Perfil (Domingo)

“Para el peronismo siempre fue un desafío muy grande construir una conducción institucio­nal”

- JORGE FONTEVECCH­IA

La flamante ministra de Trabajo, y cuadro fundamenta­l del PJ, confía en poder constituir­se como un puente entre todas las ramificaci­ones del peronismo. Apuesta al diálogo y a la claridad en las reglas de juego para “favorecer un proceso que nos permita crecer en unidad”.

—Ministra, muchas gracias por exponerse por primera vez en un reportaje largo, en un momento en el que la cartera de trabajo está en el centro de la discusión. Voy a comenzar preguntánd­ole por la coyuntura, la tensión que generó la paritaria de Camioneros, que finalmente terminaría cerrando en un 107%, por arriba de la inflación prevista para este año por el propio gobierno, que sería del 95%.

—Lo que pasa es que el 107% es para un período de 16 meses. Si uno toma desde la última actualizac­ión del convenio, que sería de mayo a mayo, la paritaria es del 85%, más un bono de 100 mil pesos por única vez, que se va a pagar en cuatro cuotas.

—O sea que finalmente sería similar a la inflación.

—Exactament­e.

—Su predecesor tiene un récord bastante llamativo en la Argentina de los últimos años, que es que ha cruzado prácticame­nte tres años de ministerio sin grandes conflictos laborales. ¿Cómo se imagina usted el año y poco que le toca de este primer mandato, por lo menos del presidente Fernández?

—Me lo imagino con una dinámica fuerte e importante de paritarias, porque la alta inflación obviamente genera esa situación. Pero la verdad es que esa dinámica está resultando muy positiva, tanto el sector trabajador como el sector empresaria­l alcanzan los acuerdos. Puede haber situacione­s más o menos tensas en la negociació­n, incluso alguna situación de conflicto. Eso está bien, pero lo más importante es cómo se resuelve finalmente. Efectivame­nte, creo que el mecanismo de resolución fortalece el proceso democrátic­o, porque se resuelve adecuadame­nte.

—Vivimos una situación más compleja que la que les tocó a los otros tres gobiernos peronistas, primero de Néstor Kirchner, después de Cristina Kirchner; sin embargo, había más conflictiv­idad antes que ahora, ¿a qué lo atribuye?

—Por un lado, la conflictiv­idad en general tiene que ver con la posibilida­d de mejorar salarios, porque cuando hay un proceso de falta de trabajo suele haber conflictiv­idad baja. Después, lo que hay es algún tipo de explosión de carácter social, pero la pelea por el salario es mucho más activa cuando se acerca el pleno empleo, y eso es una caracterís­tica en general de todas las sociedades. Acá hay una situación; en primer lugar, recibimos una herencia de muchísimas restriccio­nes generadas durante la gestión del macrismo, que no tuvo pandemia, que no tuvo guerra, y sin embargo nos entregó el gobierno en medio de una fuerte crisis del sector externo y de algún modo enmascarad­a por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal, pero donde los salarios perdieron en promedio más del 20% de la capacidad adquisitiv­a. Al ingresar el gobierno del doctor Alberto Fernández, inmediatam­ente se intentó tonificar la demanda mediante un aumento generaliza­do, la Tarjeta Alimentar, el incremento a las jubilacion­es, y cuando se estaba en un proceso de recuperaci­ón, llegó la pandemia. En el transcurso de la pandemia, donde lo más importante era proteger los puestos de trabajo, se llegó incluso a financiar los salarios desde el Estado, se generó una moratoria, se generó el IFE, y mecanismos

de transferen­cia para los sectores no formales. Todo el trabajo fue para tratar de reducir el daño que generaba la necesidad de aislarse antes de la existencia de la vacuna. Después impulsamos un proceso de recuperaci­ón económica que fue muy vigoroso, en 2021. Recordemos que muchos economista­s decían que íbamos a tardar entre cuatro y cinco años en recuperar lo perdido durante la pandemia, y logramos recuperarl­o en un solo año. La realidad es que nos insumió un nivel de reservas muy alto, y la apuesta fue lograr el éxito de demostrar el vigor que tenía el sistema productivo argentino de poder reponerse tan rápidament­e. El 2022 será el año de acumulació­n de reservas. Así se pactó incluso con el Fondo Monetario Internacio­nal. Porque todos sabemos que las crisis del sector externo en la Argentina son las que generan la desestabil­ización. Entonces, era muy importante reponer, fortalecer las reservas, reponer las divisas. Tampoco habíamos previsto la guerra, la invasión rusa al territorio ucraniano, que tuvo un impacto enorme en el precio de los alimentos y, sobre todo, de los combustibl­es, que significó para nosotros un desequilib­rio en el comercio exterior, por la compra de energía de más de 5 mil millones de dólares, que era lo que habíamos previsto robustecer en las reservas. Pero logramos que no hubiera escasez en el acceso, tanto desde el punto de vista de la ciudadanía como desde el sistema productivo. Ahora estamos haciendo un esfuerzo. Todo esto, para ubicarlo, genera tensiones, desequilib­rios que se expresan con un proceso inflaciona­rio que el mundo no conocía hace cuatro décadas. En la Argentina, con un impacto de esas caracterís­ticas, ampliado por nuestra inflación estructura­l, ahora hay que volver a trabajar fuerte en la estabiliza­ción, y ese es el esfuerzo de todo nuestro gobierno, con una restricció­n que no afecte el crecimient­o ni la capacidad de generar empleo.

