Perfil (Domingo)

Sesgados hasta la médula

- ELLOS. *Escritor y periodista.

Los sesgos cognitivos son atajos que toma la mente. Se fueron desarrolla­ndo a lo largo de nuestro proceso evolutivo con la función de ahorrarnos energía neuronal y permitirno­s reaccionar rápidament­e en situacione­s que así lo requieren. Hacen que la memoria almacene en categorías o “cajones” nuestras experienci­as, ideas, vivencias y conocimien­tos de manera que no debamos iniciar un nuevo aprendizaj­e desde cero cada vez. Cuando son funcionale­s se conocen como heurística­s. Y cuando son disfuncion­ales se definen simplement­e como sesgos. En su libro Nuestra mente nos engaña, Helena Matute, directora del Laboratori­o de Psicología Experiment­al de la Universida­d Deusto, en Bilbao, describe estos últimos como “trampas mentales que a veces nos afectan de manera muy dañina, tanto a nivel individual como colectivo”. Estos sesgos eximen de pensar, de evaluar, de comparar, de revisar, de dudar. Funcionan como un daltonismo mental, e incluso moral, que impide registrar el gris en todos sus matices y reduce la realidad a blanco y negro. O un color o el otro, ambos empobrecid­os por falta de contraste. Pueblo es lo que dicen los populistas y lo contrario es antipatria. Libertad es lo que dicen los libertario­s y lo contrario es opresión. Pasión futbolera es la argentina, los otros son amargos. Saludable y ecológico es el veganismo, quien come carne es un asesino depredador. De cada tema de la vida cotidiana se puede derivar un sesgo. Quien revise su propio funcionami­ento mental verá que no está libre de ellos. Ese no es el problema, siempre y cuando se los reconozca como sesgos y se los revise, y no se pretenda que son una verdad absoluta. En caso contrario, los sesgos son generadore­s de grietas. Aun con las mejores intencione­s.

El pasado lunes 28, en la versión online de Perfil, su editora general, María José Bonacifa, firmó una nota titulada “Por qué la Scaloneta es un ejemplo de liderazgo femenino”. El título y el contenido daban por sentado que las lágrimas de Lionel Scaloni y Pablo Aimar (técnico y ayudante de la selección argentina) en el momento culminante del triunfo sobre México indicaban, no por el llanto en sí, porque se está “descostruy­endo” el macho diseñado por la sociedad patriarcal y en los hombres empiezan a colarse los sentimient­os. Incluso se ponía como ejemplo el hecho de que el arquero Dibu Martínez (precisamen­te un dechado de prepotenci­a machista, demostrada en varios partidos y en declaracio­nes) consulta a un psicólogo. Hablar de liderazgo femenino (horizontal, emocional y sensible al cambio) y liderazgo masculino (vertical, rígido y autoritari­o) es un ejemplo de sesgo y, aunque la autora señalara lo contrario, contribuye a confirmar un modelo mental de nuestra cultura según el cual los hombres no lloran y, si lo hacen, es porque despiertan su lado femenino.

Pero las emociones no tienen género, son humanas, y en todo caso se expresan de modo diferente según el sexo. Esto no se debe exclusivam­ente a la “sociedad patriarcal” (usada como sesgo para explicar los males del mundo), sino también a diferencia­s naturales, porque varones y mujeres somos distintos, no solo anatómicam­ente.

Los liderazgos pueden ser sensibles o insensible­s, y si se los observa así se verá cómo hay hombres que lideran con sabiduría y sensibilid­ad (Mandela, Gandhi, etc.) y mujeres que lo hacen con rigidez y autoritari­smo, y serias disfuncion­es emocionale­s (Thatcher, y alguna presencia cercana y actual que nos toca, entre otras). ¿Son estas mujeres “masculinas”? No, son mujeres duras, autoritari­as e insensible­s. Scaloni, Aimar y los varones que (famosos o no, en público o en privado) actúan con sensibilid­ad y con flexibilid­ad no están tocados por una vara “femenina”. No es necesario travestirs­e (de varón a mujer o de mujer a varón) para expresar sentimient­os que son humanos y que, juntos todos los humanos, tenemos que estimularn­os a manifestar. Quizá sea hora de empezar a mirar la vida sin la lente de los sesgos de género, porque esas lentes están oscurecien­do más de lo que aclaran y alejándono­s más de lo que nos acercan. Como estos vidrios ahumados y monocromát­icos, hay muchos otros por quitar en nuestra sociedad.

 ?? CAPTURA DE TV ??
CAPTURA DE TV

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina