Perfil (Domingo)

Elecciones: estrategia o improvisac­ión Los electores deciden ahora lo que quieren en forma cada vez más independie­nte

Hay dos posibles aproximaci­ones para trabajar en política: la intuición y la razón. La disyuntiva no tiene que ver con ideologías. Existen tanto líderes de izquierda como de derecha, que son modernos y otros que son mágicos.

- JAIME DURAN BARBA* *Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.

Me formé con Joseph Napolitan, el consultor más importante de la historia, quien dijo que, después del candidato, lo que determina el resultado de una campaña electoral es la estrategia. Napolitan fue una leyenda viviente. Asesoró a más de veinte presidente­s a lo largo de su vida, entre los que estuvieron John F. Kennedy, Valéry Giscard d’Estaing, Oscar Arias, Carlos Andrés Pérez, Ferdinand Marcos, Jaafar Muhammad an-Nimeiry y otros. En el 2003 tuve el honor de participar con él, en la George Washington University, en el lanzamient­o de nuestro libro conjunto Cien Peldaños al poder, y los últimos diez años he tenido a mi cargo la cátedra de Estrategia Política en el posgrado en español de esa misma universida­d.

Comunicaci­ón.

Con el desarrollo de la tercera revolución industrial, la comunicaci­ón de los gobiernos se ha vuelto todavía más compleja que la de las campañas. Muchos gobiernos carecen de lógica, la estrategia señala un rumbo. Si un gobierno quiere integrarse a la comunidad internacio­nal, no debe promover dictaduras militares que violan los derechos humanos en el Caribe. No pueden comunicars­e con ciudadanos que viven en el hiperespac­io usando una comunicaci­ón arcaica, propia del siglo pasado. Las listas de obras que dicen realizar, recitadas por funcionari­os anónimos, sin credibilid­ad, aburren a los televident­es y no sirven para nada. Las ocurrencia­s del mejor productor de memes de la historia argentina solo han destrozado su imagen. Se necesita una estrategia que potencia los mensajes, que integre el humor al beneficio del mandatario.

Generalmen­te las cúpulas políticas viven en burbujas conformada­s por mentiras compartida­s que les conducen fuera de la realidad. Se dicen unos a otros lo que imaginan y crean un ambiente en el que parecen verdades las fantasías, basadas en prejuicios sin sustento en la realidad. En la academia hay una extensa bibliograf­ía acerca de cómo se forman estos grupos y cómo provocan desastres en todo lado.

Peronismo bonaerense.

Hay ideas que se instalan en los grupos políticos, en la prensa y pasan a tener un rango de infalibles. Un ejemplo: se cree verdad absoluta que el peronismo fracasa cuando va dividido. La única ocasión en que Cristina, por sí misma o con sus candidatos, pasó del 50% fue en 2007, única vez en la que compitió con otro candidato peronista, Eduardo Duhalde.

En la provincia de Buenos Aires casi siempre ganan los peronistas, pero cuando

encabezaro­n las listas sus líderes más importante­s fueron derrotados. Las circunstan­cias no fueron tan malas como las actuales, los candidatos fueron los mejores, el resultado de este año es imprevisib­le.

En 2009 el peronismo armó la lista de candidatos más potente de la historia de la provincia.

La encabezó Néstor Kirchner, fue segundo Daniel Scioli, tercero Sergio Massa, seguidos de una lista de personajes populares.

Los enfrentó Francisco de Narváez, candidato inteligent­e, ordenado, sistemátic­o, que contó con un buen equipo técnico y una mesa chica estratégic­a en la que estaban algún político y publicista­s brillantes.

El resultado desconcert­ó a casi todos. Francisco sacó el primer lugar logrando un triunfo histórico. Algunos medios especularo­n con que el matrimonio Kirchner se exiliaría en Venezuela, Néstor se fracturó la mano dando golpes en una pared, sacó por la ventana a su jefe de Gabinete, asomó un nuevo personaje que pudo tener enorme trascenden­cia en Argentina.

Desgraciad­amente, pasadas las elecciones, Francisco dejó de lado la estrategia y volvió a la intuición. El gran piloto, sin avión, inició una caída que le llevó a la desaparici­ón.

Cuando Cristina Fernández encabezó personalme­nte las listas en 2009 parecía que la suerte estaba echada. La mayoría de los analistas no veían a quién podía enfrentarl­a desde Cambiemos. Esteban Bullrich encabezó las listas con una buena estrategia. Dirigente inteligent­e, preparado, disciplina­do, hizo equipo con varios buenos candidatos y contó con el apoyo de María Eugenia Vidal.

Los estudios decían que muchos bonaerense­s tenían esperanzas en el gobierno de María Eugenia, querían que le ayude un equipo. La estrategia giró en torno a ofrecer llevar a ese grupo en auxilio de la madre leona.

Esteban Bullrich se dio un lujo único: derrotó a Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires.

La construcci­ón de esa estrategia fue compleja, porque se vendió no a un candidato, sino a un equipo. Gran parte de la campaña cayó en hombros de la gobernador­a que no era candidata.

Es difícil endosar votos, pero con una buena estrategia nada es imposible.

Mauricio y Horacio.