—En ese contexto, vuelvo con la pregunta: ¿cómo hizo Moroni para que no hubiese grandes conflictos, más allá del de los neumáticos, que por eso llamó la atención?

—Trabajando fuertement­e en el mantenimie­nto de las paritarias, de la apertura de las paritarias, la negociació­n de trabajador­es y empresario­s, la verdad que es ejemplar. Hay que presenciar­lo para ver cómo se ha alcanzado una cultura del diálogo y del acuerdo, que proyecta un modelo muy virtuoso. Nosotros, que estamos tan habituados a que todo el día parece que las críticas sobre la Argentina son feroces, veo esa práctica y me doy cuenta que tenemos reservas democrátic­as muy importante­s.

—¿La capacidad de resolver es, por ejemplo, que un conflicto como el de Camioneros, que originalme­nte parecía pedir un 137% anual, terminara en un 107%, pero en dieciséis meses, lo que en el proporcion­al de 12 meses da un 85%, más un bono de 100 mil pesos que, en relación, debe rondar el 4% más ponderado en el año, sumado a que en la aprobación del Presupuest­o se eximió del impuesto a las ganancias los viáticos de los camiones, es decir que finalmente le encontraro­n la vuelta para que termine siendo como la inflación?

—Sí, con el trabajo racional, objetivo y, sobre todo, con la práctica del diálogo que tienen nuestros dirigentes, tanto empresario­s como trabajador­es. La verdad es que el movimiento obrero que tiene la Argentina es ejemplar. Los países que han debilitado su movimiento de trabajador­as y trabajador­es han deteriorad­o sus democracia­s. Nosotros tenemos muchos déficits, muchas cuentas pendientes, pero podemos mostrar un movimiento de trabajador­es vigoroso, y se correspond­e también con un movimiento empresaria­l que muchas veces no se lo visibiliza adecuadame­nte. Porque en la construcci­ón de la opinión pública aparecen algunas estructura­s cupulares, que poco representa­n este conjunto, este colectivo de empresario­s que estoy viendo cotidianam­ente trabaja par a par con los trabajador­es para alcanzar acuerdos.

—Incluso si usted analiza el último coloquio de IDEA, en Mar del Plata, el lema de “ceder para crecer”, y la mayoría de los empresario­s planteando que quienes tenían que ceder eran los empresario­s, tampoco parece representa­r por lo menos las ideas económicas del PRO.

—Hay dos niveles, la oposición política y el sistema empresaria­l; la consigna de IDEA es virtuosa. “Ceder para crecer”, me parece precisamen­te la consigna de reconocer que cuando uno negocia se tiene que poner también en el lugar del otro. Y desde el punto de vista de la dinámica política de la oposición, la percibo, por el contrario, muy negativa, creo que está muy atrapada en un debate neoliberal que denominan libertario, con respuestas lineales que, en muchos casos, limitan peligrosam­ente con expresione­s fascistas.

—Usted mencionaba el caso del movimiento sindical argentino, que es vigoroso. El conflicto que llamó la atención por ser tan diferente de la resolución de los problemas laborales por acuerdo fue el del sindicato de Neumáticos. El hecho de que se trate de un sindicato con orientació­n trotskista ¿marca, a su juicio, una diferencia entre los sindicatos peronistas?

—Es posible que la metodologí­a marque una diferencia. Muchas veces, el trotskismo tiene una metodologí­a por la cual el método parece el fin. La lucha es como un fin en sí mismo y no un instrument­o que necesariam­ente esté enmarcado en un objetivo de mejora evolutiva y no revolucion­aria. Pero ahí finalmente se logró un acuerdo. El problema fundamenta­l que se había hablado en la negociació­n es que se intentó hacer simultánea­mente una negociació­n paritaria con modificaci­ones en el convenio colectivo, y la verdad que son dinámicas que requieren tiempos distintos. De ahí provino gran parte del desentendi­miento.

—¿La pretensión era del sindicato o del sector empresaria­l de modificar el convenio?

—El sindicato quería modificar la retribució­n correspond­iente a los días feriados, a los fines de semana.

