La incorreción política
El colectivo Alegría arrancó en redes sociales enojado con el macrismo. Es más, su recorrido, sus viñetas políticas, además de exacerbar una sana costumbre argentina como puede ser el humor político gráfico, comenzó a atacar lo que se conoce como “ser políticamente correcto correcto”. Así, integrado por nombres como Esteban Podetti, Gustavo Sala, y Julia Barata, entre otros, ahora lanza la preventa de Cancelado, una revista que da cuenta de sus años de absurdo y de furia. El historietista Ernán Cirianni explica la base de este colectivo: “Se conforma para hacer una página de humor político en las redes, teniendo como referencia Orgullo y Satisfacción, la publicación de los dibujantes españoles que se van de la revista El Jueves por la censura. Nosotros no lo hicimos tanto por la visibilidad que dan las redes, si no, porque no teníamos un peso para poder imprimir una revista en papel”. Sigue: “Después de un Ideame y de un periodo de preventa largamos un anuario y luego otro y otro, y así juntamos unos pesos vendiéndolos, lo que nos permitió pensar en una revista. Otra cosa es que el 90% de los dibujantes de Alegría veníamos de la historieta más que del humor gráfico, por lo que la revista sumaba el sacarnos la espina y generar algo que siempre quisimos”.
—¿Cómo definirías hoy al colectivo?
—Alegría es un conjunto de dibujantes de varios lugares del país, un colectivo federal
y semi subversivo de humor. Ya veníamos adelantados al Covid ya que nuestras reuniones y decisiones eran resueltas por Zoom, y esas cosas tan actuales. Ahí discutimos la actualidad, las noticias, los virales, chismes, se tiran ideas, se corrigen chistes y se dicen barbaridades. Ese fue el origen para el nombre de la revista Cancelado.
—Nacen con el macrismo, pero siguen trabajando hoy en día ¿cómo se amplió el foco de la provocación?
—La provocación la vemos más en los gestos del multiverso de payasos que dirimen el futuro del mundo. Creímos que con la derrota del gobierno pasado muchas cosas de las que nos agarramos para hacer humor, crítica, chistes, se modificarían, pero llegó la pandemia y la novedad no duró ni dos meses para que el circo volviera a funcionar. De todos modos lo que nos parece interesante es que la revista nos permitió dar paso a algo no tan inmediato y episódico, y pasar a un producto más pensado o editable y con un futuro más largo que el chiste coyuntural, sin dejar de darnos la posibilidad de conservar la crítica política de actualidad.