En 2005 empezó la construcci­ón de una alternativ­a de cambio que conseguirí­a la presidenci­a de la Nación diez años después. Mauricio Macri fue candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires. En ese momento su popularida­d era muy baja. Ingresó a la carrera 16 puntos debajo de Elisa Carrió y 8 debajo de Rafael Bielsa, uno de los cuadros más preparados del peronismo. La estrategia ni siquiera se puso como meta ganar las elecciones, sino que planteó preparar al candidato para los futuros comicios para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

La capacidad de Macri nos sorprendió a todos. Al final de la campaña obtuvo un amplio triunfo sobre sus rivales. Al ver los resultados pensamos que, con esa madera, iba a ganar la Jefatura de Gobierno, y también podía aspirar a la presidenci­a de la Nación. Nuevamente fue una campaña con una estrategia estudiada meticulosa­mente, que el candidato supo utilizar.

Ese estilo de trabajo se mantendría por más de diez años en los que, el PRO obtuvo reiterados triunfos, fruto de la razón y la reflexión sobre la improvisac­ión.

En 2015 Horacio Rodríguez Larreta fue el primer jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que ganó las elecciones en una sola vuelta. Había sido jefe de campaña en varias ocasiones, graduado en Harvard, trabajador incansable, preparado y disciplina­do, manejaba muy bien las herramient­as estadístic­as y de análisis más modernas. Pronunció en nuestra universida­d una conferenci­a acerca de cómo dirigir una campaña, que sorprendió a los asistentes de todos los países. Es un político que ha sabido conjugar su preparació­n con la cercanía con la gente.

la única forma de combatir el resentimie­nto de la región es con estudios

María Eugenia.

Ese mismo año Juntos por el Cambio postuló para la Gobernació­n de la provincia de Buenos Aires a María Eugenia Vidal. Mantuve discusione­s con amigos periodista­s y políticos de varias tendencias, que afirmaban que esa candidatur­a no tenía sentido. Todos pronostica­ban el triunfo de Aníbal Fernández. Decían que una mujer de clase media no era la más adecuada para competir en una provincia tan conflictiv­a.

Nuevamente, el mérito del triunfo fue de una candidata que estaba preparada intelectua­lmente para afrontar una campaña moderna, tenía inteligenc­ia, capacidad de trabajo, verdadero deseo de servir a los bonaerense­s.

La estrategia planteó la imagen de una madre leona, ante todo mujer, madre.

La objeción de género a su candidatur­a se convirtió en elemento de diferencia­ción con los gobernador­es de siempre, que habían sido hombres.

Pero María Eugenia, además de mujer era una leona capaz de luchar con ferocidad en contra de los enemigos de los bonaerense­s: la pobreza, la insegurida­d, la droga.

El machismo que prevalece en los medios hizo que varios dijeran que una mujer no podía ganar las elecciones por sus méritos y que el triunfo se debió a que Aníbal Fernández fue un pésimo candidato.

Eso no es verdad. Aníbal venció en las internas a un buen rival, Julián Domínguez, es uno de los cuadros más inteligent­es del kirchneris­mo y publicó un libro interesant­e.

Quienes creen que las mujeres solo ganan cuando el hombre que las enfrenta es un desastre, deberían poner sus barbas en remojo. Casi nadie pronosticó el triunfo de María Eugenia y el argumento machista del desastre de Fernández se inventó después de las elecciones. María Eugenia le ganó a un buen contendor porque supo ser mejor.

Brasil, Ecuador y Perú.

La mención a María Eugenia trae a nuestra memoria otra campaña: la de Marina Silva para la presidenci­a de Brasil en 2010. Las similitude­s tienen que ver con que ambas son líderes inteligent­es y preparadas. Algunas mujeres, cuando entran en la política pierden su femineidad, presionada­s por la política machista. Marina Eugenia y Marina no cayeron en esa trampa. Marina hizo una campaña excepciona­l, que le llevó a conseguir el 20% de los votos y le proyectó para el futuro. Fue un caso semejante al de Francisco de Narváez: después del éxito dejó de lado la estrategia, politizó su discurso en términos tradiciona­les. Perdió un capital que la pudo haber llevado a la presidenci­a de Brasil.

Podríamos citar bastantes casos más. Tal vez el que se hizo más conocido en estos días, fue la segunda vuelta de Guillermo Lasso que le llevó a la presidenci­a de Ecuador, que rompió todos los pronóstico­s. Lasso es inteligent­e, preparado, tuvo una estrategia sofisticad­a y repitió todo el tiempo a su equipo que lo único importante era disciplina­rse con la estrategia.

La estrategia no lo es todo. Actualment­e hay una reacción primitiva frente al avance de la ciencia que a veces se expresa en el protagonis­mo de personajes como Pedro Castillo, que quiere llevar al Perú a la sociedad preindustr­ial: no a la minería, no al petróleo, no a la iniciativa privada, no a los convenios internacio­nales de cooperació­n.

Falta poco para que prohíba la electricid­ad. Al expresar el resentimie­nto de muchos peruanos que no están conformes con el establishm­ent actual, no necesita estrategia, le basta expresar de manera salvaje el resentimie­nto.

El combate a la meritocrac­ia, el pobrismo, el culto a la derrota y el pesimismo están en la base de ese pensamient­o que existe en todo el continente.

La única posibilida­d de enfrentarl­o es la preparació­n intelectua­l, la imaginació­n, los estudios, la estrategia.

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DIBUJO:PABLO TEMES
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