una buena definición. Lilita tiene esa claridad para definir. Me pareció que era lindo. En mi vida personal todo el mundo me llama Graciela o Grace, como mis amigas de la escuela. Pero en la política quedó como un sello.
—¿El paso por el PAMI y por el Ministerio de Salud de la época de Néstor Kirchner te dejó shockeada? ¿Qué efecto te produjo ver la corrupción por dentro? Recuerdo haberte llamado para entrevistarte en aquellos tiempos y tu negativa…
—Hice un muy buen trabajo en el PAMI. Peleamos conta la corrupción y la erradicamos. Estuve un año y medio en el gobierno de Cristina como ministra de Salud y me fui porque no podía transformar. Vimos la corrupción dentro del sistema de salud. Hice varias denuncias siendo funcionaria. Algo que no me perdonó nadie en el kirchnerismo. Pero hice lo que tenía que hacer. Tuve quizás fue una gran desilusión con Cristina. Tuve mucha esperanza en ella. La había conocido en el Congreso peleando por lo institucional. Decía que quería que Argentina fuera Alemania y terminamos para atrás, aliados a Venezuela cuando dejó el gobierno. Ahora volvemos a esta misma lógica. Hice la denuncia de la Bancaria, que ustedes cubrieron, que tenía que ver con entregarle medicamentos adulterados a personas con enfermedades graves, oncológicas, sida. Cuando se lo dije a Cristina, imaginé que me diria que había que intervenir todo e ir a fondo. Fue todo lo contrario: que tuviera cuidado porque Juan José Zanola era su amigo, una persona cercana. Fue una enorme desilusión. pero me fui contenta porque hice lo que tenía que hacer: denunciar y presentar pruebas.
—Cuando te decía hormiguita Carrió, los medios publicaban todas las denuncias de corrupción. Fue el fin de la llamada fiesta menemista. El gran salto del período del periodismo de investigación se produce en los 90 con el menemismo creciente. Pero entre 2003 y el enfrentamiento con el campo hubo cinco años en que no se publicaba más nada de corrupción.
—Se publicaba muy poco.
—¿Te desilusionó también que la prensa no mostrara mucho interés?
—Era muy difícil explicarlo. Pero el caso de la mafia de los medicamentos tuvo amplia difusión en los medios de comunicación. Fue muy escandaloso. Cuando están una situación económica buena, no lo miran tanto la corrupción.
—Pareciera ser que la sociedad y los medios de comunicación con cierto grado de sintonía con la sociedad, cierran los ojos frente a la corrupción, cuando la economía marcha bien.
—Eso hay que subsanarlo. La corrupción no es solamente un tema ético. Se administran mal los recursos del Estado. Nos abocamos a una enorme tarea de transparencia en el PAMI. Hicimos muchísimas denuncias, cambiamos los contratos.
—Imagino la cantidad de gallos que se tocaron. Por eso digo que yo te percibí como aturdida, con la sensación de que no se podía.
—No quería calentar una silla con una posición. Me gusta comprometerme, hacer cosas. Lo más fácil para un funcionario es quedarse. Lo único que tenés que hacer es administrar. Cerrar los ojos. Así se puede durar años en un cargo.
—Lo mismo puede decirse del periodismo.
—Eso no transforma. No hago política para eso. Podría hacer otras cosas.
—Te definiste como “militante”. ¿Qué diferencia hay entre un cuadro técnico y una militante?
—Es quien tiene una causa y pelea por ellas. También soy un cuadro técnico porque estudio los temas y trato de formarme. A veces la política te embrutece bastante. Terminás hablando de cosas alejadas de la gente. Hoy se ve mucho. Lo que me define es ese compromiso con causas que no cambiaron.
—¿Tiene alguna connotación con los 70? La Real Academia Española dice escuetamente “militante” es “que milita”. Si vas a militar la única definición que hay está relacionada con la palabra activista: “militante de un movimiento social, de una organización sindical o de un partido político que interviene activamente en la propaganda y proselitismo de sus ideas”. Activista: una actitud activa. Militante es un término utilizado por mucha gente dentro del kirchnerismo.
—Me considero más una persona comprometida. Yo empecé a militar, militamos en La Matanza con un dirigente, el doctor Hernández, en el Frente Grande te hablo. Íbamos a tomas, a los barrios más humildes. Era un médico pediatra. Éramos más jóvenes. Uno tomaba el peso de los chicos, otro los medía, otro le hacía una ficha social. Cuando encontrábamos casos de desnutrición o de problemas enviábamos esa información a través de telegrama en aquel momento a la Provincia y al
municipio para que tomaran cartas en el asunto. Ayudábamos, acercábamos, pintábamos escuelas. Eso es ser militante. Tener compromiso social. No sé hoy cómo lo toman otros. Nunca lo lo pensé. Nunca lo había advertido así.
—El activismo quizás pasó a ser algo más entrepreneur. Hay países en los que el cursus honorum político quizás no requiere ese grado de activismo.
—Éramos un grupo de jóvenes que queríamos hacer. Sin una organización detrás.
—También sos Licenciada en Ciencias Políticas. Cuando mirás que los oficialismos por lo general perdieron durante la pandemia ¿te genera alguna perspectiva respecto a las próximas elecciones? ¿El oficialismo pagará por su manera de gestionar la situación?
