Un goce y una felicidad que ya empieza a ser habitual
En medio de la felicidad que genera este triunfo entre los hinchas de Racing, no somos pocos los que nos quedamos con un sinsabor propio de este tiempo: no haber dejado la voz con el gol de Maravilla Martínez, que encima sucedió como en cámara lenta: el pase quirúrgico de Zuculini, la ssalida del arquero Rey, el amague del delantero y el gol, que estuvo inmediatamente seguido del línea levantando la bandera. Ni el propio Martínez lo gritó en ese momento. Por suerte existe el VAR, que corrigió el error del árbitro. Obviamente que hubo sonrisas, abrazos y algún grito, pero no fue lo mismo. Festejos de gol een tiempos de VAR.
Ese podría ser el asterrisco de este clásico de Avellaneda que quedó, otra vez, en manos de Racing. Lo de otra vez no es retórico, sino un dato fáctico: seis de los últimos clásicos fueron para la Academia. Acá al lado, Claudio Gómez estará lamentando este nuevo clásico fallido, algo habitual en esta década, aunque en el historial, los hinchas y estadígrafos de Independiente de PERFIL y de otros medios se empeñen en maquillar. Que copas nacionales sí, que copas nacionales no. Que amateurismo, que profesionalismo. Diseccionan para dibujar números según su conveniencia.
Racing, este Racing que protagoniza torneos y arma planteles competitivos, este Racing de Gustavo Costas,
Nos quedamos con un sinsabor: no haber gritado el gol por lo que había cobrado el línea
el más hincha de todos los entrenadores, impuso su jerarquía ante un Independiente que de local exhibe casi todos sus problemas. No alcanza con las ganas que inyecta Carlitos Tevez durante la semana: a veces, hay que pensar más que correr. Y el fútbol siempre es mucho más lindo cuando la tienen jugadores como Juanfer Quintero que cuando varios perros de presa ralean la cancha. Es arte contra destrucción.
¿Mereció ganar Racing? Probablemente sí, aunque también pudo haber recibido algún gol en contra, sobre todo en el primer tiempo, cuando Luna desequilibraba por los dos costados. Estuvo bien Costas en el entretiempo cuando hizo ingresar a Nazareno Colombo, armó una línea de cinco y neutralizó al juvenil. Es uno de los cambios positivos con respecto a la época de Gago: Racing ofrece cierta garantía en el fondo. No es fácil entrarle, y cuando hay grietas, el técnico sabe corregirlas.
Ahora, con el grito de los jugadores en el Libertadores de América y los hinchas saltando y cantando en sus casas, solo queda la semana de festejo, el goce, alguna cargada sana a algún amigo o compañero de trabajo. Porque todo pudo haber terminado en un empate, pero el destello de Zuculini y la definición de Maravilla lo evitaron. Y Racing, otra vez, volvió a ganarle al Rojo en su casa, donde ganó dos de los últimos tres encuentros.