Lamborghini.
Reeditan tres libros de uno de los más singulares poetas de nuestra lengua.
La reedición de tres libros de Leónidas Lamborghini en un mismo volumen –a cargo de la editorial paradiso– permite volver a calibrar una de las creaciones más excéntricas, sustantivas y radicalmente únicas de la poesía argentina, hecha de reescrituras, ironía y sentido del humor. Una obra desestabilizadora que demostró que hay poesía, y muy poderosa, más allá de la lírica.
Fue reconocido como uno de los grandes poetas argentinos pero también cuestionado como un detractor de la lírica. Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927-2009) escribió no solo al margen de cualquier grupo o movimiento sino desde una posición que subvirtió las representaciones convencionales y sobre todo volvió irrisorios los límites asignados al género. La reedición de tres de sus libros repone esa voz potente en la escena literaria y actualiza proyecciones y resonancias todavía por desplegar en el presente.
Mirad hacia Domsaar, La risa canalla (o la moral del bufón) y Encontrados en la basura aparecieron originalmente entre 2003 y 2006 pero integran un ciclo de escrituras y de reescrituras que se remonta a los años que Lamborghini pasó exiliado en México, entre 1977 y 1990. La reunión de los tres títulos en un volumen de Paradiso coincide con los cincuenta años de la primera publicación de El solicitante descolocado, fundamental en la definición de su poética.
“El poeta es el cómico de la lengua y su risa disuelve la falsa elegancia y la monótona solemnidad de la llamada palabra poética”, dijo Ricardo Piglia a propósito de su libro Odiseo confinado (1992) y en un momento en que comenzaban los reconocimientos tanto tiempo postergados. Pero la risa de Lamborghini es al mismo tiempo una mueca de espanto y, como él mismo dice y repite a través de sus textos, el procedimiento consiste en contemplar lo trágico desde lo cómico y en el mismo movimiento lo cómico desde lo trágico, de manera que “en este laberinto/ de horror y risa, sea nuestra guía/ la moral del bufón: sus comiqueos”.
El bufón de Lamborghini remite al mismo tiempo al bufón del teatro de Shakespeare y al pillo de la picaresca criolla, el canalla que se ríe a costillas del pequeño burgués moralista y biempensante: es la voz que desestabiliza el sentido y las certezas, la deriva en que el absurdo y el disparate terminan por exponer la única certidumbre positiva, “la verdad de la locura/ porque lo que no es loco/ no es verdad”.
Los versos del antilírico. En El solicitante descolocado recapituló su producción anterior desde
Al público (1957), corregida, aumentada y ordenada como un solo poema. “Canto/ desde un puntito/ llamado Llavallol/ un puntito/ ubicado en el partido/ de Lomas de/ Zamora”, dice el personaje, un “descolocado” sin trabajo que trama su historia personal con los acontecimientos emblemáticos de la resistencia peronista, como la movilización del 17 de octubre de 1945 y los fusilamientos clandestinos en los basurales de José León Suárez, en 1956.
“Para mí fue muy importante leer a Lamborghini después de los años 70 –dice la poeta y ensayista Alicia Genovese–. Si bien yo era militante, tuve una relación de bastante rechazo con ese tipo de poesía política donde se quería enviar un mensaje o donde la política era el centro. La lectura de Lamborghini me puso frente a una forma de insertar la política sin un mensaje para las buenas conciencias”.
El solicitante formula la poética de Lamborghini en un pasaje muy citado de la segunda parte del poema. Todas las generaciones, dice, están “jodidas por la estética/ cometida/ con premeditación”; en vez de “poetizar” hay que “pegar el cascotazo”, la palabra tiene que ser irrupción de lo espontáneo; el ritmo, un pulso de la existencia; “que tu verso/ dé la vida/ antes que su comentario”, pide Lamborghini, y también un “duro estallido/ de palabras”.
El solicitante descolocado es uno de esos libros únicos que reescribe la historia política del país y escribe el presente en presente porque, de hecho, su primera aparición es de 1955 con El saboteador arrepentido; no narra esa historia política sino que la hace estallar, la llena de voces, todas las consignas de la política, todos los ritornellos del sentido común, todas las posiciones, las bocas, desaforadas, cortadas. El solicitante descolocado es el libro siempre ilegible, desde sus inicios, desde la publicación de sus primeras partes, y a la vez es el libro que siempre hay que leer. Porque no propone una oda o una épica tradicional en la que se limpian linajes, se ordenan, sino la impureza; no propone una relación con la política sino que se escribe desde adentro. Y hay que seguir leyéndolo siempre porque lo político, más allá de las posiciones que aparecen, es la revuelta y la contradicción. Imagino los años de publicación de los distintos libros de la serie, en los que aparece el adictocabeza, el que se pone la cabeza de juglar pero también la cabeza del poeta de barricada y va y viene de una a otra. Imagino –digo– cómo rodaban las cabezas de la poesía argentina. El solicitante… es el libro de la insurrección, de la toma del poder de “esa casa llena de ruidos” que está al final; también es el libro del peronismo, que escande el peronismo en presente y para atrás, y lo saca del relato “verdadero”, estabilizado. Leónidas Lamborghini no tiene una descendencia clara, a la letra, pero, con certeza, deja un legado, el del poema como una forma de acción, el de la escritura y la lectura como un entrenamiento en medio del ruido, cuando el poema se hizo trizas. Y ahí uno podría pensar en los libros de Fernando Molle pero también en algunos de Alejandro Rubio o Martín Gambarotta, por mencionar solo algunos. n