Perfil (Domingo)

Sin margen de error

El Presidente está acostumbra­do a frenar antes del precipicio. Pero hoy no hay espacio para

- NELSON CASTRO

La presencia en Buenos Aires de la subgerenta del Fondo Monetario Internacio­nal, Gita Gopinath, y del secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, es una demostraci­ón del creciente interés internacio­nal que genera Javier Milei. Para consolidar esa tendencia, hay que agregar la visita de un grupo de importante­s inversores de primer nivel mundial ansiosos por ver en el terreno cómo funciona esta experienci­a nunca vista en la historia de la Argentina y el tratamient­o que recibe el Presidente cada vez que se desplaza al exterior. En algunos casos, como si fuera un rockstar, a lo que coadyuva su exuberante personalid­ad.

Gita Gopinath quedó efect ivamente sorprendid­a y, a la vez, preocupada con lo que vio y escuchó. También habló haciendo hincapié en la necesidad de ampliar la base política del Gobierno para darle una sustentabi­lidad que hoy no tiene. Pidió prestar especial atención a la situación social, sobre la que se expresaron los diversos interlocut­ores con los cuales conversó en su breve estadía porteña entre los que se destacan algunos hombres fuertes del sindicalis­mo como Gerardo Martínez, líder de la Uocra. No fue el único que le hizo saber que los modales del Presidente no lo llevarían a buen puerto y que están siendo muy pacientes con el primer mandatario. La funcionari­a del Fondo –por las dudas– también resaltó la inquietud creciente en Washington con la cercanía entre Milei y Donald Trump. Al paso que van las cosas, la elección presidenci­al de los Estados Unidos se va a dirimir entre Joe Biden y Trump. Algo similar le sucedió a Anthony Blinken. El secretario de Estado apoyó en un todo los postulados de La Libertad Avanza. Todos concuerdan con los objetivos del Gobierno. La duda se las genera cuán tolerable será el brutal ajuste que está en ejecución cuyos efectos recaen directamen­te sobre la población. El ajuste más grande está recayendo sobre la clase media y la clase baja. Por eso los índices de pobreza han experiment­ado un notable aumento. Las cifras que dio a conocer el estudio de la UCA –al que el Presidente tildó de “dibujo”– lo muestran con sobrada elocuencia. Para el Observator­io de la Deuda Social de esa casa de estudios, en enero la pobreza habría alcanzado su mayor valor en 20 años: 57%. Por supuesto que no hace falta recurrir a ese estudio para comprobarl­o: con caminar por la calle se lo ve.

Milei es absolutame­nte consciente de que la gobernabil­idad se la va a dar la marcha de la economía. Lo asiste la razón. Se equivoca cuando piensa que, mientras la economía no encuentre el camino de la prosperida­d, hay que hacer show. El paro de trenes que afectó a los trabajador­es que más necesitan el servicio pudo haber sido evitado fácilmente. Con haber dictado la conciliaci­ón obligatori­a hubiese sido suficiente para frenar la medida de La Fraternida­d y evitarle a más de un millón de personas la penuria de ir y volver de sus trabajos en condicione­s desfavorab­les. Ello no hubiese implicado ninguna convalidac­ión de la dirigencia sindical cuya mala imagen ya es contundent­e.

Otra muestra de la impostada batalla que libra el mandatario es la pelea sin cuartel con los gobernador­es por los fondos coparticip­ables. Los mandatario­s de la Patagonia apoyaron el anuncio del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, quien amenazó con cortar el envío de petróleo y gas desde su provincia si la Nación no le envía $ 13.500 millones de coparticip­ación. Ante semejante situación en lugar de apostar al diálogo y generar consensos, el Gobierno se ocupó de apagar el fuego con un bidón de 20 litros de nafta. La cuenta de la red social X “Oficina del Presidente” mencionó que los $ 13.500 millones descontado­s que Chubut reclama “correspond­en a una deuda que mantiene la provincia con el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial” y que “por normas de emisión de dicha deuda, su cobro se realiza por descuento directo de la Coparticip­ación”. Hasta ahí la justificac­ión técnica; pero el tono sobrador, canchero y patotero del resto del comunicado no hace más que dinamitar cualquier opción posible de diálogo. Este fulbito para la tribuna tiene su explicació­n en dos direccione­s. Por un lado, busca marcar una senda de “escarmient­o” que sea visible para el resto de los jefes provincial­es. Por el otro, envía un mensaje a los mercados haciendo alarde de su política de cuidado y custodia de los fondos. Cualquiera sea su intención, el Gobierno se embarcó en un camino de ida cuyo efecto es de muy corto plazo. Se puede presionar a algunos por algún tiempo. Pero no se puede asfixiar a todos todo el tiempo.

El día a día tampoco le está resultando fácil al oficialism­o. La propia dinámica de la realidad, casi pone en jaque al nuevo organigram­a de reducción de ministerio­s. La ministra de Capital Humano Sandra Pettovello no la está pasando bien. En una misma semana su megacarter­a debió afrontar conflictos muy complejos, entre reclamos docentes al borde del inicio de clases y marchas piqueteras en diversos puntos del país. Existieron fuertes roces con el Ministro de Economía, Luis Caputo. El propio Javier Milei había dicho públicamen­te que la única autorizada para usar la billetera era su amiga y titular del área de Capital Humano. Pero el hombre fuerte de las finanzas se ha convertido en el custodio de los números oficiales y ha empezado a cosechar críticas por lo bajo: “Toto hace su juego. Está ordenando el descalabro general, pero también aprovecha para sacar algunas ventajas en la considerac­ión política. Molesta un poco, pero es natural”.

El otro receptor de críticas feroces a poco más de dos meses de gobierno es “el arquitecto de LLA”, Santiago Caputo. El ala moderada empieza a preocupars­e por la ascendenci­a que tiene en el Presidente. “Lo potencia en el mal sentido, Javier necesita serenarse y pensar en frío y este chico no ayuda” –se quejan entre dientes.

El Presidente es el único responsabl­e de sus ideas, sus formas y su temperamen­to. Es un hombre acostumbra­do a levantar el pie del acelerador a pocos metros del precipicio, pero debe saber que la Argentina no está en condicione­s de resistir nuevos errores de cálculo.

La número dos del FMI quedó sorprendid­a y preocupada con lo que vio y escuchó

La dinámica de la realidad jaquea al nuevo organigram­a de reducción de ministerio­s

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JAVIER MILEI DIBUJO: PABLO TEMES ¡TIC, TAC, TIC, TAC!
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