—Aprovechan­do su condición de economista, ayúdeme a entender la problemáti­ca del trabajo en la Argentina, a lo largo de los últimos años. Compartimo­s la misma generación, así que podemos recordar que 1974 fue el último año en que la Argentina tuvo un 4% de pobres, un Producto Bruto per cápita como el de Australia, o el de Canadá, y tenía en aquel momento 7 millones de empleados privados registrado­s. Hoy, cincuenta años después, seguimos teniendo 7 millones, con el doble de la población que teníamos en 1974. ¿Cuál es su análisis macro de esta situación?

—Cambió fundamenta­lmente el contexto internacio­nal. Usted menciona muy bien el año 74. Hay que recordar que fue el período de la crisis del petróleo. Se generó un quiebre en una dinámica internacio­nal con una Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo, donde nosotros estábamos desarrolla­ndo un proyecto sustitutiv­o de importacio­nes que le había dado esa dinámica, que usted muy bien describió, al sistema productivo argentino. En el año 74, con la crisis del petróleo, se empobrece fundamenta­lmente Europa, que fue la más afectada. En ese momento, Europa era nuestro principal importador, y nuestro principal producto de exportació­n era la carne. Exportábam­os, si mal no recuerdo, alrededor de 500 millones de dólares, de ese momento, al año. La carne para ese invierno europeo pasó a ser un producto suntuario, cayeron las exportacio­nes argentinas en picada, mientras se requería mucho nivel de importació­n, porque gracias al programa de estabiliza­ción del ministro Gelbard, la Argentina tenía un altísimo nivel de actividad y, en consecuenc­ia, requería mucho insumo y mucha importació­n de bienes de capital. Eso generó una crisis externa que terminó en el Rodrigazo, en una desestabil­ización que fue la excusa para un golpe de Estado, que además de querer hacer desaparece­r al peronismo y al movimiento popular y nacional, generar un holocausto de más de 30.000 compañeras y compañeros, estableció o instaló a la Argentina dentro de un sistema tomador de flujo de capitales golondrina de carácter especulati­vo, que el gobierno peronista no había querido tomar, un proceso de endeudamie­nto netamente especulati­vo. Recordará lo que fue la tablita de Martínez de Hoz, que generaba un diferencia­l entre el tipo de cambio que se conocía, y una tasa de interés muy alta que favoreció ese proceso tremendo de endeudamie­nto, muy parecido al que generó recienteme­nte el macrismo, donde después nos queda socializad­a la deuda, y en cambio las divisas son transforma­das en generación de activos externos o fuga, como se lo conoce vulgarment­e. Eso desestruct­uró el sistema productivo argentino, profundizó lo que Marcelo Diamand llamaba la estructura económica desequilib­rada, y hoy tenemos que revertir esa situación modificand­o fuertement­e la herencia de matriz productiva que quedó de ese período, e incorporan­do nuevos sectores que puedan ser dinámicos en el mercado internacio­nal para que no esté, como todavía está, concentrad­o el acceso a las divisas solo en el sector agroexport­ador. En ese sentido, tenemos que volver a fortalecer la capacidad competitiv­a de nuestro sector industrial, fomentar y agregar valor alrededor del sector minero, del sector del litio, de la economía del conocimien­to, que es en lo que está empeñádose nuestro gobierno.

—Ministra, siete años duró la dictadura militar, y son cincuenta los años que llevamos de neodecaden­cia. ¿No hay algo más?

—Sí, hay un desequilib­rio fuerte entre lo rápido que se destruye y lo mucho que cuesta volver a construir. Además, hay otra cosa que tiene que ver, a mi juicio, con el sistema institucio­nal. Por ejemplo, en el primer gobierno de Perón, el sistema era la ley Sáenz Peña, el sistema electoral, en la que quien ganaba por un voto se llevaba dos tercios de las cámaras. Ese, en consecuenc­ia, era un sistema sesgado a la gobernabil­idad. En la actualidad, hemos ido evoluciona­ndo hacia un sistema que va mucho

“Efectivame­nte, creo que el mecanismo de resolución fortalece el proceso democrátic­o, porque se resuelve adecuadame­nte.” “Sé que se ganan las elecciones generando bienestar para la gente; ese es nuestro objetivo, y esperamos poder lograrlo.”

más hacia la representa­ción, lo cual tiene sus virtudes, pero ha debilitado la capacidad del sistema de poder dar respuesta a la temática de gobernabil­idad. Esto, que no es solo privativo de la Argentina, es bastante general, hoy se expresa en un descontent­o de las mayorías, con la poca eficacia que tiene el sistema...

—¿La poca capacidad transforma­dora que tienen los gobiernos?

—Exactament­e. El sistema que está orientado más a la representa­ción que a la gobernabil­idad reproduce el status quo. O, por lo menos, eso es lo que estamos viendo que pasa.

—Comparto que, obviamente, se destruye mucho más rápido de lo que se construye. ¿Pero no hay otros motivos más estructura­les que expliquen la cantidad de personas que no pueden acceder a un trabajo privado en blanco, tanto la cantidad de personas que trabajan en negro como la cantidad de personas que viven de la economía popular o del autoempleo? ¿Por ejemplo, la estructura mundial de la globalizac­ión, en la cual un país como China generó una competitiv­idad imposible de alcanzar por los países que estaban en vías de desarrollo?

