Honrar la vida
Florence Nightingale. La heroína de los hospitales
Autora: Cecil Woodham-Smith Género: Biografía.
Otros libros de la autora: La gran hambruna: Irlanda (1845-1949), Queen Victoria, The reason why. Editorial: Losada, $ 1.600
Publicada en 1950, la presente biografía viene de ser oportuna y convenientemente reeditada en tiempos de pandemia, ya que trata de la pionera, apasionada y terca Florence Nightingale (1820-1910). Nacida en el seno de una familia acomodada, al igual que a Juana de Arco un “llamado” le llegó a quien pasaría a la historia como “la heroína de los hospitales”. Tenía 17 años. Pero pasarían ocho antes de que descubriera su vocación, y otros tantos hasta que pudiera llevarla a cabo, presa del rechazo de su familia y la culpa por romper lazos con ella.
La primera parte de este libro, de gran valor por haber contado su autora, la historiadora británica Cecil Woodham-Smith (1896-1977), con documentos y cartas inéditas, presenta el choque que se producía en la vida de una joven Florence entre dos mundos: el suyo, cómodo y holgado, en el que brillaba como figura de la sociedad intelectual, y el que le indicaba seguir su alma bondadosa: el cuidado de los enfermos, el mejoramiento de las condiciones de higiene y salud en los hospitales. A través de 470 páginas vemos cómo de muchacha impaciente, susceptible y crítica de las mujeres por “la vacuidad y el tedio de sus existencias”, a las que no soporta, preguntándose “¿por qué no hablan de cosas interesantes?”, va transformándose en una dama independiente y genial, hasta la feliz serenidad de su vejez.
En 1854, al estallar el cólera en Londres, ingresa como voluntaria en el Middlesex Hospital. Pero lo peor llega en 1854, cuando en guerra con Rusia, los ejércitos aliados desembarcan en Crimea. A la base de Escútari –aldea en la costa asiática del Bósforo–, llegarán treinta mil soldados británicos en condiciones calamitosas. Convocada por Sidney Herbert, secretario de Guerra, Nightingale conocerá allí el infierno. Y la razón de su vida.
Al frente de un grupo en enfermeras, su desafío era promover su causa para que no volvieran a ser despreciadas. Pero, para muchos, solo era una damita de la alta sociedad haciendo de samaritana. Durante agotadores años (así como los siente el lector, página a página, llenos de frustraciones e intrigas debidas a la burocracia, los celos y la desidia, con intermitentes momentos en los que su poder brilló) fue atacada tanto por protestantes como por católicos. Y aunque al final los cambios en la organización del ejército estarían basados en sus sugerencias, escribe, refiriéndose a los políticos: “Lo verdaderamente humillante, lo verdaderamente penoso es que nos las tenemos que haber con hombres que no son ni caballeros ni cultos, ni siquiera trabajadores, ni sensibles, y cuyo único objetivo es mantenerse libres de culpa”. Palabras de hace ciento cincuenta años, pero que parecen haber sido pronunciadas el domingo pasado.
Contemporánea de las hermanas Brontë y de George Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans para que su trabajo fuera tomado en serio), esta magnífica biografía describe la lucha de una mujer extraordinaria, incansable trabajadora, que nunca cedió en su afán por conquistar su lugar. Y honrar aquel lejano llamado.
Esta magnífica biografía describe la lucha de una mujer extraordinaria, incansable trabajadora, que nunca cedió en su afán por conquistar su lugar