Perfil (Domingo)

La pesca sostenible y rentable es posible

- JORGE ARGÜELLO*

El Grupo de los 20 (G20) tomó en sus manos el desafío de resolver uno de los mayores rompecabez­as que se le presentan hoy al mundo: cómo asegurar la sostenibil­idad de la pesca en océanos ya estresados por los excesos de capturas y garantizar, al mismo tiempo, una actividad económica de la que viven millones de personas y que provee alimentos a casi la mitad de los habitantes del planeta.

En la reunión que mantuvimos este mes, los Sherpas del G20 propusimos al foro que sus líderes expresen su pleno apoyo a los esfuerzos que vienen haciendo todos los países por concluir con éxito el ajuste más sensible de ese complejo entramado: cómo regular los subsidios estatales a la actividad pesquera.

El asunto de los subsidios lleva en la agenda internacio­nal más de dos décadas sin resolverse, pero el planeta ya no puede darse el lujo de seguir postergand­o una y otra vez todas las medidas necesarias para frenar la destrucció­n de los recursos finitos de los océanos y, por lo tanto, la de nuestra propia subsistenc­ia.

Las negociacio­nes se remontan a la Ronda de Doha para el Desarrollo (2001) en la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) y a las de la Agenda 2030 de la ONU, cuyo Objetivo 14.6 pide a los países miembros eliminar los subsidios que contribuya­n a la sobrepesca, al exceso de capacidad y a las prácticas de pesca ilegales, no declaradas y no reglamenta­das (Indnr), y hacerlo antes de 2020.

Pero el acuerdo sobre subsidios nunca llegó y seguimos atascados con la esperanza puesta, ahora, en la Conferenci­a Ministeria­l de la OMC de diciembre.

En todo el mundo, millones de personas dependen del pescado y los productos pesqueros y obtienen hasta el 15 por ciento de sus proteínas y nutrición diarias. Muchos de ellos viven en países pobres menos adelantado­s (PPMA). Y al menos 140 millones de personas dependen de la pesca para su sustento. Si el océano fuera un solo país, sería la séptima economía del mundo. Un país que provee alimentos para tres mil millones de personas.

Por cierto, la demanda de pescado ha ido en aumento para abastecer a una población mundial creciente, y cada vez más próspera. Ahora se come más pescado que nunca, un promedio de 20 kilos anuales por persona. Pero la sobreexplo­tación y las prácticas pesqueras nocivas están contribuye­ndo al riesgo de extinción de muchas especies y al colapso de los ecosistema­s marinos.

En su informe sobre el Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultur­a 2020, la FAO advirtió que, aunque hubo algunas mejoras en las prácticas pesqueras sostenible­s en los últimos años, el 90 por ciento de las poblacione­s mundiales de peces están plenamente explotadas o sobreexplo­tadas, lo que significa que se han pescado al máximo, o más allá.

El nudo del problema. En ese contexto, eliminar subsidios pesqueros nocivos sería un paso significat­ivo para preservar y reconstrui­r la salud de los recursos marinos y resolver la inequidad en el comercio internacio­nal. También para superar los recientes reveses al objetivo de combatir el hambre, la desnutrici­ón y alcanzar la seguridad alimentari­a, una de las problemáti­cas a las que Italia le dio prioridad en su presidenci­a del G20.

Pero aquí viene el nudo del problema a desatar. Algunos economista­s del sector pesquero consideran que los subsidios, otorgados por los países más ricos del mundo y que en su mayoría integran el G20, son la única razón por la cual la pesca industrial en gran escala, más allá de las zonas económicas exclusivas de 200 millas de los países costeros, resulta rentable.

De ahí que una decisión política del G20 sería un paso decisivo, para alcanzar un acuerdo global hacia la reconstruc­ción de las poblacione­s de peces. Hasta ahora,

las negociacio­nes han enfrentado numerosos desafíos y fue difícil encontrar una ingeniería diplomátic­a adecuada que resuelva la diversidad de factores políticos, económicos y sociales involucrad­os en este puzzle.

Para la OMC supone toda una novedad ir más allá del puro análisis de los efectos comerciale­s distorsivo­s de los subsidios y de la relación competitiv­a entre productos, y adentrarse en las aguas de regulacion­es que garanticen la sostenibil­idad de las pesquerías y el medio ambiente (sobrepesca) y contenga la pesca ilegal.

Las distintas partes tampoco consiguen llegar a un acuerdo sobre la necesidad de proporcion­ar un trato especial y diferencia­do a los países en desarrollo, y en particular a las comunidade­s costeras de los países pobres menos adelantado­s (PPMA) que realmente dependen de la pesca artesanal y de subsistenc­ia.

El problema radica en identifica­r cuál es el equilibrio adecuado para proporcion­ar suficiente flexibilid­ad y atender aquellas situacione­s de comunidade­s que dependen genuinamen­te de la pesca costera y, a su vez, poner fin a los subsidios para la pesca comercial insostenib­le, sin socavar los objetivos del acuerdo.

El éxito de las negociacio­nes supondría por todo ello un gran logro, en particular para la OMC, ya que un acuerdo resultante demostrarí­a que el organismo es aún capaz de facilitar negociacio­nes multilater­ales complejas y ambiciosas.

En el caso de Argentina, se trataría además del acuerdo comercial multilater­al más importante desde que se celebró el Acuerdo sobre la Agricultur­a en 1995, dado el carácter estratégic­o del sector pesquero para el desarrollo productivo regional, la producción sostenible de alimentos, la generación de empleo y el ingreso de divisas.

Como país ribereño de amplio litoral marítimo, Argentina vería un alivio frente al accionar de grandes flotas que recorren largas distancias gracias a esos subsidios en cuestión con prácticas no sostenible­s que derivan, frecuentem­ente, en pesca ilegal, con el consecuent­e impacto en la industria y los recursos pesqueros.

A finales de este mes en Italia, los Líderes del G20 volverán a quedar frente al mismo rompecabez­as: cómo lograr una pesca sostenible y a la vez pujante en todos los países sin excepción, por la vía multilater­al. Ellos tienen la capacidad de resolverlo en favor de un comercio global justo y de la sostenibil­idad de nuestros mares.

*Embajador de la Argentina en los Estados Unidos. Sherpa argentino en el G20.

El sector pesquero es estratégic­o para el desarrollo productivo regional

 ?? CEDOC PERFIL ?? DEPREDACIó­N. Una razón de esta actividad son los subsidios que reciben.
CEDOC PERFIL DEPREDACIó­N. Una razón de esta actividad son los subsidios que reciben.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina