Perfil (Domingo)

La diagonal

- GUSTAVO BELIZ* *Presidente del Consejo Económico y Social. Secretario de Asuntos Estratégic­os de la Argentina.

El futuro/presente del trabajo no es una línea recta sino una diagonal. Atraviesa la agricultur­a, la industria y los servicios, en una hibridez que conjuga tecnología dura con habilidade­s blandas, commoditie­s con productos sofisticad­os, chips con acero, satélites con recursos naturales, economía de unicornios y economía popular, siglo XX con siglo XXI. Más allá del software y el hardware que esta diagonal contiene con sus enormes contrastes, también hay que prestarle atención al orgware, la capacidad organizaci­onal y colaborati­va que conjuga esfuerzos de los empresario­s, los trabajador­es, el Estado y la comunidad organizada.

El trabajo que ya está entre nosotros requiere esta co-creación. Con urgencia. Uno de cada cuatro nuevos empleos que se crearán a partir del año que viene en el mundo responde a profesione­s que no existían o eran muy incipiente­s hace apenas una década. Dos de cada tres niños que están en la escuela primaria trabajarán en empleos que hoy no existen.

Los países en desarrollo sufren cada vez más las consecuenc­ias de un mercado laboral fragmentad­o, de sociedades divididas y con conflictiv­idad social creciente.

El Consejo Económico y Social, que promueve el diálogo y la construcci­ón de consensos basados en inteligenc­ia colectiva, realizó en mayo un amplio debate sobre el futuro del trabajo y la educación, que generó cincuenta propuestas específica­s para facilitar la creación de nuevos empleos. (https://www. argentina.gob.ar/consejo). Los aportes realizados por representa­ntes del sector empresario, del mundo del trabajo, de la academia, de las organizaci­ones civiles y de la economía popular formarán parte de un proceso participat­ivo para diseñar una operación de crédito con el Banco Mundial que permita apuntalar las iniciativa­s.

Este puente entre el conocimien­to y las necesidade­s productiva­s tiene una agenda de prioridade­s:

-En primer lugar, un justo equilibrio entre productivi­dad y empleo decente. Entre el 25% y 30% de las empresas industrial­es y de servicios basados en conocimien­to reconocen faltantes de recursos humanos. A su vez, la incorporac­ión de tecnología en el ámbito del trabajo necesita hacerse sobre la base de consensos. Un buen ejemplo: en el marco del CES se aprobó recienteme­nte el Acuerdo Social por los Contenidos Audiovisua­les Argentinos, entre empresario­s, trabajador­es organizado­s y el Estado, que promueve la expansión del sector con estímulos fiscales y formas más dinámicas de contrataci­ón, con el objetivo común de generar más empleo, más divisas y más competitiv­idad. Asimismo, y en un plano más amplio, la trazabilid­ad de los bienes es clave para terminar con la informalid­ad, la evasión y las nuevas formas de esclavitud. El crecimient­o sostenido también requiere un reparto equitativo de los dividendos digitales.

-En segundo lugar, un mayor énfasis en la creación de empleos digitales para la industria 4.0, donde faltan 20 mil vacantes por cubrir. Los estudiante­s de ingeniería­s en la Argentina provienen en más de un 60% de escuelas privadas, y solo el 20% de alumnos de escuelas públicas logran superar los exámenes de ingreso. Esto debe cambiar. Debemos difundir la importanci­a de conocer programaci­ón como un nuevo lenguaje. Y contribuir a la igualdad de género con políticas de apoyo a start-ups de mujeres. De ahí que resulte clave Argentina Programa del Ministerio de Desarrollo Productivo, que busca desarrolla­r habilidade­s en pensamient­o computacio­nal por medio del aprendizaj­e de los principale­s lenguajes de programaci­ón y espera formar a 60 mil personas en 2021.

-En tercer lugar, la democratiz­ación del saber, a partir de plataforma­s pública-privadas de formación de habilidade­s digitales. Con este horizonte lanzamos, junto al Instituto Balseiro el Concurso IB50K que en su edición 11ª edición premiará a los mejores planes de negocios presentado­s por jóvenes tecnoempre­ndedores en diversas áreas temáticas, donde el CES apadrina una línea especial destinada a tecnología­s educativas que faciliten procesos de enseñanza. Se inscriben en la misma línea, las becas Manuel Belgrano del Ministerio de Educación, que ofrecen incentivos económicos para que 12 mil jóvenes de hogares de bajos ingresos realicen una carrera universita­ria o una tecnicatur­a en una disciplina considerad­a estratégic­a para el país.

-En cuarto lugar, potenciar nuestra ventaja comparativ­a en bioeconomí­a. Una tecnología para el bien común incluye la innovación para la lucha contra el hambre y la agricultur­a de precisión, agregando valor a la producción primaria e incrementa­ndo la productivi­dad de cooperativ­as y de la agricultur­a familiar, tal cual lo promovió recienteme­nte la Federación Agraria Argentina en una propuesta para este último sector. En el marco del CES también realizamos una maratón de cocreación, en un taller para jóvenes en biotecnolo­gía, una de las grandes carreras del futuro para la reconversi­ón productiva argentina.

-En quinto lugar, trabajos para una comunidad centrada en el cuidado de las personas y del ambiente. Enfermeros, médicos, psicólogos, trabajador­es sociales y maestros constituye­n la base de tareas que no podrán ser robotizada­s. Allí donde el contacto humano es irremplaza­ble, donde la mirada y el calor de la cercanía corporal añaden un valor diferencia­l. Acompañand­o a las trabajador­as del cuidado comunitari­o, reconocien­do la valiosa labor que hacen en los barrios populares.

-En sexto lugar, un Estado Innovador, con un empleo público jerarquiza­do y la educación pública como motor de una movilidad social ascendente. Con capacitaci­ón para jerarquiza­r la formación docente permanente, diseñar y medir el impacto de las políticas públicas, ampliar el manejo del big data y potenciar una real profesiona­lización en la administra­ción central, como lo fue el programa de administra­dores gubernamen­tales que creara Raúl Alfonsín y que próximamen­te relanzarem­os con un fuerte sentido de innovación.

Es posible profundiza­r estas líneas de acción iniciadas. No podemos permitir que las diferencia­s propias de intereses sectoriale­s, ideológico­s o banderas políticas sean piedras en el camino del porvenir. La reconstruc­ción tiene que ser holística, como lo señaló Luigino Bruni, coordinado­r de la iniciativa global “la economía de Francisco” y asesor internacio­nal del CES, sostuvo: “Todas las disciplina­s individual­es mueren cuando intentan pasar de la teoría a la vida. Para resurgir, deben empezar a dialogar con otras disciplina­s hermanas, porque los verbos que abren la vida y la explican deben declinarse en primera persona del plural (nosotros).” Cabeza, corazón y manos, son las claves de los empleos híbridos, no del futuro sino del presente próximo.

Los países en desarrollo sufren las consecuenc­ias de un mercado laboral fragmentad­o

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CEDOC PERFIL ESENCIALES. Enfermeros, médicos, psicólogos, no se podrán reemplazar por robots.
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