PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
Sin embargo, la “estabilidad” de los estados nacionales comienza a derrumbarse apenas dos siglos después. Los procesos capitalistas entran en contradicción con las reglas nacionales, necesitan velocidad y facilidad para ampliarse y retirarse (relocalizarse). El capital financiero cumple la función del machete de la era colonial. La nueva división del mundo separa las zonas proveedora de productos primarios (Latinoamérica, África) del mundo industrial (básicamente Asia) y de los dueños del juego financiero (Estados Unidos y Europa). El capital financiero está en estos momentos bajo muy mal. Argentina es el mejor ejemplo aquí ya que la economía agroexportadora es insuficiente para sostener a su población, y mucho menos a sectores que han conocido cierta prosperidad y expectativa de movilidad ascendente. Esa posibilidad ha quedado en el pasado, hoy se ha naturalizado convivir con un cuarenta por ciento de pobreza (mucho mayor en niños), con alta indigencia y marginalidad. Pero curiosamente la ilusión y el deseo de pertenecer a una clase media ilustrada sigue instalada en el imaginario argentino, aunque no se pertenezca a ese espacio en forma objetiva. Esta contradicción provoca un conflicto permanente (aunque de baja intensidad, por ahora) y una desesperanza de lo que puede proyectar el país.
En este escenario hay pocas cosas a la que aferrarse, la selección nacional es una de ellas. Obviamente el objeto “equipo de futbol” se conecta con otras cosas de contenido subjetivo, por ejemplo, la nacionalidad, y se transforma rápidamente en