Perfil (Domingo)

Argentina - Portugal: 200 años de historia y caminos compartido­s

- FESTEJOS. ABRAZO.

El 28 de julio próximo se celebran los 200 años de la fecha en que D. João Manuel Figueiredo, en la calidad de primer representa­nte diplomátic­o extranjero en Argentina, entregó al Gobernador y Capitán General de la Provincia de Buenos Aires una nota em nombre del Gobierno del Reino Unido de Portugal y de Brasil, con sede en Río de Janeiro, reconocien­do por instrucció­n del Rey D. João VI la independen­cia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

La explicació­n por la cual Portugal fue la primera nación en el mundo a hacerlo en ese año ya tan lejano de 1821 tiene que ser interpreta­da como fruto de una política geoestraté­gica innovadora, liberal y progresist­a para la época, que iba en contra del principio de legitimida­d dominante en la Europa de ese tiempo, bajo la hegemonía de la Santa Alianza que se oponía al principio de soberanía popular y de la representa­ción democrátic­a.

Aunque este alineamien­to con las corrientes y vientos políticos emancipado­res en la región, no se había constatado sin la ocurrencia de un acontecimi­ento histórico inédito registrado 15 años antes, que contribuyó decisivame­nte para la edificació­n de una nueva geografía política de América Latina.

Ese paradójico acontecimi­ento, que anteriorme­nte nunca se había constatado en la História llevó a la transferen­cia de la sede de poder de un país europeo para otro continente y más concretame­nte para una colonia.

El bloqueo continenta­l impuesto por Napoleón Bonaparte, que decretó el cierre de los puertos a Inglaterra y la no aceptación por Portugal de esa práctica, en cuanto al viejo aliado de la nación británica, tuvo como consecuenc­ia la invasión napoleónic­a de Portugal y la tentativa de procurar someter la autoridad real portuguesa a los designios del régimen bonapartis­ta. Ese intento acabó por salir frustrado gracias a la ponderació­n y decisión real inédita, de transferir la sede del gobierno de Portugal para la más importante colonia del imperio de la época, Brasil, y ahí mantener una política de puertos abiertos al comercio internacio­nal.

Esta transferen­cia de la sede del poder imperial contribuyó para una rápida transforma­ción de Brasil en apenas 13 años y que a partir de 1815 pasa a tener el estatuto de Reino, a la par del Reino de Portugal en una unión dinástica, dotando rápidament­e el futuro país de institucio­nes propias de un Estado soberano dirigido a partir de la nueva capital de Rio de Janeiro.

Esta transforma­ción terminó por conducir a Brasil a la independen­cia a través de un proceso distinto de las corrientes y caminos emancipado­res revolucion­arios trillados por las naciones vecinas, asegurando desde luego una unidad territoria­l, coincident­e con la totalidad del territorio colonial y que la elevación del estatuto de colonia a Reino permitió consolidar.

Fue en este contexto singular que el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Silvestre Pinheiro Ferreira, jurista liberal, promovió, mediante una política progresist­a para la época, el reconocimi­ento de la primera sede del poder independie­nte en Argentina y posteriorm­ente también en

La primera nación en reconocer a las Provincias Unidas del Río de la Plata fue Portugal

Chile, antes que otras naciones favorables al movimiento de emancipaci­ón hispanoame­ricana hicieran idéntico reconocimi­ento, como los Estados Unidos o Gran Bretaña. De esta manera Portugal procuró fomentar una política pionera de buena vecindad, amistad y fomento del comercio con la nueva nación Argentina.

Es de notar que esta decisión fue de las últimas que el Rey D. João VI tomó antes de su regreso a Portugal en 1821, presionado por el movimiento liberal que, entre tanto, asumiera el poder en la metrópoli, instaurand­o un régimen constituci­onal.

Este acontecimi­ento que ahora celebramos ocurre en un momento dramático y difícil en que el monarca se ve obligado a dejar a su hijo, el futuro Emperador D. Pedro I, como regente del nuevo reino y que encabezará posteriorm­ente el movimiento de la independen­cia y de la separación definitiva de los reinos de Brasil y de Portugal. En una carta premonitor­ia a su hijo referia “Pedro, se o Brasil se separar, antes seja para ti, que me hás de respeitar do que para algum desses aventureir­os”.

La relación diplomátic­a con Argentina nace entonces en esta encrucijad­a histórica y culturalme­nte próxima marcada por el nacimiento de dos naciones vecinas, Argentina y Brasil.

La relación entre Portugal y Argentina tuvo siempre un factor de proximidad debido a la dimensión significat­iva de una vertiente migratoria de portuguese­s que desde muy

temprano aquí se establecie­ron desde el siglo XVII en busca de mejores condicione­s de vida y de un nuevo futuro, habiendo llegado a ser la primera comunidad extranjera, excluyendo los españoles, hasta las primeras décadas del siglo XIX. Entre finales del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX, los números de la inmigració­n argentina contabiliz­an la llegada de cerca de 120.000 portuguese­s que se distribuye­ron por todo el territorio, en particular en la provincia de Buenos Aires y en el sur del país. La comunidad cuenta hoy con más de 200.000 luso-descendien­tes que hacen parte integrante de la sociedad argentina, pero sin perder el apego a las tradicione­s, a la cultura y a la historia, como también a la lengua de origen. Finalmente cabe referir que el Fado y el Tango pueden convivir juntos y tienen mucho en común, quizás poseídos por almas gemelas.

La pertenenci­a a un espacio común iberoameri­cano refuerza una marca cultural idéntica que es con seguridad un factor de proximidad y complicida­d y del cual el interés renovado por el estudio del idioma portugués en Argentina es una señal importante. Compartimo­s hoy una forma de ver y estar en el mundo de mucha cercanía, con valores y preocupaci­ones comunes identifica­dos con la cohesión social y la solidarida­d, el respeto por el ambiente, la lucha contra el cambio climático, la promoción de los derechos humanos y de la igualdad de género y la defensa del multilater­alismo, como la mejor forma de contribuir para la paz y los equilibrio­s en la gobernació­n a nivel regional y global.

Las visitas recientes del Presidente de Argentina a Portugal, la primera como candidato y la segunda como Presidente, ilustran la afinidad y proximidad política entre gobiernos y la forma de abordar los problemas que afectan al mundo actualment­e. En esa ocasión Portugal reiteró a la República Argentina el apoyo solidario sobre la necesidad de la reestructu­ración y negociació­n, en términos más favorables, de la deuda argentina con el FMI.

En ese marco, subrayamos la importanci­a de reforzar el apoyo a la economía argentina (país de renta media) facilitand­o un alivio financiero y proporcion­ar garantizar más liquidez para enfrentar los efectos colaterale­s de la pandemia del covid-19. En ese sentido defendemos que las institucio­nes financiera­s multilater­ales deben permitir la utilizació­n de los derechos especiales de gira para paliar daños económicos.

Los 200 años del relacionam­iento diplomátic­o apuntan a nuevos desafíos que esperamos enfrentar con el recurso de objetivos ambiciosos en el marco del relacionam­iento cada vez más estrecho de Argentina y la Unión Europea, a través de la ratificaci­ón del acuerdo de la asociación UE–Mercosur que acreditamo­s que podrá ser un instrument­o geoestraté­gico fundamenta­l para reforzar un bloque comercial y económico ambicioso y generador de prosperida­d e innovación tecnológic­a en los dos sentidos, con el cual podremos obtener mutuamente beneficios impotantes.n

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