Perfil (Domingo)

Cosas veredes

- ROBERTO GARCÍA

Unívoca señal: enviar mañana a Martín Guzmán a reperfilar compromiso­s con el FMI. Mas que un viaje, es una confirmaci­ón a su continuida­d en el Gabinete. Temporaria, quizás. Justo cuando se entendía que, entre este lunes y martes, Alberto Fernández iba a desplazar al ministro e impondría otras modificaci­ones en las carteras de gobierno para alegrarle la vida a Cristina de Kirchner.

Ahora entró en suspenso esa decisión y se posterga el predecible destino de Guzmán como embajador ante El Vaticano. Si es que los cambios dentro del Gobierno a fin de mes van a sacar del estado de catalepsia al que Alberto parece condenado con el sufrimient­o añadido del acoso perenne de su vice. Podría hasta dejar de decir: “Me torturan”, latiguillo en el que persiste aún luego del nacimiento de su hijo.

Es cierto que el país no cumple con el FMI, pero las negociacio­nes se podrían resolver vía zoom. Carece de sentido que Guzmán junte más millas que un comandante de aerolínea volando a Washington. Sería una muestra de la austeridad que se le demanda al resto de la administra­ción.

El gesto presidenci­al a favor del ministro, en rigor, es un aditivo a su propia superviven­cia, ya que parece convencido de que si lo desplaza por la presión insolente del cristinism­o, después –mas temprano que tarde– será el turno de su propia partida. Tanto él como muchos periodista­s recuerdan que algún atrevido familiar estableció junio como fecha de un acontecimi­ento traumático. En Avellaneda, para más datos. Preguntar a varios intendente­s.

Ya Guzmán le había advertido a sus subalterno­s en la semana, con una repentina dureza, que si no se alineaban con él presentara­n la renuncia. No habló de echarlos: debe creer, inocente, en la dignidad de sus funcionari­os.

También convocó a audiencias públicas para resolver el tema de tarifas e incrementa­r el mal humor de Cristina y, por si alguno no entiende, hubo en la escena un inesperado traductor del Presi- dente: salió hace 48 horas Daniel Scioli a defen- der al ministro con una energía desconocid­a y desafiando inclusive a Cristina. No es una rentrée casual. El embajador viene y va a Brasil con ambiciones ejecutivas, contribuyó a la cesión de gas para el invierno, se reúne con Alberto, éste lo considera “su hermano” y, por supuesto, fue uno de los invitados al restringid­o cumpleaños presidenci­al en el que se debían entregar los celulares a la entrada como si fueran armas de fuego. En realidad, lo son.

Consulta al bombero.

Alberto, como suele ocurrir en las emergencia­s, lo llamó a Roberto Lavagna: comieron, el ex ministro le acercó un proyecto sobre las Pymes y, curiosamen­te, habló con encomio de Sergio Massa, con quien estaba disgustado desde hace tiempo. Como el viejo Vizcacha, no está para los entreveros, sí para los consejos.

El nombre de Massa –quien mañana participa en la crisis Legislativ­o versus Corte por la constituci­ón del Consejo de la Magistratu­ra– recorre el espinel de la Casa Rosada: lo consideran para un súper ministerio de Economía con varias áreas a cargo (Producción, Transporte, Energía, Finanzas). Además, dispondría de un hándicap a la hora de enviar y aprobar leyes en el Congreso.

Para él sería un cambio que, tal vez, lo refrescarí­a en un universo de encuestas que no lo favorecen desde que pilotea la Cámara de Diputados. El cotilleo habitual dice que la sintonía de Massa con Guzmán está deteriorad­a y que la doctora Fernández tampoco disfruta con esa alteración en el mando. Pero hay mediadores con alto poder de seducción, tipo José Luis Manzano.

Cristina tampoco avala, comentan, una convocator­ia a Emanuel Álvarez Agis: detesta a uno de los empresario­s que lo impulsa, Marcelo Midlin. Por ahora, el ex número dos de Economía en su mandato le acerca iniciativa­s a Alberto y defiende la gestión de Guzmán imaginando que si se mantiene la actual política económica el panorama argentino habrá de despejarse. Hay otros profesiona­les del gremio que sostienen lo mismo. De ella, mejor ni hablar. Más neutro, en cambio, sería un salto de Miguel Pesce del Banco Central a Economía, con la inquietud por el vacío a cubrir.

Escasean los candidatos en la mayoría de los rubros, tampoco Cristina ofrece una cantera desde el Patria. Al contrario, si pudiera sugerir o imponer iría por su repetido “chiquito” Axel Kicillof, al que también necesita desposeerl­o de la gestión en la Provincia de Buenos Aires, poco afortunada. En particular, si se concreta el desdoblami­ento electoral y fijan marzo como fecha para los comicios bonaerense­s.

Si llega a ser así, falta nada más que un año y deben trabajar para encumbrar la postulació­n de Martín Insaurrald­e, un barón del Conurbano unido con La Cámpora de Máximo. Cosas veredes, amigo Sancho, que harán hablar a las piedras.

El Presidente invitó a comer a Lavagna, quien habló con encomio de Massa

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CÁMARA DE DIPUTADOS MASSA. Vuelve a sonar el rumor de que tendría como destino un súper ministerio de Economía.
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