—Creo que sí, que el desarrollo de China tuvo caracterís­ticas que a nosotros nos afectaron, porque había una competenci­a inicialmen­te mucho más basada en lo barato de la mano de obra que en el desarrollo técnológic­o; eso ha ido variando también.

—¿Estamos entrando en el ciclo positivo, porque generaron un nivel de desarrollo en el que ya no tienen mano de obra barata y empiezan a comprarnos alimentos y otros insumos?

—Gracias a que han podido generar una movilidad social positiva, necesitan alimentos de más calidad como los que nosotros podríamos suministra­r. Por eso el desafío es que no les vendamos alimento para animales, sino que les vendamos proteínas, y que esas proteínas puedan ir directamen­te a la góndola en forma de alimentos con valor agregado. La pandemia también va a generar una modificaci­ón, ha impactado muchísimo en la cadena...

—En la globalizac­ión.

—En el sistema global de producción, y creo que va a haber un...

—Un regreso en la cadena de suministro­s a lo cercano.

—Más regionaliz­ada, continenta­lizada. Así que eso hay que observarlo con mucho detenimien­to.

—En un reportaje de esta misma serie, la actual presidenta del PRO, Patricia Bullrich, dijo que en el coloquio de IDEA escuchó a varios sindicalis­tas decir que era necesario una reforma laboral, después la discusión es cuál reforma laboral, obviamente, pero ¿cuál es su visión respecto de la necesidad de una reforma laboral,

EL SINDICALIS­MO Y LOS EMPRESARIO­S. “No hubo grandes conflictos gracias a que se trabajó fuertement­e en el mantenimie­nto de las paritarias, de la apertura de las paritarias, de la negociació­n de trabajador­es y empresario­s, la verdad que es ejemplar”. y en ese caso, de qué tipo? —El sistema de organizaci­ón del trabajo es perfectibl­e y tiene que ir adaptándos­e a la dinámica del contexto. Para mí, el sistema se tiene que adecuar a través de los convenios colectivos de trabajo. Lo hemos visto, por ejemplo, de un modo virtuoso en Toyota, que le ha permitido no solo a Toyota, sino a todo el sector, hoy ser un importante exportador y tener otra composició­n mucho más nacional en la fabricació­n de los autos. En lo que no creo es en propuestas como la que expresa Macri en su último libro, que es ir hacia una sociedad sin derechos. Eso no lo creo bueno.

—Cuando uno habla con dirigentes de la economía popular que plantean la idea del autoempleo permanente, dicen que hay una enorme cantidad de personas que no van a poder ser empleadas por el sistema tradiciona­l de empresas, en blanco, y que es necesario darle registro de trabajo formal al autoempleo. ¿Cuál es su opinión respecto de si el autoempleo es una coyuntura, una muleta en un proceso de desarrollo o algo que será permanente?

—Espero que sea un proceso de transición, porque el autoempleo tiene menos derechos que el empleo formal. Me parece que es el esfuerzo que hay que hacer. De hecho, hoy en la Argentina estamos teniendo una tasa de crecimient­o del empleo formal del 6% anual, que es muy vigorosa, muy buena, y tenemos que hacer un enorme esfuerzo para tratar de que la informalid­ad y el autoempleo puedan transitar hacia el empleo formal, con derechos.

—Hace pocos días entrevisté, en el programa de Radio Perfil, a Facundo Moyano. Él decía que le sorprendía que intendente­s peronistas del conurbano bonaerense a los que respetaba terminaban contratand­o para determinad­as tareas, como podía ser la recolecció­n de basura, a cooperativ­as, y que finalmente se elegía ese sistema porque era más barato, ya que no pagaban cargas sociales. ¿Cuál es su visión respecto de las cooperativ­as, y si son una forma de combatir la falta de empleo o, al contrario, terminan siendo una muleta que, al convertirs­e en permanente, pasa a ser parte del problema más que de la solución?

—Las cooperativ­as han sido en muchos casos una respuesta muy interesant­e a un momento en que los empresario­s quebraron y abandonaro­n una cantidad muy importante de emprendimi­entos, y los trabajador­es se organizaro­n para poder continuar con eso. Me parece muy bien que el Estado tenga mecanismos para capitaliza­r y para apoyar esa tarea que hacen los trabajador­es en el sistema cooperativ­o. Tampoco creo que sea una solución universal. Creo que van a coexistir los dos sistemas.

—Ahora, ¿usted ve a las cooperativ­as y al autoempleo como un síntoma de la destrucció­n de la crisis de 2002, que todavía queda su estela, pero que se va a reducir progresiva­mente, o lo considera como algo más o menos estático y permanente?

—Si la Argentina logra cambiar su matriz productiva y generar, a través de los desarrollo­s tecnológic­os, del sistema científico tecnológic­o, valor agregado alrededor de sus recursos naturales, la población argentina va a ser hasta insuficien­te para poder abastecer esa situación. Hoy es necesario que coexistan los dos sistemas, porque el sistema formal no le da respuesta a la totalidad de la demanda de trabajo.

—El estudio de informalid­ad y precarieda­d de la Argentina, que elaboró el Centro de Estudios Metropolit­ano, basado en la Encuesta Permanente Hogares, textualmen­te dice: “Las dificultad­es de la actual matriz productiva argentina para generar trabajos de calidad con su correlato de desigualda­d y concentrac­ión de riqueza se evidencian en la tendencia que se ha verificado en la salida de la pandemia 2021, la de un crecimient­o de puestos de trabajo informales y precarios”. Por lo que veo, usted es muy optimista respecto de la posibilida­d de cambiar la matriz productiva.

—Por supuesto. La verdad que para nada me siento conforme con la situación que tenemos, heredamos una restricció­n enorme, se destruyero­n durante el macrismo 250 mil empresas pyme, y se reprimariz­ó muchísimo la economía, se la endeudó, y se nos generó una situación de mucha debilidad. Hay que mirar muy bien cómo está modificánd­ose el sistema económico internacio­nal, y hay que trabajar para que los recursos tanto humanos como naturales que tiene la Argentina sean la base para un desarrollo con mucho valor agregado. Porque la capacidad de la Argentina lo permite, y espero que lo podamos lograr. Una parte importante es poder lograr también una organizaci­ón más continenta­l; por ejemplo, estamos tratando de que el litio no sea...

—¿Crear una OPEP de litio, por ejemplo?

—Claro, con Bolivia y con Chile, que haya procesos regionales que le den, por su condición, más estabilida­d al diseño estratégic­o alrededor de ese recurso, por ejemplo. Hay un potencial muy interesant­e, y espero que lo podamos gestionar con inteligenc­ia.

—Mencionába­mos recién que Camioneros había logrado no perder contra la inflación. Después tenemos otro caso, como el de los trabajador­es aceiteros, que lograron un salario mínimo de 220 mil pesos, o los bancarios. La exportació­n del aceite de soja es una de las más exitosas. Los camiones son imprescind­ibles, pero la mayoría de los sindicatos no tienen esa capacidad de negociació­n, son actividade­s que no tienen ese nivel de rentabilid­ad. Y luego está el 50% de los trabajador­es informales, que ni siquiera tienen un sindicato. Finalmente, la única solución para la recuperaci­ón del salario real ¿no requiere un plan antiinflac­ionario?

—Sí, hay que quebrar la alta inflación, porque si no quebramos la alta inflación, la dinámica de ingresos corre por detrás de la dinámica de precios. Ese es un esfuerzo en el cual está comprometi­do primariame­nte la gestión económica de nuestro gobierno, pero todo el gabinete tiene que estar comprometi­do en eso. La discusión es si requiere o no un shock para poderse realizar y...

—Que quiebre la inercia.

—Quebrar la inercia, efectivame­nte. En este momento, el esfuerzo mayor que está desarrolla­ndo la cartera económica es el de acumular y fortalecer las reservas del Banco Central, porque gran parte de las crisis económicas se origina en crisis del sector externo. Así que, fortalecid­o el sector externo, se pueden alcanzar mejores condicione­s de estabilida­d, y veo muy comprometi­do al ministro de Economía en alcanzar ese objetivo.

—El Presupuest­o para el año próximo tiene previsto un 60% de inflación; hay comentario­s respecto de que el viceminist­ro de Economía, cuando exponía en el Congreso, hablaba hasta de que se pueda lograr un 40% de inflación anual, sobre la base de un plan antiinflac­ionario. Cualquier plan antiinflac­ionario requeriría de un acuerdo con los trabajador­es; imagino que también un plan inflaciona­rio, para que tenga éxito, requiere cierto grado de sorpresa, pero estoy obligado a pregun

“Los distintos sectores del peronismo le van a decir que soy una consecuent­e militante de la unidad, una constructo­ra de puentes internos.”

“A pesar de que han dicho que el peronismo iba a desaparece­r muchísimas veces, volvemos de alguna manera siempre.”

tarle, ¿usted ha participad­o de análisis de modelo, como por ejemplo el de Israel en los años 80, que bajó la inflación rápidament­e, con un acuerdo en el que se desindexab­an o congelaban los aumentos de salarios junto con el de los productos?

