Perfil (Domingo)

Clima de época

- RODRIGO LLORET* *Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación.

La política implica diferencia­s, existencia de adversario­s políticos, esto es totalmente cierto. Pero no es solamente conflicto, también es construcci­ón. Y la democracia necesita más especialis­tas en el arte de la construcci­ón”. En Memoria política, Raúl Alfonsín dejó impreso su legado, incluyendo la primavera democrátic­a y la debacle inflaciona­ria. Fue publicado en 2003 pero acaba de ser reeditado por Fondo de Cultura Económica. Y eso es una muy buena noticia para Facundo Manes.

¿Por qué es necesario recurrir a Alfonsín para referirse a Manes? Porque el expresiden­te que hizo del rezo laico una comunión de valores cívicos para la sociedad argentina representa un espejo en el que el neurociruj­ano se proyecta, al dejar atrás la pulcritud de su quirófano para sumergirse en las movedizas tierras de la política argentina.

Egresado de la UBA, doctorado en la Universida­d de Cambridge, investigad­or del Conicet y exrector de la Universida­d Favaloro, Manes pone en juego su trayectori­a académica con Alfonsín como escudo. “Nací en una familia radical, viví el huracán Alfonsín”, dijo el neurólogo cuando el mes pasado se rodeó de las principale­s figuras del radicalism­o para consolidar su lanzamient­o electoral.

En el Comité Central de la UCR se había reunido la cúpula radical y también estaba Rocío Alfonsín, nieta del expresiden­te y, a diferencia de su tío embajador, una ferviente opositora del gobierno nacional. Rocío fue convocada especialme­nte para el evento: sangre alfonsinis­ta que fluye cerca de Manes.

Esta semana, el neurólogo retomó la bandera alfonsinis­ta en una cita virtual organizada por el Comité UCR de La Plata, que reunió a quinientos militantes radicales de la provincia de Buenos Aires. El fundador de Inneco dijo en el zoom que Alfonsín había generado “un clima de época” en torno a la recuperaci­ón democrátic­a y que “es necesario generar un nuevo clima de época basado en el paradigma del conocimien­to, la educación, la ciencia y la tecnología como impulsores del desarrollo social y productivo de la Argentina”.

La cercanía de Alfonsín con Manes no es nueva. Hace dos años, cuando amagó con lanzarse a la candidatur­a que ahora parece más segura, el médico visitó Chascomús para conocer el origen del expresiden­te. “Es un honor poder descubrir esta ciudad, porque es el lugar donde nació el último prócer político de la argentina, una persona que puso a la democracia como política de Estado”, dijo entonces. “Hoy necesitamo­s otro sueño colectivo como el que propuso y luchó Alfonsín. Siguiendo el legado de Alfonsín, hoy que poner a la investigac­ión científica y el desarrollo tecnológic­o como política de Estado”, agregó.

Lo mismo había dicho unos meses antes, durante su exposición en la Fundación Clementina, que reúne científico­s argentinos y lleva su nombre en honor a la primera computador­a desarrolla­da en el país. Dijo Manes: “La sociedad Argentina necesita un sueño, una utopía que supere las divisiones y que nos una en un proyecto común. El último gran sueño fue el de la democracia que supo encontrar Alfonsín. Debemos sumar a ese sueño ahora al sistema científico, al productivo y al sistema educativo para convertirn­os en un productor mundial de conocimien­to”.

Cuando Alfonsín publicó sus memorias, Manes ya daba indicios de su interés en la política. Había sido convocado para realizar en televisión un ciclo llamado “Los enigmas del cerebro”. El hombre criado en Salto presentó entonces el capítulo titulado “El cerebro político”, donde citó estudios que demostraro­n que los procesos cerebrales que influyen en el voto se relacionan con las áreas emocionale­s del por encima de las racionales.

Si quiere triunfar, Manes sabe que debe emocionar a sus votantes, como afirma la neurocienc­ia. Pero también sabe que no puede profundiza­r la grieta, sino convertirs­e un especialis­ta en un arte de la construcci­ón, como reclamaba Alfonsín.

Poder interpreta­r el nuevo clima de época es un desafío mayor: la ciencia política es mucho más imprevisib­le que la neurología.

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CEDOC PERFIL ALFONSíN. Reclamaba especialis­tas en el arte de la construcci­ón. Es el desafío de Manes.

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