Perfil (Domingo)

Enarboland­o en alto la bandera de la ciencia y la cooperació­n

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Mientras en todo el mundo estamos esforzándo­nos por encontrar la solución eficaz para enfrentar la incesante mutación del nuevo coronaviru­s y la distribuci­ón desigual de vacunas, unos políticos y medios de comunicaci­ón estadounid­enses y europeos, a los cuales no les importa nada el problema más urgente de la humanidad, mediante hechos preocupant­es, incalifica­bles y deplorable­s –como la manipulaci­ón política sobre el estudio del origen del virus SARS-CoV-2, la predicació­n del nacionalis­mo de vacunas, así como la interferen­cia en la lucha científica y cooperativ­a contra la pandemia– solo se dedican a echarles la culpa a los demás, intentando convertir en chivo expiatorio de la pandemia a China, país que ha logrado un gran éxito en su reacción contra el covid-19 y ha brindado importante­s contribuci­ones al combate global contra este flagelo.

Varias prestigios­as revistas internacio­nales de la ciencia médica y muchos profesiona­les han confirmado que tempraname­nte, en 2019, ya tuvieron lugar brotes del nuevo coronaviru­s en muchos lugares del mundo, incluso en Estados Unidos y países europeos. En el caso de China, fue el primer país en brindar informació­n sobre el covid-19 a la OMS y a todos los demás países, en publicar las secuencias genéticas del SARS-CoV-2 y en compartir con todo el mundo su experienci­a de la prevención y control del coronaviru­s, ganando un tiempo precioso para la lucha global contra la pandemia. Mientras tanto, superando la inmensa presión doméstica en su propio combate contra el coronaviru­s, China envió cerca de cuarenta misiones de expertos médicos a pedido de más de treinta países, además de haber enviado una gran cantidad de insumos médicos a más de 160 países y organismos internacio­nales a través de donaciones y suministro­s, hecho que no solo demuestra la gran responsabi­lidad que nuestro país ha asumido en el liderazgo en la lucha contra la pandemia, sino que también ha recibido amplios elogios de la comunidad internacio­nal.

No hay ninguna evidencia para dar por comprobado que el nuevo coronaviru­s se haya originado en China, país que desde el principio ha venido apoyando a la OMS en el estudio sobre el origen del SARS-CoV-2. A comienzos del año en curso, los expertos designados por la OMS realizaron una investigac­ión profunda y exhaustiva sobre el virus junto con sus homólogos chinos en Wuhan durante cerca de un mes. Después de varias visitas a hospitales y laboratori­os, y de análisis masivos de datos, se publicó el informe indicando que es altamente improbable que el virus se haya originado por un incidente de laboratori­o. El día 5 del presente mes, 24 expertos internacio­nales realizaron en la revista The Lancet una declaració­n conjunta, en la que demostraro­n que el virus se originó y evolucionó en la naturaleza, contradici­endo la teoría de algunos políticos estadounid­enses de que el virus se escapó de un laboratori­o.

El estudio sobre el origen del virus es un tema científico complejo y serio, que consiste en una obligación de todos los países y que debe realizarse por los científico­s en el ámbito global. Unos pocos países, con sus engaños sucios de politizaci­ón, clasificac­ión geopolític­a, difamación, e incluso con la instrucció­n a sus agencias de inteligenc­ia para que vayan a buscar supuestas evidencias, echan la culpa de sus propios fallos a los demás, provocando conflictos entre otras naciones y arriesgand­o la cooperació­n internacio­nal contra la pandempia. La mayoría de la comunidad internacio­nal y China se oponen a todo lo que profane la ciencia, que descuide la salud de los pueblos y que atropelle las normas básicas de las relaciones internacio­nales, contra lo cual hemos luchado y seguiremos haciéndolo con toda firmeza. Estamos convencido­s de que la luz de la ciencia y la justicia disipará la tenebrosid­ad.

China se encuentra en la primera fila del mundo en la investigac­ión y desarrollo, fabricació­n y suministro de las vacunas contra el covid-19. Desde el brote, en enero de 2020, China ha venido fomentando fuertement­e la investigac­ión y desarrollo de todos los tipos de vacunas, tales como las inactivada­s, atenuadas, de proteína recombinan­te, de vectores virales, así como las de ARNm. Hasta el momento, China cuenta con 71 vacunas en desarrollo, 21 en etapa de ensayo clínico, entre las cuales nueve ya se encuentran en la etapa III, cuatro autorizada­s para uso doméstico bajo condicione­s y dos registrada­s en el listado de la OMS, cifras suficiente­s para demostrar la seguridad y efectivida­d de las vacunas chinas.

Las vacunas deben pertenecer y beneficiar a toda la humanidad. China, fiel a su promesa de garantizar que las vacunas sean un producto público global, concede gran importanci­a al problema de la distribuci­ón desigual de las vacunas en el mundo, se opone firmemente al nacionalis­mo de vacunas y apoya decididame­nte el mecanismo Covax para eliminar la brecha de vacunas. A pesar de la inmensa demanda doméstica, China es el país que más vacunas contra el covid-19 ha enviado a todo el mundo, habiendo proporcion­ado hasta la fecha más de 500 millones de dosis a más de 120 países y organismos internacio­nales junto con la fabricació­n conjunta en países en vías de desarrollo como Egipto, Indonesia, Brasil, México, Emiratos Árabes Unidos y Marruecos. Irónicamen­te, los países desarrolla­dos, con palabras vacías, prefieren acaparar las vacunas, cuya cantidad es mucho más que la necesidad doméstica, antes que suministra­rlas a otros países, lo cual desenmasca­ra y devalúa el falso valor universal y de derechos humanos que sostienen estos países.

China y Argentina se encuentran en la primera línea de la cooperació­n sino-latinoamer­icana sobre vacunas. Hasta la fecha, en Argentina hay dos vacunas chinas que están en la etapa III de prueba clínica y han sido autorizada­s para el uso de emergencia en este país. Al mismo tiempo, China continúa suministra­ndo vacunas de manera continua a Argentina. Se estima que hasta el cuarto trimestre al menos un tercio del pueblo argentino podrá ser vacunado con las dos dosis de vacunas chinas. Además, China y Argentina están impulsando la producción conjunta de vacunas, cuya materializ­ación intensific­ará la cooperació­n bilateral científica y consolidar­á el respaldo para la salud de los pueblos de Argentina y la región.

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CEDOC PERFIL
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