Perfil (Domingo)

El hombre que ardió por los dos cabos

- ÁLVARO ABóS

La magnitud de la masacre penetró en la memoria popular como un clavo ardiente.

La reconstruc­ción de época es veraz, y los recursos del oficio transmiten las peripecias de Dardo Cabo.

“La vida breve de Dardo Cabo” es un libro de Vicente Palermo publicado por Siglo XXI, en el que se reconstruy­e la vida del militante peronista que participó en la resistenci­a al golpe de 1955, organizó un desembarco reivindica­tivo en las Malvinas, se encuadró en Montoneros y, detenido en 1975, fue asesinado por la dictadura de Videla en 1977. Se trata de un desafío literario, pero ante todo de un desafío político.

Este libro reconstruy­e la vida de Dardo Cabo, un militante peronista, hijo de un dirigente sindical, que participó en la resistenci­a al golpe de 1955, organizó un desembarco reivindica­tivo en las Malvinas y finalmente se encuadró en Montoneros. Detenido en 1975, fue asesinado por la dictadura de Videla en 1977. Ciertas leyendas orales relativas a su carisma y coraje lo acompañaro­n durante su vida y luego de su muerte. Fue un héroe y un mártir para algunos, un violento fanático para otros.

Vicente Palermo quiere ser crítico con el objeto de su indagación, pero a pesar de ello sucumbe a la fascinació­n por el biografiad­o. Es ley del género. Sostiene Leon Edel en Vidas ajenas: Principia Biographic­a, que la identifica­ción con el personaje es un clásico síndrome del biógrafo. No se puede reconstrui­r una vida sin adentrarse en ella y por más que un ser humano arrastre fallas y aun miserias, por más que el autor sustente ideas muy lejanas al biografiad­o, el milagro del ser se impone a quien lo evoca y lo corporiza narrándolo. Palermo no deja de emplazar a Cabo, de consignar sus falencias, sus contradicc­iones que a veces son incongruen­cias, al mismo tiempo que revisa, del derecho y del revés, la seducción que el personaje ejerció sobre muchas personas que lo conocieron, en el plano político, familiar y sexual. El perfil intenso del personaje (“ardió por los dos cabos”, lo sintetiza el autor) acentúa esa proximidad. Salvadas las distancias, Sarmiento cayó en esa trampa. Quiso defenestra­r a Facundo pero lo convirtió en mito.

La madre de Dardo Cabo murió en el bombardeo de Plaza de

Mayo el 16 de junio de 1955. El libro de Palermo apenas apunta ese hecho. En realidad, lo extirpa del relato con una incisión que hasta interrumpe una frase. ¿Por qué? Ha optado por la elipsis. Lo esencial es lo que no se nombra.

La magnitud de la masacre penetró en la memoria popular como un clavo ardiente. Poco aludida (fue “el fantasma de una sombra”, según Juan Bessé) lo sucedido aquel 16 de junio estuvo siempre en el centro del aliento resistente contra la proscripci­ón. La ciudad bombardead­a fue el Aleph de Dardo Cabo, no sólo porque lo condenó a la orfandad sino porque fue el símbolo de un proyecto, largo de diecisiete años, que condenó a una parte del país, a un tipo de orfandad: la minusvalía política.

El libro de Palermo pasa por una criba las lecturas de Cabo, desde Primo de Rivera a Hersubyace nández Arregui, sus diálogos y discusione­s con personajes de la época como John William Cooke o Miguel Bonasso, sus experienci­as en Tacuara, en el Movimiento Nueva Argentina y otras aventuras políticas en las que se implicó. Pero detrás de esos tironeos dialéctico­s,

una verdad nuclear: Dardo Cabo, sus vueltas del camino, sus idas y retornos, sus hallazgos y extravíos, su comienzo y su final, están condiciona­dos por la decisión que el poder tomó en 1955: el peronismo debía ser borrado de la faz de este país. Dardo Cabo se insurgió contra esta condena, de mil maneras, a través de mil rebeliones.

En sus mejores momentos el libro liga convincent­emente la vida del protagonis­ta y la historia en la que ella se mueve. Allí, su arriesgada opción de mezclar diálogos póstumos –a veces lastrados por un ideologism­o agobiante– con narración puntual y detalles cotidianos (“todo detalle es biografía” según Auden), se fusiona en un cuerpo sólido. La reconstruc­ción de época –basada en una investigac­ión abarcadora y siempre exacta– es veraz, y los recursos del oficio, alternanci­a de monólogos, diálogos, crónicas y evocacione­s, transmiten con destreza las peripecias vitales de Dardo Cabo. Hay episodios contados con brío, a veces en vena casi paródica, como la rivalidad de Dardo Cabo con Alberto Brito Lima, ambos custodios de Isabel Perón durante su visita a la Argentina o la entrevista que Cabo le hace a Borges cuando el primero trabajaba en la revista Extra. En otros momentos el registro es trágico, como en el fragmento que abre el libro –tras el denso prólogo– en el que se narra, con el aliento escueto de un Rulfo o de un Walsh, la atroz ejecución de Dardo Cabo.

La vida breve de Dardo Cabo es un artefacto literario, quizás imperfecto y oscilante en algunos de sus planteamie­ntos, polémico en todos, pero del que puede decirse aquello a lo que aspiraba Whitman: quien toca este libro toca un hombre. El de Vicente Palermo es un libro de historia. Y la historia, como se sabe, no se ocupa del pasado. Le pregunta al pasado cosas que le interesan al hombre vivo. Traer a la palestra a Dardo Cabo es un desafío literario y también político, digno del protagonis­ta, que a veces se asumía desafiante y estentóreo. El libro, lejos de instalarse en cómodas praderas históricas, nos recuerda cuánto resta por comprender de aquellas pulsiones cainitas, que hoy ya no queman cuerpos pero a veces encienden las palabras.

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CEDOC PERFIL DARDO CABO. El libro de Vicente Palermo es un libro de historia. Y la historia no se ocupa del pasado: le pregunta al pasado cosas que le interesan al hombre vivo.
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