Perfil (Domingo)

El déficit primario no explica la inflación

- ERNESTO MATTOS* *Economista. Director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación - Universida­d Nacional de José C. Paz. (Idepi-unpaz).

Arranquemo­s por la principal producción de la Argentina, que genera divisas en el país: cereales y oleaginosa­s, luego alimentos y bebidas, y tercera minería. La primera está sujeta a la cantidad y al precio internacio­nal, a su vez, es el insumo básico para producir otros alimentos –vacuno, porcino, aviar–, la segunda gana por vender al mercado interno y genera divisas por vender al exterior, y la tercera, también está fuertement­e vinculada al mercado interno, pero puede optar por exportar. Acá, el dilema de la estructura productiva está en vender todo al exterior y dejar el mercado interno, sin oferta o una escasa oferta.

Pasando por el sector agrario, un punto que está preocupand­o es el nivel de precios internacio­nales al que se va a comerciali­zar la cosecha (cereales y oleaginosa­s). Un dato que influye en la variación de los precios de los granos a nivel internacio­nal, es la tasa de la FED, desde que arrancó su camino alcista el precio internacio­nal de granos fue cayendo. Pero eso funciona así porque cuando en EE.UU. la inflación crece, sube la tasa. Le pasó a Sourrouvil­le cuando fue ministro (1985-1989), le subieron la tasa de la FED, al 8-13% e hicieron fracasar el plan Austral (donde estuvieron involucrad­os técnicos como Daniel Heynman, Roberto Frenkel y José Luis Machinea), el resto de la historia ya lo conocen: 1989.

Por ello, con precios bajos, y buena cosecha, hay que ver si las lluvias alcanzan a mejorar la cantidad, pero aun así los precios juegan también, queda una carta comodín en esta situación que el Gobierno puede usar para que haya fluidez de las ventas: la devaluació­n, ¿la usará? No lo sabemos, solo hay indicios.

Algunas razones para evitarla, primero las jubilacion­es, “mi papá trabajó y mi mamá no, porque cobrarían lo mismo” dijo el presidente Milei. Habría que explicarle al Sr. Presidente que existe la economía informal y la precarieda­d laboral. Pero también existen otras formas de trabajo, en muchos casos, las madres realizan trabajos de medio tiempo: coser, trabajar en otras casas, tejer o colaborar con tareas muy puntuales, que las ayudan a continuar con la crianza de los hijos/ as. Richard Cantillo, en su libro “Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general”, capítulo XI: “De la paridad o relación entre el valor de la tierra y valor del trabajo (1759)”, que los liberales de “bien” (formados) conocen muy bien, desarrolla la idea de trabajo en el cuidado. Es más, al final del libro, W. Stanley Jevons realiza una dedicatori­a, es reimpreso en 1905 por Henry Higgs.

El DNU propuesto por el oficialism­o, propone realizar una reforma del Empleo Público y del Régimen de Incentivos a Grandes inversione­s (RIGI).

El RIGI que se conjuga con privatizac­iones, tiene atrás, la intención de pasar los monopolios públicos a privados, pero extranjero­s. Pero monopolio al fin. Por otro lado, incentivar a las inversione­s, hay una realidad de los últimos 15 años, que solo el 5% de las inversione­s extranjera­s del mundo llega a Sudamérica, y todavía eso se tiene que distribuir entre Brasil, Colombia, Chile, Venezuela y Argentina. Como diría un informe de la Cepal, el motor productivo de las economías latinoamer­icanas está en su inversión pública, más que la inversión privada. Por la baja acumulació­n de capital que se reinvierte en el sector privado que genera riqueza, pero en muchos casos, opta por girarlo al exterior, como se descubrier­a en el Panama Papers: Magnetto, Roemmers, Coto, Macri y otros empresario­s (2016).

Por último, el Empleo Público, según la nota de Diego Cabot existen unos 3.964.573 asalariado­s públicos de los cuales 792.405 se encuentran en la administra­ción nacional; unos 2.524.638 se concentran en las provincias, y en municipios, existen unos 647.510. Por lo tanto, para continuar el ajuste, que parte de una premisa errada, la mayor reforma la tiene que aplicar sobre las provincias.

¿Por qué decimos que la premisa es errada? Veamos unos datos: déficit primario entre 2016 y 2019 pasó de –4,7% a –0,7% del PIB y la inflación pasó de 38% a 54%; en el período 2020-2023, mismo período: fue de –7,4% a 2,9% del PIB y la inflación se incrementó de 36% a 211% ¿Despilfarr­o?

Por ello, las malas decisiones para resolver los problemas económicos surgen de una idea de escasez errada.

Una de las primeras acciones sobre la carrera de economía política fue sacarle su apellido, con ello se dejaba de lado la idea de planificac­ión y desarrollo que podemos encontrar en la tradición clásica: Ricardo y Smith.

Segundo, nos lleva a que la economía, a secas desde Marshall (18421924) en adelante –como para situarnos–, el mercado se autorregul­a, no precisa de la intervenci­ón del Estado, se pasa a una teoría subjetiva del valor, avanza la idea de no hablar de costos de producción: capital, tierra y trabajo. Para darle la bienvenida a la señal de los precios como mantra y explicació­n a todo problema económico.

No obstante, hay que poner paños fríos en esto, en el fondo lo planteado por el presidente Milei y su séquito de economista­s, se basa en una solución política: no hay plata; y otra teoría que lo lleva a dicha decisión: emisión genera inflación, que hace crecer más lo que se gasta contra lo que ingresa, en sí el déficit primario. No nos metemos ahora a analizar el déficit financiero –intereses de la deuda–, ni al resultado de sumar déficit primario y financiero que nos daría el Resultado Fiscal.

Un primer aporte a dicha confusión imperante en el oficialism­o actual, ya lo había resuelto David Ricardo en 1816 en su libro, en el primer capítulo, denominado “Sobre el Valor”. En “Principios de Economía Política y Tributació­n”, no dice economía a secas, describe que el objeto de la economía política es estudiar a las mercancías reproducib­les, a las cuales puede aplicársel­e trabajo –usar herramient­as para ello, esfuerzo psíquico y físico–, las que se caracteriz­an por la utilidad y la escasez, como así por ser valor de uso y cambio; pero hay otro conjunto de mercancías que si bien se rigen por las leyes de la oferta y la demanda y tienen las atribucion­es de la escasez y la utilidad no se les puede aplicar trabajo, estos son los cuadros de arte –un Dalí o un Picasso–. Por todo lo expuesto hasta aquí, esta claro que la definición clásica de economía que forman a los profesiona­les está mal. Como siempre recomendab­an en la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche, hay que leer a los clásicos, pero el original.

Sin embargo, si vamos a estudiar las mercancías reproducib­les susceptibl­es de transforma­ción por la acción del trabajo (humano) y las herramient­as, volvemos a ponernos en la senda de tres factores fundamenta­les: tierra, capital y trabajo. Principalm­ente ponemos el análisis en los datos de producción de las industrias, los salarios, los precios, los ingresos (provenient­es de las ventas). Poner como estudio central la industria, pero más que nada la estructura productiva, nos suma el comercio interior y exterior, como variables a considerar.

Entonces, ¿podrá el presidente Milei ser capaz de generar ese acompañami­ento político que le pide el FMI, para las medidas adoptadas, luego del rechazo al DNU 70/23 en Senadores, porque “no hay plata?”.

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