Perfil (Domingo)

El plan Rodrigombi­a

- TRISTÁN RODRÍGUEZ LOREDO

“Y de aquí no me muevo”, solía repetir en cada presentaci­ón de Les Luthiers el adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, para concluir luego “y 500 leguas al norte…”. El ministro de Economía tuvo que plasmar en el Presupuest­o 2021, la ley de leyes, algunas proyeccion­es sobre la evolución de la economía que parecían difíciles de cumplir y hoy se verifican como imposibles.

Si se cumplen los pronóstico­s de los principale­s analistas del mercado, ayer el Gobierno habrá cumplido con su proyección del 29% de inflación. Salvo que todavía restan cinco meses para terminar 2021 y si se mantiene la meta implícita del 3% mensual se le habrá agregado otro 16% para cerrar todo el año con 50% en la medición interanual. Eso, mientras no ocurran tres cosas luego de las elecciones, que de hecho no se descartan de plano: un brusco reacomodam­iento en los precios relativos (tarifas, precios máximos y sugeridos), un cierre de la brecha cambiaria por aceleració­n devaluator­ia o un salto en el dólar oficial y un blanqueo de las flexibiliz­aciones que socavaron las pautas presupuest­arias.

Un ejemplo es lo que ocurrió con las paritarias, al principio alrededor del 30% para este año pero que pronto incluyó la letra chica que los sindicalis­tas, con más horas de vuelo que los gobernante­s de turno, logran colar en forma de cláusulas gatillo. Desde el oficialism­o se dio una señal contradict­oria cuando el Congreso, la Anses y el PAMI autorizaro­n subas de entre el 40% y el 45%. Un baño de realismo que reconocía el fracaso del Gobierno en domar la inflación, eterna deuda pendiente de casi todas las administra­ciones de 1983 a la fecha. En realidad, el punto negativo no debería atribuirse al equipo económico porque en el esquema que compartier­on Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Fernández, el otrora poderoso Ministerio de Economía fue atomizado para quitarle poder. Nunca más un Sourrouill­e, un Cavallo o un Lavagna, por citar a los tres ministros que sí pudieron ejercerlo. Supuestame­nte con cosmovisio­nes diversas y hasta opuestas, los políticos que llegaban por las urnas no querían más restriccio­nes “técnicas” y preferían funcionari­os sumisos y moldeables. Lotear el Palacio de Hacienda fue una de las maneras. La otra fue quitarle poder de decisión en organismos que, como la Anses, manejan un presupuest­o más grande que la mayoría de las provincias argentinas.

O como ocurrió hace menos de un mes con la altisonant­e declaració­n del Senado referente a la negociació­n de la deuda externa: entorpecía las gestiones que llevaba adelante el ministro Guzmán y de las que la propia vicepresid­enta se desdijo sin más pocos días más tarde. Entre un hecho y otro lo único que pasó es que el dólar se despertó de su letargo de nueve meses y eso, en plena campaña electoral, equivale a romper la burbuja de quietud con que se pretende crear un clima de normalidad.

Justamente, la incertidum­bre de lo que ocurrirá con el dólar luego de noviembre es otra de las variables en juego. Se supuso que en el “mercado único y libre de cambios” (sic) el dólar llegaría a fin de diciembre a $ 102, cosa que también se está cumpliendo a principios de esta semana. La diferencia está, claro, en la inflación que se percibía en un caso u otro. De todas maneras, la incertidum­bre va más allá de una numerologí­a verde: este valor se sustenta en un supercepo y ahora con más intervenci­ón en el mercado del contado con liquidació­n. Los importador­es se quejan, además, del goteo de divisas para autorizar compras y muchos productore­s no descuentan sincerar la situación con una devaluació­n de hecho en sus costos o reconfigur­ar esquemas de producción.

Estas son solo algunas de las dificultad­es de haber equivocado el pronóstico. Un error de todo el Gobierno, cuyo chivo expiatorio siempre es el ministro de Economía. Pero mucho más inocuo que la tentación de no hacer ningún pronóstico para evitar el papelón. O no formular un plan consistent­e para no incomodar a una coalición de gobierno que no resiste un test de coherencia económica y sostenibil­idad.

 ?? MINISTERIO DE ECONOMÍA ?? GUZMÁN. En siete meses, la inflación alcanzó la cifra que estimó para todo el año.
MINISTERIO DE ECONOMÍA GUZMÁN. En siete meses, la inflación alcanzó la cifra que estimó para todo el año.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina