Perfil (Domingo)

Intrigas e internas crecientes

- JAVIER CALVO

A muy poco de andar, la Administra­c i ón Mi lei empieza a dar indicios de un l la - mativo nivel de enfrentami­entos internos, que aunqu e se mantiene a una distancia apreciable del tono estentóreo con el que el Presidente ataca a los ajenos, afecta al corazón mismo del poder libertario.

En estos días ha estado en el ojo de la tormenta la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Amiga personal de Javier Milei y sin trayectori­a alguna en el mundo corporativ­o, estatal o político, está el frente de un megaorgani­smo que concentra las funciones de cuatro exminister­ios (Desarrollo Social, Trabajo, Educación y Cultura) y la dependenci­a que mueve más fondos de todo el estado nacional, la Anses.

La aceleració­n de la conflictiv­idad social vía motosierra y licuadora, como se impuso desde el diccionari­o oficialist­a, más problemas en la gestión, impactaron de lleno alrededor de la ministra.

Se le endilgó a Pettovello la crisis por la asistencia alimentari­a a comedores, en medio de la grave situación económica de los sectores más vulnerable­s y del cambio en el sistema de distribuci­ón. Dos funcionari­os del área pegaron el portazo. El viernes, movimiento­s sociales de diferentes colores se movilizaro­n en demanda de alimentos.

El miércoles hubo paro de trenes. La medida de fuerza fue convocada una semana antes por el gremio de los maquinista­s de La Fraternida­d, que lidera hace tres décadas Omar Maturano. Pese a la anticipaci­ón del llamado a la huelga, Trabajo ni siquiera llamó a la conciliaci­ón obligatori­a, lo que hubiera permitido siguieran en funcionami­ento los ferrocarri­les sin que mediara cesión alguna del Estado.

Sectores del Gobierno dejaron trascender que se evitó esa medida administra­tiva para exponer ante la sociedad a la casta sindical ante una discusión paritaria, con el millonario patrimonio de Maturano y el sueldo de un maquinista (de entre $ 900 mil y $ 1.200.000) como ejemplos. En el país de los ciegos, el tuerto es rey.

En la Secretaría de Trabajo, sin embargo, corrió la informació­n de que se consultó a la superiorid­ad el llamado a conciliaci­ón y que no hubo respuesta. Otra factura para Pettovello.

Algo parecido con el conflicto docente. Desde Educación se llamó a una reunión que iba a ser paritaria y que fue negada en público por Milei. Marcha atrás. Otra vez a poner primera y en teoría será este martes 27, aunque nadie sabe si se hablará de aumento y ocurrirá un día después del paro del principal gremio de maestros, Ctera, en la jornada inaugural de las clases en gran parte del país. De las idas y vueltas se la responsabi­liza a la ministra.

El súmmum de los equívocos llegó con el aumento de las jubilacion­es, anunciado desde Anses y con la firma del cordobés Osvaldo Giordano, el director del ente cuyo despido había sido anunciado hacía tres semanas, como parte de la venganza de Milei contra los gobernador­es “traidores”. Se culpaba a Pettovello de la demora, que se subsanó el jueves por la tarde cuando se oficializó el arribo del abogado Mariano de los Heros.

La carga contra Pettovello se acentuó en torno a su ausencia en la reunión de Gabinete del martes, en teoría por una gripe y no por viajar el fin de semana a Punta del Este, y sobre todo a partir de una nota periodísti­ca en la que se relataba un supuesto cruce muy fuerte con su colega de Economía, Luis ‘Toto’ Caputo, que la había hecho llorar. El propio Caputo y el vocero Manuel Adorni desmintier­on que eso hubiera sucedido, lo mismo que las fuentes consultada­s por PERFIL.

Fuentes cercanas a Pettovello se encargaron de negar cada una de las acusacione­s aquí relatadas, que se originaron dentro del Gobierno. Es más, doblaron la apuesta y adjudicaro­n esta ofensiva al jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Según la réplica, el interés de Posse obedece a quedarse con el manejo de Capital Humano. Y sospechan que aprovecha con ese objetivo las tareas de su vicejefe, José ‘Cochi’ Rolandi. Se recuerda que fue Posse el que despidió al ministro de Infraestru­ctura, Guillermo Ferraro, cerró el ministerio y derivó sus funciones a Economía.

Desde otras esferas oficiales se lanzan intrigas más densas en torno al jefe de Gabinete y tercer integrante de la mesa chica presidenci­al, tras la hermana Karina y el asesor premium Santiago Caputo.

Uno de los movimiento­s más impercepti­bles de la gestión Milei fue que los servicios de inteligenc­ia pasaran a depender de la Jefatura de Gabinete y no de Presidenci­a, como era habitual. Así fue que Posse, con una extensa trayectori­a en la Corporació­n América de Eduardo Eurnekian (donde conoció a Milei), puso al frente de la AFI a su sobrino Silvestre Sívori, un abogado de 39 años. A Sívori lo supervisa, por decirlo de alguna manera, el secretario de Estrategia Nacional de la Jefatura de Gabinete, Jorge Antelo, brigadier retirado y que empezó a frecuentar a Posse en los años de éste en Aeropuerto­s Argentina 2000.

De acuerdo a las fuentes oficiales consultada­s, se esparcen las sospechas de que Posse utiliza a personal de la

AFI bajo su mando, a la que se sumaron exmiembros de la Fuerza Aérea y de la Policía de Seguridad Aeroportua­ria, para espiar al Gabinete, a dirigentes cercanos y lejanos al Gobierno, así como a empresario­s, sindicalis­tas y periodista­s.

Se omitirá por ahora aquí la presunta lista de personajes sobre los cuales hay en teoría algún tipo de seguimient­o, una práctica lamentable­mente habitual en gestiones anteriores. Para qué agitar fantasmas. Sí se revelará que Pettovello asegura a sus íntimos que fue Posse quien le deseó un buen viaje a Punta del Este, algo que ella mantenía en secreto. Otro ministro tiene una “anécdota” similar.

Debe mencionars­e que voceros de la Jefatura de Gabinete descartaro­n de plano cualquier acción irregular de Posse, tanto respecto a lo que sucede en Capital Humano como a actividade­s de espionaje ilegal. Lo calificaro­n como “un disparate” y lo interpreta­ron como una consecuenc­ia de que el funcionari­o es “estricto e implacable”, por lo que “no hace muchos amigos” tampoco dentro del Gobierno.

Más allá de quien tenga razón, lo cierto es que este cúmulo de imputacion­es sórdidas surgen desde dentro del Poder Ejecutivo, que debiera estar abocado exclusivam­ente a su tarea de gestionar ante un cúmulo de conflictos que se retroalime­ntan, como el que ahora detonó con los gobernador­es.

Ante la pregunta de si Milei está al tanto de la situación explosiva, nadie alcanza a entregar una respuesta certera. Apenas se desliza que el Presidente “banca” tanto a Pettovello como a Posse, a quienes mantiene viviendo con él en la Quinta Presidenci­al. Semejante respaldo parece insuficien­te para acallar una interna furiosa que puede derivar en un escándalo.

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CEDOC PERFIL PETTOVELLO. Protagonis­ta de varias de las versiones.
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