—Evidentemente sí. La situación de todos los argentinos empeoró. Estábamos en una situación económica muy compleja, pero hoy estamos mucho peor. Lo sabe cualquiera al que le cuesta conseguir un empleo, que no llega a fin de mes, que tiene miedo de salir a trabajar o a hacer su changa porque no sabe si se contagiará.
—Aún suponiendo que el Gobierno lo hubiera hecho bien. ¿Hay una asociación entre un momento de crisis y quien lo gobierna que arrastrará al oficialismo?
—Puede ser. Habrá que ver. El voto y la decisión son de cada ciudadano. Es un error del Gobierno politizar el tema de las vacunas. Intentó hacerlo desde el minuto uno. Debería ser una causa de todos los argentinos. No una apropiación del Gobierno.
—Dijiste que a AstraZeneca se le dieron mayores beneficios que a cualquier otra empresa, incluyendo Pfizer: “Argentina renuncia prácticamente a toda inmunidad, incluso permite que se tomen los fondos del exterior de Argentina sin ningún tipo de límite”, algo que la ley de vacunas claramente no permite. Hay una discusión sobre la palabra “negligencia”. Si la pusiste vos, si la puso Cecilia Moreau. ¿Podrías aclararlo?
—Te agradezco la pregunta, porque el Gobierno quiso instalar que la palabra “negligencia” era de mi autoría y no es así. Invito al que quiera a ver la sesión, es bastante larga, de la reunión de la Comisión de Salud. Incluso en los borradores donde los diputados se intercambian, los presidentes y vicepresidentes, las autoridades de las comisiones se intercambian las posibles modificaciones, tiene al lado de negligencia las iniciales de Cecilia Moreau. Tampoco quiero imputar a Cecilia Moreau. A sus propios errores, el Gobierno siempre le echa la culpa a alguien. Por eso dijo:
“culpemos a Graciela Ocaña, que es ideal para construirla como enemiga”. La palabra “negligencia” surgió en la discusión propuesta por Cecilia Moreau, que hizo una consulta a las autoridades del Ministerio de Salud, al subsecretario del ministerio que tenía a cargo las negociaciones y sabía la situación de los contratos. Explicó que no, incluso se fue por las ramas y no respondió la pregunta sobre la negligencia. La negligencia fue incluida en la ley y en líneas generales fue aprobada por todos los bloques y también por todo el Congreso. Pero el Congreso y todos los bloques no conocíamos cuáles eran las condiciones que los laboratorios estaban demandando al gobierno argentino para firmar los convenios. ¿Por qué surge esta ley? Porque todos los países del mundo se tuvieron que adaptar y aceptar las condiciones que fijaban los laboratorios, porque son vacunas autorizadas por emergencias. Las vacunas no hicieron el proceso habitual para su autorización, que es de muchos años. Se realizan cuatro etapas de lo que se llama el ensayo clínico, cada una con su seguimiento.
—Otros países lo resolvieron sin hacer una ley.
—Algunos sí. La Comunidad Económica lo resolvió por una ley. Otros países no: adaptaron e interpretaron las que había.
—Así como vos decís pareciera que la ley era una necesidad de los laboratorios para poder vender las vacunas.
—Era una necesidad del Estado argentino para poder adquirirlas en las condiciones que los laboratorios imponían, porque ellos tenían productos que todo el mundo demandaba. Hay que recordar que todavía no se habían aprobado vacunas en el mundo. Se suponía que esta ley daría respuesta a los dos laboratorios con que Argentina negociaba: Pfizer, que había hecho una propuesta en julio, y luego AstraZeneca que había hecho otra propuesta que tenía como parte de elaboración del producto en la Argentina con una empresa argentina. Se suponía que esa ley era necesaria.
—¿La pidieron funcionarios del Ministerio de Salud?
—Por supuesto. La persona que estaba a cargo de la negociación y que sigue a cargo de todas las negociaciones.
—Por eso digo que era lo que los laboratorios pedían para poder vender sin cumplir todos esos procesos.
—Se necesitaba que el contrato tuviera aspectos de secreto, porque el Gobierno y los gobiernos en el mundo se hicieron cargo si hubiera algún tipo de efecto secundario a posteriori.
—De los juicios por responsabilidad.
—Así es. De todos los juicios por responsabilidad. Argentina puso algunos límites a la inmunidad que se establecen en líneas generales. Los países se resguardan respecto de sus bienes, de sus recursos naturales, algo muy común. En general nunca había pasado para un contrato de este estilo. La renuncia a la indemnidad se da en temas deuda.
—¿Los funcionarios pidieron ondiciones especiales y el Congreso quitó esas características que tenían que ver con recursos naturales y agregó la palabra negligencia?
—La propuesta de la ley tiene algunos límites de indemnidad. Se agregó la palabra negligencia.
—¿Se quitó lo que vos decís de los recursos naturales?
—El proyecto original venía así. En eso de la indemnidad pedí que se consultara a algún experto. Hice cinco propuestas para que quede claro y ninguna fue aceptada por el presidente de la comisión.
—¿Lo que mandan los técnicos del Ministerio de Salud hubiera permitido que también los recursos naturales estuvieran cubiertos y el Congreso sacó? La pregunta que me hago es si se obró con negligencia, mala praxis o corrupción.
—No. El Congreso limitó. O sea, lo aceptó tal cual como
c
“El tema vacunas debería ser una causa de todos los argentinos y no una apropiación del Gobierno.”
“En el tema Pfizer hay una leve línea entre la negligencia del Gobierno y la corrupción.”