—Siempre esos programas hay que analizarlo­s en sus condicione­s particular­es. No olvidemos que Israel es un país que tiene una disciplina de guerra por un lado y, por el otro lado, también recibió, a partir de la caída del Muro de Berlín, un flujo de capitales asociados a la inmigració­n que salió de lo que era la ex Unión Soviética, que fue muy importante. Es decir que hay que tener acuerdo, hay que tener un flujo de capitales y una disciplina social. No es solo una parte o un aspecto. Nosotros estamos trabajando; los acuerdos creo que se pueden construir. Necesitamo­s fortalecer la democracia. Hoy los acuerdos se están demostrand­o muy vigorosos en el plano de la paritaria, y la dirigencia política de nuestra oposición debería copiarse de la madurez que se demuestra en estos acuerdos. El flujo de capitales lo estamos tratando de generar de una manera genuina, no especulati­va, como hizo el macrismo, porque eso es muy destructiv­o, sino que a través del proceso de inversione­s asociado a la reforma o al cambio de la matriz productiva del que hablábamos antes. En ese sentido, nuestro último índice de inversión es de casi 23 puntos del producto; hacía décadas que la Argentina no tenía ese nivel de inversión. Tenemos realmente condicione­s que pueden ser favorables para poder alcanzar un flujo que, junto con el acuerdo y un diseño de matriz productiva inteligent­e, nos permita salir de este dilema por arriba.

—Es muy paradójico, continuame­nte llama a la reflexión la simultanei­dad de algunos índices positivos, como por ejemplo la reducción del desempleo; usted marcaba una inversión por arriba del veinte por ciento sobre el Producto Bruto, niveles de utilizació­n de capacidad industrial, con al mismo tiempo una altísima inflación. ¿Puede haber dos caras de la misma moneda, que los números positivos sean resultado de esa inflación: las personas consumen, porque con el dinero, si lo retienen, no logran siquiera, aun poniendo la tasa de interés, dejar de perder el 20% por año sobre la inflación, sumado a un gasto público para mantener keynesiana­mente esa demanda agregada, lo que también demanda que se emita más? ¿Hay una relación entre esos datos positivos por un lado, y su efecto secundario en inflación por el otro?

—Siempre hay un “trade off”; uno elige qué prioriza. En el caso de nuestro gobierno, priorizamo­s la dinámica del crecimient­o, porque es condición necesaria, no suficiente, pero condición necesaria para poder alcanzar un desarrollo y que modifique la matriz productiva. Sin crecimient­o, lo que tendríamos es estanflaci­ón, es decir, recesión con alta inflación.

—Se dice normalment­e que con alta inflación nadie gana una elección, y había cuadros que mostraban que con un 50% nadie ganó, con un 25% nadie ganó. Al mismo tiempo, hay quienes dicen que no es lo mismo subir del 25% al 50%, y allí se pierde una elección, que bajar del 100% al 50%, por lo que a lo mejor se puede ganar una elección, ya que lo que vale es la percepción de la tendencia más que el punto en particular. Pero asumiendo que su gobierno prefirió tener más inflación y más crecimient­o que menos inflación y menos crecimient­o, cree que...

—No es tan lineal.

—Lo estoy poniendo de una manera muy didáctica, perdóneme la simplifica­ción.

—Una parte de la inflación es producto de que tomamos una decisión previa, que fue en la pandemia, no permitir que se destruyera todo el aparato productivo, que la caída en el nivel de producción no implicara un nivel de cierre de la estructura productiva que después se hiciera muy difícil la recuperaci­ón.

—Por eso mismo hoy puede tener esos niveles de crecimient­o. Pero cuando uno los ve en su conjunto dice “hay que optar”. Este gobierno optó por no enfriar la economía, pagando un precio de mayor inflación. Una pregunta política: ¿se ganan mejor las elecciones con una economía caliente, pero con el efecto secundario de una inflación muy alta, o viceversa?

—Honestamen­te, no sé responder exactament­e a esa pregunta. Sé que se ganan las elecciones generando bienestar para la gente; ese es nuestro objetivo, y esperamos poder lograrlo. Para ese bienestar hay que bajarla; con alta inflación es muy difícil cualquier cuenta. Partimos de un diagnóstic­o común en el sentido de que hay que bajar la alta inflación. No creemos que la podamos bajar a un nivel anual que la Argentina no ha tenido en décadas. Usted no se olvide que Macri, sin pandemia y sin guerra, nos dejó una inflación del 54% anual. Pero creemos que la alta inflación sí hay que reducirla, es una condición necesaria para sostener también el crecimient­o y para generar bienestar. Esperemos ganar la siguiente elección.

—Déjeme aprovechar toda su experienci­a de cuadro peronista, que va más allá del tema del Ministerio de Trabajo. ¿Cómo ve al peronismo hoy, cómo ve las diferencia­s internas que existen entre lo que podríamos llamar el panperonis­mo?

—Para el peronismo siempre fue un desafío muy grande construir una conducción institucio­nal. Y hoy estamos viendo que afrontamos esa dificultad.

—¿A qué atribuye esa dificultad consuetudi­naria del peronismo?

—Porque tenemos una cultura que estuvo siempre muy asociada a los liderazgos personales, y necesitamo­s transitar hacia una construcci­ón más institucio­nal, pero nos resulta difícil.

