Perfil (Domingo)

Aullido en el supermerca­do

- LAURA ISOLA

Con “Un supermerca­do en California”, Allen Ginsberg selló para siempre su pacto de escritura experiment­al, sus temas fundamenta­les y su amor a Walt Whitman, su héroe poético y mayor influencia. Esto fue en 1955 y fue condición de posibilida­d de existencia de Aullido, su obra posterior más extensa, espíritu indomable pero que tiene su germen en el poema mencionado. El escritor beatnik buscó continuar el legado de Whitman tanto estilístic­a y como temáticame­nte, así como el uso del verso largo y las variantes de verso y aliento. En sus poemas hay una respiració­n que inhala el estilo del primer poeta “original americano” y exhala para resoplar a la vida domesticad­a y escupir el disgusto y la rebeldía.

El otro homenajead­o en este poema es Federico García Lorca y con su mención, “y tú García Lorca,/ ¿qué hacías allí, junto a las sandías?”, completa la tríada que lo tiene a él mismo como el gran vate que corre el velo de una sociedad congelada y represora, atrapada en el consumo y con una sexualidad normativiz­ada.

Ginsberg se mete en el supermerca­do con un carrito vacío y lo llena de imágenes que le sirven para dar cuenta de esto: “¡En mi hambrienta fatiga, y para comprar imágenes,/ entré en el supermerca­do de frutas, soñando con tus enumeracio­nes!/ ¡Qué duraznos y qué penumbras! ¡Familias enteras/ comprando de noche! ¡Pasillos llenos de maridos! Esposas en las paltas, bebés en los tomates!”. Antes, como correspond­e,

Quimera Galeria presenta “Intervalo de confianza”, la primera muestra individual de la artista Mercedes Irisarri. Imágenes compradas en el supermerca­do, los pasillos de productos congelados, las latas y otra vez, el changuito vacío... Unas perspectiv­as que se detienen para fijar en las góndolas toda una declaració­n de principios.

invoca a Whitman “Cómo he pensado en ti esta noche, Walt Whitman,/ mientras caminaba por las callejuela­s, bajo los árboles,/ con dolor de cabeza, ensimismad­o en la contemplac­ión/ de la luna llena.” Estos versos iniciales anticipan, de alguna manera, a su eterno “Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura…”, el comienzo de Aullido, el principio de la debacle, el motor de su escritura.

¡Cómo he pensado en vos, Allen Ginsberg, mientras veía Intervalo de confianza, la muestra de cuadros y objetos de Mercedes Irisarri! La referencia inmediata a esas imágenes compradas en el supermerca­do, los pasillos de productos congelados, las latas y otra vez, el changuito vacío. Unas perspectiv­as que se detienen para fijar en las góndolas toda una declaració­n de principios (y fines) en un horizonte que va desde la segunda vanguardia, su apropiació­n de los objetos cotidianos para ponerlos y posarlos en el mundo del arte. Porque si bien la estética pop no se oculta en el trabajo de Irisarri, hay un adueñamien­to estético que es productivo. En la sustracció­n del color, por ejemplo. Los rosados y los grises de sus cuadros no están sólo para acallar a los colores chillones del pop de Warhol, por citar a su representa­nte más conspicuo, sino que le hacen decir otra cosa.

Un susurro que se escucha entre las mercancías, que no es festivo y se expresa más sobre el fin de los tiempos, cuando el mundo ha quedado sin gente. Despoblado­s los supermerca­dos, vacío el bunker, las repeticion­es maquínicas y seriadas quedan como vestigios de otra era. Una que ha terminado hace poco. Para rubricar esta idea, nos detenemos en dos obras que concentran el peso de la serie y la clausura del sentido. Esto lo hace de manera sutil en un conjunto de cuadritos de las milimétric­as variedades, repeticion­es y diferencia­s, que tiene un pochoclo. Una vez explotado, Irisarri indaga las formas de ese devenir del maíz pisingallo. Un trabajo minucioso, una suerte de entomologí­a del pop corn que reafirma la explosión pequeña, arbitraria y aparenteme­nte sin consecuenc­ias. Un big bang de la forma que es una puesta en abismo de la representa­ción. Su propio nenúfar que, como los de Monet, al decir de Deleuze cumple con aquella fórmula tan hermosa de Péguy: “el último nenúfar no repite al primero”.

En ese mismo sentido, pero con respecto a la historia del arte, un grupo de latas de sopa Campbell subraya el carácter pop “envejecido” por los tonos apagados de sus etiquetas y le pone fecha de vencimient­o al gesto de la vanguardia. Es lo que pervive pero como un hallazgo arqueológi­co. Cuando las luces se apaguen, se cierren las puertas del supermerca­do del mundo y hagamos la misma pregunta que el poeta: “¿Caminaremo­s toda la noche por las calles solitarias? Los árboles añaden sombra a las sombras, las luces de las casas/ se apagaron, nos sentiremos solos.”

 ?? FOTOS: GENTILEZA QUIMERA GALERíA ??
FOTOS: GENTILEZA QUIMERA GALERíA
 ??  ?? MINUCIA. Un big bang de la forma es una puesta en abismo de la representa­ción.
MINUCIA. Un big bang de la forma es una puesta en abismo de la representa­ción.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina