En Trelew no sólo m
En ese invierno frío, nuestros 24 años estaban calientes como las horas dramáticas que se vivían en todo el país, ignorante nuestra generación que la dictablanda de Alejandro Agustín Lanusse sería un juego de niños frente a lo que vendría cuatro años más tarde, cuando exclusivamente con sangre se
Era el martes 15 de agosto de 1972 minutos después de las 6 de la tarde y el país quedaba electrizado por la noticia que sorprendía a los argentinos: 25 presos políticos pertenecientes a las tres principales organizaciones armadas de la izquierda revolucionaria se habían fugado del penal de máxima seguridad de Rawson. En el operativo de escape mataron a un guardiacárcel, Gregorio Valenzuela. Recorrieron 21 kilómetros hasta llegar al Aeropuerto de Trelew. Allí deberían abordar un vuelo jet de Austral que se dirigía a Buenos Aires, secuestrarlo y desviarlo rumbo a la capital chilena previa escala en Puerto Montt. Solo seis lograron subir al avión y dirigirlo hacia el país limítrofe. El resto del grupo no llegó a abordar y se entregó a las autoridades militares, bajo la condición de que los retornaran escribió la historia.
A 36 milímetros del hígado y 0,50 cm de la columna vertebral, tengo aún los regalos que dejó en mi cuerpo el oficial de policía de Chubut que tiró con fusil Fal al auto donde estaba con Héctor Gabriel Castro (murió en 2021). Pepe recorría entonces el aeropuerto de Trelew entre la maraña de 120 periodistas que habían al penal y que se garantizara su seguridad.
En lugar de llevarlos a Rawson, los trasladaron a la Base Aeronaval “Almirante Zar”, dependiente de la Armada. Una semana más tarde, en la madrugada del 22 de agosto, la guardia los obligó a salir de sus celdas. Según los testimonios, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Sosa y del teniente de corbeta Roberto Guillermo Bravo, muriendo la mayoría en el acto, y algunos heridos fueron rematados con armas cortas en el piso. Al terminar los disparos, los siete sobrevivientes fueron llevados a la enfermería, pero no se les prestó ningún tipo de asistencia médica. Los únicos tres sobrevivientes fueron trasladados al día siguiente a Puerto Belgrano, donde fueron atendidos.
Los fusilados eran Carlos Asviajado de Buenos Aires para cubrir los coletazos de la fuga de 25 prisioneros -24 horas antes, día de la Virgen de Santa María, dicho esto sin segunda intencióny copamiento de la cárcel de Rawson, llena de presos políticos (la mayoría muchachos que optaron por los fierros, en los albores setentistas). Los otros colegas que estaban en el Fairlane verde