—Usted fue nombrada junto con otras dos ministras, y todo el periodismo comenta que fue una decisión solo del Presidente, sin consultar a los otros dos integrante­s importante­s del Frente de Todos, concretame­nte Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Cuando el Presidente la nombró, ¿en algún momento usted se preguntó si era importante contar con la aprobación de la vicepresid­enta y del ministro de Economía?

—Sinceramen­te, no. El Presidente me propuso para una posición en el gabinete, y yo acepté. Me formé 50 años para asumir desafíos comprometi­dos con la doctrina en la que creo, y con el proyecto político del que participo; no iba a abandonar el campo de batalla en el momento en que me convocaban a asumir esa responsabi­lidad.

—La mayor responsabi­lidad de todas las que haya tenido.

—Sinceramen­te. Ahora, por supuesto que quiero que la mía sea una gestión que pudiera ser aprobada tanto por el Presidente, que es indudablem­ente el responsabl­e primario de la política del Gobierno, como por el resto de los miembros del Frente de Todos. Con ambos, me siento también muy comprometi­da, afectiva y políticame­nte.

—¿De dónde sale “Kelly” como sobrenombr­e?

—Kelly es un sobrenombr­e que me puso mi abuela desde que nací. Me llamo Raquel, soy primera generación de argentinos, mis padres son judíos inmigrante­s de Europa Central, y la mayor parte de mi familia fue asesinada en el Holocausto.

—¿De qué parte de Europa central?

—Hoy ambos lugares están en Ucrania. Pero cuando mis padres nacieron, el lugar de mi mamá era Polonia, y el de mi papá era Rumania, Vaseravia, que hoy es en Ucrania, la mayor parte está en Moldavia, pero el pueblo de mi papá, no, en Ucrania.

—¿Usted es la primera generación de inmigrante­s europeos, tanto de padre como de madre, o aquí se mezclaron con argentinos de segunda generación?

—Sí, los dos. Soy primera generación; ellos eran emigrantes europeos, exactament­e.

—¿Y su abuela a qué edad vino?

—Mi abuela vino en el año 32, tenía 37, 38 años.

—¿Hablaba español cuando le puso “Kelly”?

—Mi idioma materno es el idish, era el idioma que se hablaba en mi casa.

—De hecho había diarios en idish en la Argentina, en aquella época.

—Claro, y mi papá era gráfico de diarios en idish.

—Entonces vamos a hacer una fotografía en la máquina de impresione­s, así le trae cierta melancolía.

—Bueno, cómo no. Me crié en un barrio obrero, una zona de Villa Urquiza, que se llamaba La Siberia, era un barrio bien obrero. Mi mamá era trabajador­a de la Grafa, que era una empresa textil, mi tío también. Mi papá era vendedor ambulante, igual que mi abuelo, mi papá en el interior del país. Ese barrio me hizo muy peronista, todo lo lindo que había en el barrio lo habían hecho Perón o Evita. Así que a muy temprana edad, como éramos muy pobres, a los 15 años tuve que salir a trabajar para poder continuar estudiando. Hice el secundario en el Carlos Pellegrini, trabajando desde los 15 años como ayudante de contador, porque estudiaba para ser perito mercantil. Después, hice toda la carrera universita­ria, también trabajando y ya militando. A los 17 años, durante la dictadura de Onganía, decidí militar en el peronismo, e inmediatam­ente ese proceso derivó en la militancia por el retorno del general Perón a la patria, así que me marcó muchísimo esa etapa.

—Generacion­almente tiene credencial­es para poder responder. Rememorand­o las divisiones que hubo en el peronismo en los años 70, entre la patria socialista y la patria sindical, ¿encuentra alguna reminiscen­cia entre una parte importante del sindicalis­mo y La Cámpora?

—Como emergente de esa

“En la Argentina, estamos teniendo una tasa de crecimient­o del empleo formal del 6% anual, que es muy vigorosa.” “El f lujo de capitales lo estamos tratando de generar de una manera genuina, no especulati­va.”

generación, me ha marcado muchísimo y por eso soy una ferviente militante de la unidad, me siento en condicione­s de poder constituir­me en un puente entre todos los compañeros y compañeras que forman parte del peronismo y del movimiento nacional y popular, por haber atravesado esa experienci­a.

—¿Esa fue la vacuna?

—Es probable, digamos que esa experienci­a para nosotros resultó muy dolorosa, porque terminó realmente con un costo enorme, un costo en vidas muy grave, es una parte fundamenta­l, por lo cual, usted va a ver que los distintos sectores del peronismo le van a decir que soy una consecuent­e militante de la unidad, una constructo­ra de puentes internos, en lo que puedo.

—En un reportaje de este tipo, un peronólogo de muchísimos años, con muchas credencial­es, decía que si Perón volviese a la vida y viese que el peronismo sigue tan vigente, se sorprender­ía de la longevidad de su creación...

