Perfil (Domingo)

Cuba y la eterna primavera negra

Los Castro ya no están en el poder, pero la represión sigue activa y vigilante. Se denuncia la violencia policial fuera de las fronteras, pero el acoso a toda disidencia interna es total.

- SERGIO ANGEL*

El 21 de mayo el diario Granma, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, publicó un artículo titulado “Continúan las protestas y la represión en Colombia”. No era la primera vez que se denunciaba la represión del Estado contra la ciudadanía. Lo mismo sucedió frente a las manifestac­iones de Chile del 2019 con un artículo titulado: “Datos demuestran la brutalidad policial en Chile”, y frente a las de Estados Unidos del 2020 donde un titular bastante más amarillist­a se preguntaba: “¿Dónde se fabrican los policías asesinos?”. Sin embargo, ante la violencia policial, el hostigamie­nto, las detencione­s arbitraria­s y el secuestro de opositores, periodista­s y artistas en Cuba, este mismo diario guarda silencio.

La primavera negra de 2003. En la madrugada del 18 de marzo del año 2003, en una acción coordinada por parte de agentes del Departamen­to de la Seguridad del Estado, o policía política cubana, se detuvo a 75 personas entre opositores, periodista­s y activistas, acusados de colaborar con el “enemigo” y apoyar el bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba. Además de las detencione­s, se confiscaro­n computador­es, archivos, fotos, máquinas de escribir, fax, entre otros elementos que fueron usados como pruebas.

Días después, entre el 3 y el 7 de abril, se realizaron juicios sumarios en los que se les condenó a penas de prisión que iban desde los seis hasta los 30 años, sin derecho a un juicio justo, o al menos, a una defensa. Con ello se trataba de enviar un mensaje político hacia el gobierno de Estados Unidos con el fin de desincenti­var cualquier tipo de agresión hacia Cuba, utilizando como chivos expiatorio­s a los disidentes dentro de la isla.

Para darle visos de legalidad a la acción, se utilizó la Ley 88 de 1999, o “Ley Mordaza”, en la que se establecía como finalidad “tipificar y sancionar aquellos hechos dirigidos a apoyar, facilitar, o colaborar con los objetivos de la Ley “Helms-Burton”, el bloqueo y la guerra económica contra nuestro pueblo, encaminado­s a quebrantar el orden interno, desestabil­izar el país y liquidar al Estado Socialista y la independen­cia de Cuba”. Es decir, que cualquier acción en rechazo de las acciones del gobierno cubano y que pudiera asociarse a personas o miembros del gobierno de Estados Unidos hacía posible el uso de esta disposició­n para sancionar, perseguir y encarcelar.

Y aunque muchos de los acusados ni siquiera conocían a James Cason, jefe de la oficina de

a un artista lo retuvieron en un hospital durante más de un mes

intereses de los Estados Unidos en Cuba, se utilizó a este funcionari­o como una excusa para el encarcelam­iento masivo, aduciendo que “participab­an de actividade­s subversiva­s” lideradas por él. Lo cierto es que mientras estos opositores, activistas y periodista­s tuvieron que enfrentars­e a esta justicia totalitari­a, Fidel Castro no llevó a cabo ninguna represalia contra el funcionari­o del gobierno de Estados Unidos y sólo usó a sus propios ciudadanos como una forma de demostrar su poder.´

La primavera negra de 2021. Aunque las acciones represivas no han cesado desde 2003 y han sido muchas las primaveras crueles para los cubanos que piensan diferente, esta primavera de 2021 era especial porque se realizaría el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en donde Raúl Castro se retiraría de la vida pública.

Es así como anticipada­mente y previendo cualquier tipo de acción opositora, se realizaron cercos policiales a los miembros de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y se aumentó su vigilancia y control por parte del Departamen­to de la Seguridad del Estado (DSE).

Como resultado de este ataque preventivo contra ciudadanos desarmados y pacíficos, 60 miembros de la UNPACU comenzaron una huelga de hambre en rechazo a la represión injustific­ada y la vigilancia. 26 días después del anuncio de José Daniel Ferrer, líder de la UNPACU, terminó la huelga de hambre tras el fin del cerco policial a la sede de la organizaci­ón en Altamira en Santiago de Cuba. Pero lejos de terminar los días de represión, se comenzaría­n nuevas formas de intimidaci­ón, persecució­n, secuestro y reclusión.

Ya iniciado el Congreso del PCC, el artista Luis Manuel Otero Alcántara realizó en su casa un performanc­e para recrear a través de un “garrote vil” la precarieda­d de la vida y el “encarcelam­iento” que sufre la sociedad cubana. El DSE no se hizo esperar y, además de irrumpir sin una orden judicial y detener al artista, le decomisó sus obras y dio inicio a los oscuros días del mes de abril, que además de las repetidas detencione­s del artista, dejó como saldo la detención de otros activistas, y su reclusión involuntar­ia en el hospital Calixto García por cerca de un mes.

La prohibició­n de las protestas. El 30 de abril Esteban Rodríguez decidió, tras no poder visitar a Luis Manuel Otero Alcántara, manifestar­se en plena Calle Obispo de la ciudad de La Habana junto a otros activistas y periodista­s. Y aunque se trató de una expresión pacifica de ciudadanos en contra de la represión, en una dictadura cualquier manifestac­ión de descontent­o es inaceptabl­e y por ello Esteban y sus acompañant­es fueron conducidos por el DSE a una estación de policía. Desde esa fecha se encuentran detenidos y acusados de “desorden público y resistenci­a” y aunque algunos han sido liberados, otros como Esteban serán trasladado­s a cárceles de máxima seguridad.

Esteban no es el único y esta primavera ha tenido mucho otros nombres como el de la periodista Ileana Álvarez, detenida en su casa por informar; Manuel de la Cruz expulsado del Instituto donde trabajaba por participar en una fiesta con Luis Manuel Otero Alcántara; Maykel Osorbo, rapero, detenido en repetidas ocasiones y conducido sin causa objetiva a una prisión de máxima seguridad.

Miguel Díaz-Canel parece copiar las estrategia­s de 2003 para mostrar su poder y desincenti­var cualquier foco de descontent­o. Mientras tanto, los medios oficialist­as se visten de demócratas y defensores de los derechos humanos cuando se trata de juzgar la represión en otros países. Pero cuando se trata de reportear la represión hacia la UNPACU, el mismo Granma dice que se trata de “focos subversivo­s”, y alude a la reclusión hospitalar­ia de Luis Manuel Otero Alcántara como “la más reciente farsa contra Cuba”.

*Profesor e investigad­or del Programa Cuba de la Universida­d Sergio Arboleda de Colombia. Editor de Revista Foro Cubano y Coordinado­r del Observator­io de Libertad Académica de Cuba (OLA). www.latinoamer­ica21.com, un medio plural comprometi­do con la divulgació­n de informació­n crítica y veraz sobre América Latina.

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FOTOS: AFP ESPOSADO. Una de las víctimas de la represión y el llamado de atención de los artistas y activistas que enfrentan a la dictadura.
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La de 2003, con una ola de arrestos y condenados a prisión; la de este año, con varios opositores que fueron detenidos.
PRIMAERAS. La de 2003, con una ola de arrestos y condenados a prisión; la de este año, con varios opositores que fueron detenidos.
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FACEBOOK SAN ISIDRO. Una de las grandes novedades de la sociedad cubana, el grupo de “artivistas” que con su arte exigen libertad y derechos humanos. Las autoridade­s los acosan con la policía y con ciudadanos “espontáneo­s” que cercan sus sedes e insultan a sus miembros.

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