Perfil (Domingo)

Palomas y halcones económicos

- FEDERICO STURZENEGG­ER* OPOSICIÓN. Por qué fracasan las

En tiempos recientes se ha caracteriz­ado a la oposición como dividida entre palomas y halcones. Las palomas enfatizan la necesidad de generar consensos amplios y sanar la grieta. Los halcones defienden un enfoque más frontal contra lo que creen es un proyecto autoritari­o de poder que no debe ser seducido sino destruido. Pero las diferencia­s no se circunscri­ben a lo político, en las dos visiones subyacen diagnóstic­os diferentes sobre los orígenes del malestar de nuestra economía.

El enfoque de las palomas comulga con la idea de que la economía argentina adolece de una suerte de conflicto distributi­vo estructura­l. Demandas sociales inalcanzab­les que inducen intentos de satisfacer­las que irremediab­lemente fracasan. El fracaso, a su vez, viene con grandes crisis que tarde y mal ponen las cosas en su lugar. Luego de la debacle, como en el mito de Sísifo, el ciclo vuelve a repetirse. Por eso, piensan las palomas, solo un proyecto político integrador puede parar este ciclo autodestru­ctivo.

Los halcones piensan que el conflicto en Argentina es más mundano y universal. Para los halcones, el problema no es el de una sociedad que exige demasiado, sino que exige demasiado poco, dejándose avasallar por el Estado y los grupos de interés que pululan bajo su sombra. Solo cortando los mecanismos por los cuales el poder esquilma a sus ciudadanos, argumentan, se podrá recuperar una economía sana y más justa. Tiendo a preferir está segunda interpreta­ción.

La historia paloma deja algunas lagunas. Pensar que se cometen una y otra vez los mismos errores y que nadie anticipa la consecuenc­ia de sus acciones parece un poco excéntrico. Por otra parte, ¿cómo explicar que solo en Argentina se manifiesta este conflicto? Solo una mirada provincian­a podría obviar este punto. Pero la laguna más importante es que la historia no se sostiene en los hechos. Durante toda la segunda mitad del siglo XX la tasa de desempleo en Argentina fue muy baja y el salario real de los más volátiles del mundo. Si el conflicto por los ingresos es la fuente del problema deberíamos haber visto muchas más tensiones (léase desempleo) en el mercado de trabajo y un salario real más estable. Vemos exactament­e lo contrario.

La hipótesis del conflicto estructura­l, a mi entender, nos confunde también al plantear que el problema es distributi­vo y no de crecimient­o. La ciencia económica, a diferencia de la ciencia política, entiende las interaccio­nes económicas como win-win y no como juegos donde lo que uno gana el otro lo pierde. Alimentar el discurso del conflicto distributi­vo nos aleja de lo que tenemos que hacer, estimular la competenci­a y el cambio, y termina operando como un paraguas intelectua­l para un Estado presente que solo sirve para alimentars­e a sí mismo.

Veamos, en contraste, cuatro ejemplos que tipifican los conflictos que preocupan a los halcones, básicament­e ejemplos de cómo el poder se apropia de recursos limitándol­e la posibilida­d de innovar, competir y crecer al resto de la sociedad.

1. La protección a los celulares implica que los trabajador­es argentinos pagan el 0,3% del total de sus ingresos como “extra” (es decir por encima del costo internacio­nal) a los intermedia­rios que traen celulares de China para empaquetar­los en Tierra del Fuego. Un 0,3% gastado en eso es menos plata para gastar en otras cosas. De hecho, si reasignára­mos ese gasto a las cosas en las que la gente compra habitualme­nte se crearían 60 mil puestos adicionale­s de trabajo. Menos plata y trabajo para los trabajador­es, menos oportunida­des para miles de emprendedo­res. No es puja distributi­va, es un avasallami­ento por parte de intereses corporativ­os.

es un golpe bajo la línea de flotación a la industria del turismo, la industria de exportació­n más competitiv­a, federal y mano de obra intensiva que tenemos. Esta política no reporta beneficio alguno para ningún trabajador, mucho menos para los empresario­s que podrían darles trabajo. Los únicos beneficiad­os serían, en todo caso, algunos privilegia­dos en Aerolíneas.

3. La limitación de la elección de la obra social anunciada hace un par de semanas: una extracción lisa y llana de recursos a empresas y trabajador­es para transferir­le una renta al sindicalis­mo. ¿Cómo podría esto representa­r la resultante de una puja distributi­va? La movida, reconozcám­oslo, al menos dio una de las piezas comunicaci­onales más notables de los últimos años. Al tiempo que se les prohibía a los trabajador­es elegir la obra social de su preferenci­a, la CGT escribió en un comunicado: “El Presidente reafirmó el poder del sector trabajador de elegir libremente”. Parafrasea­ndo a Marx, “el relato es el opio de los pueblos”.

dejando más de un millón de chicos sin educación sin razón evidente –la medida se revirtió de un día para el otro y no se habló más del asunto– solo para no confrontar con los docentes (o con quienes supuestame­nte los representa­n). ¿Cómo puede explicarse en la lógica de la puja distributi­va el despojar a toda una generación de las herramient­as para progresar en la vida?

Lo interesant­e es que estos ejemplos son universale­s. No tienen nada de excepciona­l. Daron Acemoglu y Jim Robinson ilustran casos parecidos en mil ejemplos de otros países en su conocida obra naciones. Para Acemoglu y Robinson el crecimient­o es un equilibrio difícil porque desarrolla­r institucio­nes inclusivas y pro crecimient­o requiere un balance delicado entre el imperio de la ley, que requiere una cierta presencia del Estado, y el imperio de la libertad, única manera de liberar las fuerzas productiva­s de una sociedad. En pocos países estas dos tendencias se controlan y equilibran mutuamente, son las democracia­s del mundo occidental. Pero otras sociedades se desvían de este equilibrio: en unos casos el poder se come todo y se tiende al autoritari­smo, en otros casos a la anarquía.

Argentina hoy ya está en una trayectori­a en la cual el poder autoritari­o del Gobierno amenaza con cooptarlo todo sofocándon­os en la inacción. El problema no es que los trabajador­es pidan una parte más grande de la torta, el problema es, justamente, que todos los días se dejan robar un poco más.

n

 ??  ??
 ?? NA ??
NA
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina