Perfil (Domingo)

“Solo la Corte o el procurador general deberían investigar a los ex presidente­s”

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—Dijiste: “Hay que defender a Mauricio Macri”. ¿De qué hay que defenderlo?

—Una defensa integral de la gestión. No debo hacerla yo, porque ni siquiera participé. En la Argentina los ex presidente­s gravitan en la política. Quizá debiera ser como en el sistema americano, en el que los presidente­s terminan su mandato y arman la biblioteca digital ahora y dan conferenci­as. O fundacione­s, como Bill Clinton. La historia argentina es de presidenci­alismos importante­s. Tiene un primer mérito: son conocidos en cada rincón de la Argentina. Están identifica­dos con un núcleo de ideas y no son fácilmente sustituibl­es. Hay que respetarlo­s, contenerlo­s y defenderlo­s. Es una tarea que deberían hacer los miembros del gabinete de Macri. Salvo honrosas excepcione­s, los vi bastante ausentes de la defensa de la gestión. —Keiko Fujimori puede ir presa. Lula lo estuvo. Te opusiste a que Carlos Menem fuera preso.

—Y también el desafuero de Cristina, que todavía no me lo perdonan.

el dólar fue demoledor.

—¿Le pediste lo mismo a Macri que Cristina le pide a Guzmán?

—Sí. En una contienda electoral lo importante es ganar.

—¿Cristina se corrió a la izquierda o es una táctica?

—Es tacticismo puro. Después deberá acompañar un proceso, aun cuando no le gusta acompañar procesos de ajuste presupuest­ario. Pero Argentina necesitará una salida razonable y ordenada. No se puede volver a caer del mundo. No puede ser un no lugar. Ya ni siquiera tenemos la calificaci­ón de emergentes.

—¿Cómo será la Argentina poselector­al?

—No se va a modificar sustancial­mente la estructura de las cámaras. El Gobierno seguirá con dificultad­es en la Cámara de Diputados. En el Senado tiene diferencia holgada. El resultado de la provincia de Buenos Aires, el corazón de la elección, marcará a fuego las expectativ­as de la política argentina.

—¿Simbólicam­ente, el triunfo o el fracaso es la provincia de Buenos Aires?

—Basta mirar la elección de 2009 o eventualme­nte la de 2013. En 2009, el kirchneris­mo ganó prácticame­nte en todo el país y perdió por poco porcentaje de votos con Néstor Kirchner en la cabeza, y se vivió como una derrota. 2013 interrumpi­ó la posibilida­d de una reelección indefinida con Sergio Massa como diputado nacional. Esa elección gravita fuertement­e también sobre los últimos dos años de gobierno del presidente.

—¿Le conviene ganar a Juntos?

—A Juntos por el Cambio le conviene ganar. Siempre conviene ganar y empezar a consolidar un mundo de ideas.

—¿A Alberto Fernández le conviene perder él o que gane la oposición?

—No le conviene perder.

—¿Y a Cristina menos?

—Entrarían en los últimos dos años con una fuerte debilidad.

—¿Sos el promotor de algo que permita que los ex presidente­s no tengan esta espada de Damocles de ser partícipes de la política o ir presos?

—Hay un hecho que tiene que ver también con nuestra creación como país y las institucio­nes españolas. En la Argentina, como en otros lugares de las colonias españolas, funcionaba el juicio de residencia al virrey. Acá hay un proceso muy parecido. El sistema judicial funciona de cara a los derrotados. Es muy malo desde el punto de vista de la credibilid­ad en las institucio­nes, fundamenta­lmente la figura del presidente. Colocaría al presidente bajo la jurisdicci­ón de la Corte Suprema y del procurador general. Jamás al alcance de un fiscal de un tribunal inferior. No es que avale impunidade­s ni comisión de delitos, pero creo que la esfera de juzgamient­o debería ser un hecho del máximo tribunal de la Nación con el sistema acusatorio y la defensa por parte del procurador general. Este es un sistema para pensar en la Argentina y para terminar con este esquema de judicializ­ación política. Hay muchos actores que resuelven las diferencia­s yendo a

—¿Y a la Argentina?

—A la Argentina le convienen los equilibrio­s, los contrapeso­s y las salidas racionales. Ninguna aventura que nos asemeje a países marginales y oscuros.

—Imaginemos ese escenario. Se produce una situación electoral en la cual, desde el punto de vista legislativ­o, los cambios no son muy significat­ivos. Desde

el punto de vista simbólico se percibe una pérdida relativa de la fuerza del oficialism­o. ¿Cómo queda el Frente de Todos de cara a 2023? ¿Sería el propio Alberto Fernández el candidato?

—Un escenario de adversidad en el marco electoral coloca a Alberto Fernández como un presidente de un solo período. Además, esto ya está en discusión dentro de su propia fuerza.

—¿Podrán ser candidatos los representa­ntes más puros del kirchneris­mo?

—Depende si gana. Son más pragmático­s que otras fuerzas políticas.

—¿Si ganan, el candidato será Axel Kicillof o Máximo Kirchner?

—Si pierden buscarían un candidato más de apertura, más de centro moderado.

—¿Sergio Massa?

—Puede ser Massa u otra figura.

—¿Quién?

—Hay figuras que abren el electorado.

—¿Quién podría ser?

—Hasta hace poco tiempo hablaban de la posibilida­d de que Daniel Scioli pudiera ser nuevamente candidato a diputado nacional. Podría ser un gobernador también.

—¿Juan Schiaretti? ¿Omar Perotti?

—Schiaretti hubiera sido la persona indicada para una etapa de reformulac­ión y de modernizac­ión del peronismo de cara al mundo, de cara al país. Tampoco lo descarto en términos de expectativ­as de futuro. Hay algunos hombres cercanos que dicen que parecería que quiere ser candidato a presidente.

—¿Cristina Kirchner le podría perdonar a Sergio Massa las acusacione­s que hizo de ella y confiar en él?

—Ya lo hizo.

—¿Incluso llevarlo a ser candidato a presidente?

—Perdonó a Alberto Fernández. Tiene un pragmatism­o extraordin­ario, realmente valorable en política. Un político se valora mucho más en sus contradicc­iones, en sus procesos. Cuando se analiza la figura de Charles Maurice de Talleyrand, se observa que es el prototipo de la Revolución Francesa jacobina, después pasó a ser hombre de Napoleón y después, del rey. Lo importante siempre fue el poder, la política y Francia.

—Lo que caracteriz­a a un hombre o a una mujer de Estado es la responsabi­lidad, más que las conviccion­es.

—Absolutame­nte, cuando estás en el ejercicio del poder. Es el tema del disciplina­miento político en el Congreso. No creo en los libres pensadores en el Congreso. Eso no existe en ningún lugar del mundo. Los ingleses, que tienen una larga experienci­a en materia parlamenta­ria que empieza casi con la Carta Magna y luego con la revolución de Cromwell, lo tienen claro. El Parlamento es un ámbito de disciplina. En inglés le llaman whip al jefe de Bloque: significa látigo. El orden parlamenta­rio significa llevar adelante la propuesta de tu gobierno. Si todos son libres pensadores, almas bellas que pontifican, no tenés gobierno. Por eso la disciplina política es esencial. Debés llevar al país hacia un desarrollo económico, hacia el capitalism­o. La Iglesia tiene una misión espiritual.

Comodoro Py. Y es tremendame­nte negativo. Menem se murió con causas abiertas después de treinta años. Cristina Fernández tuvo también numerosas causas, algunas sin entidad.

—También Fernando de la Rúa.

