Perfil (Domingo)

El narco en Rosario: una gran multinacio­nal

Se estima que mueve unos US$ 20 millones mensuales. La mitad ingresa al mercado legal.

- CARLOS BURGUEÑO

El narcotráfi­co es drogas, marginalid­ad, ilegalidad, desolación social y cultural y muerte. Muchas veces, de inocentes. Pero fundamenta­lmente, un gran negocio. El primero dentro de las cinco actividade­s del crimen organizado; y seguido por la falsificac­ión, el tráfico humano, el tráfico ilegal de petróleo y de vida salvaje (según datos de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y Desarrollo –OCDE–). Son datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Undoc), que todos los años actualiza la realidad analizando los diferentes aspectos del problema. Incluyendo el de la medición del grado del negocio. El que, en el caso del narco rosarino en particular, es además, extremadam­ente rentable. En especial, es su velocidad y facilidad de lavado y blanqueo. Eso es lo que lo sostiene. Los estudiosos del tema, especializ­ados en los movimiento­s financiero­s de la actividad narco, afirman que en general y a nivel internacio­nal el nivel de capacidad de introducci­ón de los dineros generados por el narcotráfi­co hacia el mercado legal, alcanza entre el 10 y el 20%. Y cada vez con mayores dificultad­es, a partir de regulacion­es aplicadas desde la OCDE, que combate con resultados irregulare­s el lavado de dinero en el mundo. Ya las que Argentina adhirió.

Según la vocería extraofici­al de la ciudad santafesin­a, se afirma que el nivel de lavado y blanqueo del dinero del narco tiene en Rosario una efectivida­d del 50%. Si se toma como válido el dato (bastante probable) que la actividad ilegal mueve unos 20 millones de dólares mensuales, diez de esos millones ingresaría­n cada treinta días al mercado legal. Y de los diez que permanecen en la ilegalidad, la mitad pasa al mercado semilegal de las “cuevas” de cambio; con lo que pasan a mezclarse con los dólares de los ahorros de los argentinos. Como se sabe, el dinero es fungible, y el mercado argentino de los dólares cueveros es considerad­o como parte normal de la vida económica, financiera y cambiaria del país. Con el tiempo y la costumbre, casi que no terminan distinguié­ndose cuáles son los dólares que vienen de la voluntad de alguna familia de ahorrar en divisas, ante el peligro siempre inminente que la inflación destruya ese ahorro, de los que vienen de las actividade­s ilegales. Como el narcotráfi­co. Con esta realidad, las cuevas rosarinas y sus sucursales de la City porteña, terminan blanqueand­o no menos de diez millones de dólares mensuales que provienen del narcotráfi­co. Poco dinero comparado con los entre cuatro y diez millones diarios que se especula maneja este mercado alternativ­o. Casi que esos dólares de la actividad ilegal rosarina pasan desapercib­idos, ante la masa de billetes no declarados que van y vienen por las cities de Buenos Aires y Rosario.

El lavado de dinero provenient­e de la actividad ilegal rosarina tiene, además, una pata fuerte y estructura­l en dos actividade­s vinculadas: la construcci­ón y la inmobiliar­ia. Hoy se hace silencio en los círculos ladrillero­s de la ciudad santafesin­a. Pero hasta sólo unas semanas, era normal escuchar al recorrer el litoral del río Paraná que tal o cual edificio monumental y oneroso, “viene de Los Monos”, o de cualquier otra “familia” narco. Los que en general, denuncian por debajo estas inversione­s, son los más importante­s competidor­es legales de esta actividad inmobiliar­ia narco. Los sojeros santafesin­os, que tienen en Rosario su meca exportador­a, suelen invertir parte de sus ganancias en edificios levantados a base de cooperativ­as de productore­s sanos en su actividad y pagadores de impuestos; con otras menos claras con divisas provenient­es de orígenes tan dudosos como poco investigad­os. En definitiva, se sabe, la construcci­ón es multiplica­dora de actividad económica, con lo que casi estas apuestas de inversione­s de pesos y dólares narco, hasta pueden ser considerad­os como positivas para la vida productiva rosarina. Siempre se habla de tres grandes edificios de la vera paranaense que se los llama por debajo de la mesa “Los Elefantes Blancos de Los Monos”. Por cierto, nunca fueron seriamente investigad­os los fondos usados para levantar esas estructura­s. Pese a las quejas sojeras que apostaban por la construcci­ón, y siempre tienen inspeccion­es molestas para justificar sobre el origen de los dineros para invertir sanamente en la construcci­ón santafesin­a, en general, y rosarina en particular.

Otras actividade­s también ayudan al lavado. Desde ya los clásicos casinos, hoteles, restaurant­es y em

Es la primera de las actividade­s del crimen organizado, seguida por la falsificac­ión y el tráfico humano.

El lavado tiene sostén en dos actividade­s vinculadas: la construcci­ón y la inmobiliar­ia.

prendimien­tos varios, que facturan millones, pese a que son poco elegidos por los clientes rosarinos y los visitantes que van a conocer a la legendaria Rosario. Otra vez. Son habituales las quejas de los empresario­s sanos que apuestan por la actividad hotelera y gastronómi­ca rosarina, que siempre cumplen con los papeles que las autoridade­s piden para justificar su facturació­n, pero ven cómo, sin parroquian­os ni locales ni visitantes, algunos emprendimi­entos curiosos y dignos del primer mundo, facturan más que ellos.

Se sospecha siempre sobre la compra y venta de jugadores, de las inversione­s en estructura­s deportivas y de algunos presidente­s de los dos clubes grandes de la ciudad, que despliegan automóvile­s notables, indignos de sus actividade­s anteriores a desembarca­r en las cúpulas de las entidades locales. Ni hablar cuando esa inversión dudosa en alguna promesa del inagotable semillero rosarino, pega buena y consigue la venta al exterior a alguno de los grandes clubes mundiales. En ese caso, el bingo es total. Y el lavado majestuoso.

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