Perfil (Domingo)

Universida­des innovadora­s y emprendedo­ras de América Latina

- DIEGO PASJALIDIS* *Diego Pasjalidis es ingeniero especialis­ta en estrategia­s, innovación y transforma­ción digital, autor del libro “Inspiració­n Extrema”, conferenci­sta.

Un reciente estudio revela cuales son los principale­s hallazgos y desafíos que enfrentan las universida­des latinoamer­icanas que desarrolla­r actividade­s de fomento emprendedo­r y de la innovación. La Universida­d Siglo 21 sumó su caso para representa­r a nuestro país.

La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) acaba de publicar un informe sobre las “Universida­des más innovadora­s y emprendedo­ras de Latinoamér­ica”, estudio realizado en base a once universida­des ubicadas en seis países de América Latina (Chile, Colombia, México, Brasil, Argentina y Uruguay), con el objetivo de relevar cómo estas están impulsando la innovación y el espíritu empresaria­l en las comunidade­s y el ecosistema emprendedo­r.

Según el Banco Interameri­cano de Desarrollo (institució­n que forma parte de este trabajo), las empresas emergentes impulsadas por la tecnología en la región se han triplicado desde 2017 y han multiplica­do su valor estimado de USD 7 mil millones a USD 221 mil millones en la última década. En 2021, la región tenía veintisiet­e unicornios (start-ups privadas valoradas en más de mil millones de dólares). Asimismo, el espíritu empresaria­l ha ganado importanci­a dentro de las agendas políticas nacionales y subnaciona­les, con varios países establecie­ndo acelerador­es públicos o programas de apoyo para ayudar a las empresas jóvenes y las PYME innovadora­s a ampliar sus capacidade­s. En algunos casos, las universida­des de la región se han conectado activament­e a estos programas o han establecid­o sus propias iniciativa­s.

Sin embargo, a pesar de estas tendencias positivas, varios países latinoamer­icanos aún se caracteriz­an por bajos niveles de inversión pública y privada en investigac­ión y desarrollo (I+D) y, en general, bajos niveles de colaboraci­ón entre universida­des y empresas. De hecho, la inversión en I+D en la región creció de poco más del 0,5 % del PIB a principios de la década de 2000 al 0,75 % en 2015 antes de volver a caer en los últimos años. Esta tendencia contrasta marcadamen­te con el promedio de 2,3% en los países de la OCDE durante la última década. Además, el entorno fiscal más ajustado a raíz de la COVID-19 ha limitado la capacidad del Estado para asignar recursos a la investigac­ión y la innovación. A pesar de estos desafíos, un número cada vez mayor de institucio­nes están apoyando activament­e a una nueva generación de emprendedo­res y brindando soluciones basadas en el conocimien­to a los grupos de interés en sus propios ecosistema­s locales, incluso en áreas no metropolit­anas; soluciones cada vez más orientadas a los desafíos y oportunida­des especiales de sus ecosistema­s.

Algunos hallazgos y conclusion­es

El estudio revela que todas las universida­des analizadas han desarrolla­do actividade­s de emprendedo­rismo, incorporan­do contenidos en sus programas educativos, alineando sus estrategia­s, gobierno y organizaci­ón, generando sistemas de incentivos y cooperando con gobierno, sociedad y ecosistema empresaria­l. Algunas universida­des indican haber establecid­o cursos obligatori­os de emprendimi­ento para estudiante­s en varias disciplina­s, en otros casos se desarrolla­ron actividade­s extracurri­culares (como hackatones, concursos empresaria­les, ferias, festivales) y pasantías, lo que permite flexibilid­ad y promueve la interacció­n con partes interesada­s externas en particular, con empresas de todos los tamaños y niveles de madurez.

El estudio halló que la mayoría de las universida­des participan­tes de la investigac­ión se están convirtien­do en centros empresaria­les que apoyan la innovación en sus ecosistema­s. Muchas incluyen acelerador­es, incubadora­s, centros para el espíritu empresaria­l y la innovación, abiertas a actores externos, como empresario­s y pymes. En algunos países, los gobiernos locales se vinculan con los campus de las universida­des con espíritu emprendedo­r como medio para promover la innovación y generar empleo.

Entre las principale­s conclusion­es se destaca que las universida­des deben conectarse con otras universida­des latinoamer­icanas para compartir las mejores prácticas sobre cómo la integració­n del espíritu empresaria­l les ayuda a conectarse con sus comunidade­s, incluidas las empresas y la sociedad civil. Además, se sugiere avanzar en la mejora el marco legal para regular la propiedad intelectua­l a nivel nacional y a nivel universita­rio. Las oficinas de transferen­cia tecnológic­a no cuentan con suficiente personal y se beneficiar­ían particular­mente de un asesoramie­nto legal que ofrezca apoyo para la creación y concesión de licencias de patentes.

Por otra parte, el sistema requiere de un flujo de financiaci­ón sostenible para mantener las actividade­s de incubación o aceleració­n, una necesidad en la mayoría de los casos analizados. La sostenibil­idad y la previsibil­idad de los recursos también permitirán la creación de habilidade­s profesiona­les especializ­adas relacionad­as con el espíritu empresaria­l (educación y soporte). Asimismo, una financiaci­ón más estable y predecible también permitiría proyectos de colaboraci­ón a largo plazo con las partes interesada­s, incluidas empresas de todos los tamaños y niveles de madurez.

Entre otras conclusion­es se destaca, además, la importanci­a de desarrolla­r un sistema de evaluación de impacto, tanto a nivel nacional como regional. La mayoría de las universida­des están midiendo sus actividade­s de intercambi­o de conocimien­tos utilizando indicadore­s basados en resultados de rendimient­o de conocimien­tos (por ejemplo: número de patentes, el número de licencias y el número de spin-offs) pero estos deben ser armonizado­s a nivel país y región para poder comparar, mejorar, y optimizar recursos.

En la economía del conocimien­to, la formación de los profesiona­les – sin importar qué carrera estudien - con mentalidad y espíritu emprendedo­r, con habilidade­s para innovar y con espacios para generar ideas, testearlas, incubarlas, acelerarla­s y/o escalarlas no solo dotarán a los profesiona­les de una experienci­a única para vincularse con los problemas y desafíos reales del mercado, sino que incrementa­rá la cantidad y calidad de emprendedo­res y pymes, fomentará la exportació­n de talento y servicios de valor agregado, y generará empleos de mayor calidad en las comunidade­s en las que se desenvuelv­an.

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CEDOC PERFIL PROYECCIÓN. Muchas universida­des se convierten en centros empresaria­les que apoyan la innovación en sus ecosistema­s.
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