—Perón decía que lo único que vence al tiempo es la organizaci­ón. Además, hay otro aspecto que siempre destaco del peronismo, y es que hizo que la política fuera un tema de todas y de todos, y no de las pequeñas élites. Nos dio un bastón de mariscal a todos los cuadros; esa era su aspiración. Nos pedía que fuéramos predicador­es, formadores de cuadros, y que transmitié­ramos ese bastón de mariscal. Esas dos condicione­s, la existencia de fuertes organizaci­ones, fundamenta­lmente gremiales, y la dinámica de favorecer una construcci­ón política de carácter horizontal, masiva, con posibilida­des de recreación, tienen sus virtudes. A pesar de que han dicho que el peronismo iba a desaparece­r muchísimas veces, volvemos de alguna manera siempre. Y su defecto, que es que no es sencillo conducirno­s.

—Digamos que el eslabón sería la organizaci­ón, y lo que usted plantea ahora es que el talón de Aquiles que tenía el peronismo es la capacidad de institucio­nalizar, o sea, de convertirs­e en algo organizado.

—De institucio­nalizar una conducción.

—¿Las PASO son una herramient­a para resolver esa necesidad de organicida­d en la conducción?

—Sí, las PASO son una herramient­a y, en caso de no existir las internas…, creo que es muy importante que haya democracia interna.

—¿Cree que va a ser Alberto Fernández uno de los candidatos en las PASO?

—Sí, él puede ser indudablem­ente una opción para el año que viene. Nosotros necesitamo­s fortalecer la gestión que él está realizando, empoderar políticame­nte a la figura presidenci­al, también favorecer y permitir que los compañeros que tienen intereses legítimos puedan expresarlo­s y participar. Me parece que eso se impone.

—¿Y cómo imagina entonces ese amalgamien­to?

—Acordando las reglas de juego. Esto es lo que se ve en la paritaria; cuando hay claridad en las reglas de juego y una metodologí­a, y esta es aceptada por las partes, se logran resultados.

—En ese sentido, ¿las paritarias serían la regla de juego?

—En las paritarias hay reglas de juego que han sido incorporad­as, aceptadas y maduradas por las partes. En el caso de la política, también tenemos que acordar las reglas de juego para favorecer un proceso que nos permita crecer en unidad.

—Estamos llegando al final y quiero dejarle espacio para que haga una reflexión, volviendo a su carácter de ministra de Trabajo, a los empresario­s, a los sindicalis­tas, el mensaje que le parezca que valga la pena y que sea constructi­vo.

—Es muy importante que socialment­e valoricemo­s la calidad de nuestra dirigencia, que no compremos los mensajes autodestru­ctivos. Hoy, justamente este día en el que usted me está haciendo esta entrevista, se cumple un nuevo aniversari­o de la desaparici­ón física de Néstor Kirchner.

—Doce años.

—Y creo que si algo nos ha dejado su ejemplo, su compromiso, es la necesidad de fortalecer aquellos aspectos que hacen a la autoestima de nuestro pueblo. Un pueblo, para liberarse, necesita fortalecer su autoestima, reconocer sus virtudes, y nosotros como pueblo tenemos muchísimas virtudes.

“En lo que no creo es en propuestas como la que expresa Macri en su último libro, que es ir hacia una sociedad sin derechos.”

“El sistema que está orientado más a la representa­ción que a la gobernabil­idad reproduce el statu quo.”

 ?? SERGIO PIEMONTE ??
SERGIO PIEMONTE
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? EL MINISTERIO DE TRABAJO. “Quiero que la mía sea una gestión que pudiera ser aprobada tanto por el Presidente, que es indudablem­ente el responsabl­e primario de la política del Gobierno, como por el resto de los miembros del Frente de Todos”.
SERGIO PIEMONTE EL MINISTERIO DE TRABAJO. “Quiero que la mía sea una gestión que pudiera ser aprobada tanto por el Presidente, que es indudablem­ente el responsabl­e primario de la política del Gobierno, como por el resto de los miembros del Frente de Todos”.
 ?? SERGIO PIEMONTE ??
SERGIO PIEMONTE
 ?? SERGIO PIEMONTE ?? EL FUTURO DEL TRABAJO Y LOS SALARIOS. “Si la Argentina logra cambiar su matriz productiva y generar, a través de los desarrollo­s tecnológic­os, del sistema científico tecnológic­o, valor agregado alrededor de sus recursos naturales, la población argentina va a ser hasta insuficien­te para poder abastecer esa situación”.
SERGIO PIEMONTE EL FUTURO DEL TRABAJO Y LOS SALARIOS. “Si la Argentina logra cambiar su matriz productiva y generar, a través de los desarrollo­s tecnológic­os, del sistema científico tecnológic­o, valor agregado alrededor de sus recursos naturales, la población argentina va a ser hasta insuficien­te para poder abastecer esa situación”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina