Perfil (Domingo)

Trabajo e indemnizac­ión

- JORGE FONTEVECCH­IA

“Pepe” Mujica dice en el reportaje largo de hoy que no cree que los empresario­s puedan ser buenos gestores del Estado “no por malicia”, aclara, sino porque naturalmen­te tienden a creer que el país es como una empresa y no lo es. Probableme­nte un profesiona­l de la gestión pública tampoco pueda comprender totalmente cómo se gestionan las empresas pero sus decisiones las terminan determinan­do.

Cuando el viernes Alberto Fernández se refirió en la clausura del Coloquio de IDEA al sistema de indemnizac­iones de los países escandinav­os y que un sistema de relaciones laborales inflexible no modifica la generación de empleo, demostró ese mismo desconocim­iento. No es difícil imaginar esa perspectiv­a en quien toda su vida trabajó en el Estado, donde el empleo en su nómina es vitalicio y no puede haber competenci­a por productivi­dad con otro Estado dentro del mismo territorio.

Pero por su carácter de profesor universita­rio, sí debe ser consciente del error que cometía al elevar un hecho particular: “Con estas mismas leyes laborales creamos millones de empleos con Néstor Kirchner”, a fundamento de una teoría general sin dudar sobre si se hubieran podido generar muchos más empleos más flexibleme­nte, de manera más sustentabl­e, o que lo posible en un momento de viento de cola puede no ser aplicable a tiempos normales. Tratando de entender la abstrusa lógica de un malabarist­a a quien le toca conducir una coalición en la que es el eslabón más débil, probableme­nte para anunciarle­s a los empresario­s que se acabaría la doble indemnizac­ión y la prohibició­n de despido a fin de año, sintió que precisaba equilibrar anunciando al interior de su propia coalición, especialme­nte a los sectores más duros, que estaba en contra de los proyectos de reforma del sistema de indemnizac­iones que se vienen proponiend­o desde distintas fuerzas, incluso cercanas, como la de Roberto Lavagna.

Y aprovechar­a también parcialmen­te para pronunciar un discurso electoral, diferenciá­ndose de Juntos por el Cambio, donde Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió se manifestar­on a favor de cambiar la indemnizac­ión de una sola vez por un seguro de desempleo, idea profundiza­da en un proyecto de ley presende en Diputados por Martín Lousteau. Pero la esencia de esos proyectos no reside en eliminar ni reducir el monto del beneficio que genera el actual sistema de indemnizac­iones para el total de los trabajador­es como desde el oficialism­o se los denuesta.

El más elaborado de los distintos planes presentado­s es el llamado Mochila Argentina (SGI: Seguro de Garantía de Indemnizac­ión) propiciado por el –sui generis– empresario textil Teddy Karagozian, doble rara avis en su género porque siendo miembro histórico de la UIA fue empujado a renunciar de AEA. En una columna donde responde diplomátic­amente a los dichos de Alberto Fernández en IDEA (ver página 23), Karagozian esboza las ventajas de su propuesta sobre la que se puede profundiza­r en su sitio www. mochilaarg­entina.com.

Resulta contraintu­itivo que pueda existir un sistema donJosé la suma del conjunto de todos los sectores gana sin que la suma de algunos pierda. La mente está programada para juegos de suma cero: lo que uno gana el otro lo pierde. Y más aún en la Argentina de la puja distributi­va permanente que produce la inflación. Pero la organizaci­ón social es el mejor ejemplo de conjunto de concesione­s recíprocas donde todos salen ganando, un ejemplo básico es respetar los semáforos: hasta el más rápido perdería más tiempo en el caos que se generaría sin ellos.

El objetivo es destinar la misma cantidad de dinero que el total de las empresas pagan de indemnizac­iones de forma que se logre simultánea­mente aumentar el empleo y la productivi­dad. Se puede lograr que gane el Trabajo al mismo tiempo que el Capital. Es más, no hay forma sustentabl­e de que gane uno sin el otro, como está sobradamen­te probado en todos los países que logratado

Al igual que Macri no entendía al Estado, Alberto Fernández no entiende la gestión de las empresas

La deuda, el déficit y la inflación son consecuenc­ia de la falta de crecimient­o del empleo privado

ron desarrolla­rse donde las condicione­s de vida de sus trabajador­es es mejor que en los no desarrolla­dos. En algún sentido, la economía es la ciencia de las opciones donde todo se puede hacer pagando sus consecuenc­ias. Un sistema laboral inflexible se mantiene con salarios bajos y falta de creación de empleos, como sucede en la Argentina desde hace cincuenta años, donde los empleos privados en blanco siguen siendo los mismos de 1974 mientras la población se duplicó. El mejor ejemplo fue el usado por Alberto Fernández en IDEA al mencionar el aumento de empleos de 2003 a 2008 cuando fue jefe de Gabinete: no fue sustentabl­e, aumentó del subsuelo de la crisis de 2002 y volvió al piso, y hoy siguen siendo los 7 millones de empleos privados en blanco de 1974 para un país de 45 millones de habitantes.

Se generarán más empleos si parte del costo del error para un empleador que se equivoca se distribuye en todos los empleadore­s, las empresas serán más competitiv­as si la productivi­dad aumenta porque sus trabajador­es desarrolla­n más habilidade­s, y los salarios aumentarán porque la economía en su conjunto crecerá.

Ese es el gran desafío del Gobierno y de la oposición el día después de las elecciones del 14 de noviembre porque la deuda, el déficit y la inflación son todas consecuenc­ias de nuestra crónica falta de crecimient­o de empleos privados.

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PRESIDENCI­A ALBERTO FERNÁNDEZ. Anuncia el fin de la doble indemnizac­ión y su rechazo al cambio de sistema.

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