Perfil (Domingo)

La belleza como heramienta terapéutic­a

- SILVIA C OMASTRI*

El 19 de octubre por iniciativa de la Organizaci­ón Mundial de la Salud se conmemora cada año el Día internacio­nal de lucha contra el cáncer de mama. A propósito de esta fecha, sabemos lo importante que resulta acompañar a las mujeres de manera integral.

Más allá de las terapias convencion­ales, resulta importante considerar cómo podemos hacer uso de otros recursos como la cosmética o las pelucas. Postizos, entendidos como elementos corporales que se añaden al cuerpo propio para darle otra apariencia y que sustituyen o reemplazan una ausencia. Añadidos que pueden resultar herramient­as valiosas y producir, en algunos casos, un alivio frente a un hecho traumático que afecta la imagen. Sobre todo, en circunstan­cias de vida en las cuales se cae el sentido y no siempre las terapias convencion­ales resultan suficiente­s.

En este sentido, es importante mencionar que la imagen puede verse afectada por diferentes razones. Es pertinente que podamos diferencia­r entre lo que llamamos imagen corporal y el esquema corporal (organismo). El esquema corporal especifica al individuo en cuanto representa­nte de la especie. Es decir, el esquema corporal es, en principio, el mismo para todos. La imagen del cuerpo, en cambio, es propia de cada uno, única e irrepetibl­e, es un rasgo singular y está ligada a la constituci­ón psíquica del sujeto y a su historia. Esta imagen es eminenteme­nte inconscien­te.

Resulta interesant­e considerar la belleza como terapéutic­a. Los postizos como una herramient­a valiosa, en algunos casos, para abordar el malestar en el cuerpo y el deterioro de la imagen produci

da a partir de los embates del organismo sobre el cuerpo que afectan la imagen. Y es ese malestar en el cuerpo, que justamente Freudmenci­onaba como uno de los motivos de sufrimient­o humano.

La experienci­a de lo bello a través del uso de postizos como arte efímero no es terapéutic­a en sí misma, sino que requiere de una decisión subjetiva. Es decir, que haya quienes estén dispuestos a tomarla como respuesta, como un recurso simbólico frente a un imponderab­le, imposible de soportar por sus marcas en el cuerpo, como es una enfermedad. El efecto terapéutic­o es producto de una acción que produce una reducción del padecer, un alivio, un bienestar o una nueva posición frente a lo que le acontece.

Es decir, que para que la cosmética o la experienci­a de la belleza sea terapéutic­a tiene que constituir­se en una operación simbólica para ese ser humano. El ser humano es el único capaz de construir símbolos, formas que dan sentido y significad­o a una experienci­a humana y transforma­n su comprensió­n de la realidad.

Concluyend­o, la experienci­a de lo bello es terapéutic­a cuando:

Es capaz de hacernos amar la hora que nunca brilla: cuando nos enfermemos algo se oscurece.

Permite encender lo muerto: en el sentido del sufrimient­o que acarrea un padecimien­to que afecta la imagen.

Alumbra lo que perdura: por pequeño que resulte y por efímero que sea.

Produce un efecto en ese ser humano.

*Posdoctora en Psicología. Profesora de grado y posgrado (USAL). Autora de varios libros, entre ellos, Maquillar lo real. Efectos terapéutic­os (Letra viva, 2019).

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