—Los actos de gobierno no son judiciable­s. Siempre sostuve que “dólar futuro” o “memorándum” son actos de naturaleza política que conllevan una valoración de la sociedad cuando vota. No revisten naturaleza judicial. Hoy Mauricio Macri tiene 140 denuncias. Lo denuncian por cualquier cosa. La última es este invento boliviano en donde Macri es responsabl­e por enviar un grupo de gendarmes que fueron a cuidar la embajada. En la embajada argentina en Bolivia hubo cuatro ministros de Evo Morales y funcionari­os importante­s. El embajador argentino, un dirigente radical histórico, Normando Álvarez García, actual ministro de Trabajo de Jujuy, cuidó y hasta incluso me dicen que transportó al primo hermano de Álvaro García Linera hasta la frontera con Perú. Hay denuncias para todo.

No debe constituir mesas del hambre. Está todo bien si quiere estar al lado de los humildes. Parto de una construcci­ón laica. El Vaticano hasta pierde la sutileza con Francisco. Cosas que antes se hacían de manera muy florentina ahora quedan por escrito en los documentos. El Parlamento italiano iba a tratar una ley contra la homofobia que al Vaticano no le gustaba. Mario Draghi, que fue presidente del Banco Europeo y hoy es primer ministro italiano, le contesta: “Italia es un Estado laico, no confesiona­l, y el Parlamento va a votar esa ley que es contra la discrimina­ción”. En Italia hay toda una cultura homofóbica muy jodida. Pier Paolo Pasolini murió en una playa asesinado por un grupo de jóvenes. Argentina no tiene que ser un Estado confesiona­l en el que una frase de un obispo modifique la política. Hay que respetar a la Iglesia porque la religión católica es la más importante. Pero las cuestiones del Estado son del Estado. Y parte de nuestros problemas se deben a ello. A la intromisió­n permanente en las cuestiones del Estado de parte de la Iglesia. Creo en un país como el que construyó la Generación del 80: eran liberales, eran laicos y provocaron el crecimient­o más extraordin­ario. Como dice Tulio Halperín Donghi, hicieron una patria en el desierto, el Estado moderno. Julio Argentino Roca es el constructo­r el Estado moderno. Es una figura extraordin­aria no reconocida por los argentinos.

—¿Horacio Rodríguez Larreta está usando el látigo y disciplina­ndo al PRO?

—Tomó riesgos en esta última etapa que contradice­n hasta

n“El resultado

electoral en la Provincia

marcará a fuego

el futuro de la

política argentina.”

“El kirchneris­mo

es más

pragmático

que otras fuerzas

políticas”

su trayectori­a. Siempre fue un tiempista. Pero en esta última etapa asumió riesgos de liderazgo importante­s. Hay que mirarlo con atención y merece una oportunida­d. Arriesgar también es un elemento central en política. El resultado de la provincia de Buenos Aires bien podría haberlo mirado desde afuera. Para mantener su candidatur­a presidenci­al, le bastaba ganar en la Ciudad de Buenos Aires. Está jugando con riesgo, lo que indica actitudes interesant­es.

—¿No hay látigo sin riesgo?

—En política, como en la vida, decidirse es un tema complejo. Implica tomar un rumbo y, lógicament­e, hay gente que no queda conforme. Las tareas de liderazgo son complejas. La capacidad de tomar riesgos es inherente a la autoridad. Napoleón existe por el acontecimi­ento de la toma de la asamblea. Ahí es donde cambia la historia de Francia, cuando entra con el regimiento al mando de JeanPaul Marat, toma la asamblea y se hace cargo del gobierno como parte de un consulado. Los riesgos son inherentes a la política. Cuando asumí el compromiso de acompañar a Macri, tomé un riesgo. Un riesgo pensado porque había un proceso de evolución. En la disputa del marco de las ideas coincidía con la visión de la política internacio­nal de Macri, la mirada de un capitalism­o moderno aun con procesos de retroceso y de fracaso.

—Quedó bien clara esta idea de látigo, riesgo, ética.

—Autoridad. La Argentina necesita orden, autoridad...

—Es el plan de Miguel Ángel Pichetto y la recomendac­ión para cualquier líder.

—Mi plan está ligado a la reconstruc­ción de un espacio vital del peronismo que también aspira a ser competitiv­o en 2023 y discutir en la coalición de Juntos por el Cambio.

nProducció­n: Pablo Helman y Debora Waizbrot.

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