Castigo y redención
Según la mitología griega, Marsyas era un sátiro que, como Pan, era experto en tocar el aulos, una especie de flauta doble. Así fue que Apolo y Marsyas, uno con la lira y el otro con la flauta, se enfrentaron en un concurso musical en el que el ganador podría tratar al perdedor como quisiera. Las Musas fueron el jurado que dictaminó a Marsyas como perdedor. Apolo hizo uso de su poder victorioso al máximo y lo desolló vivo en una cueva, colgó su piel en un árbol y la sangre derramada formó un río con su nombre.
Este castigo puede ser interpretado como el desafío al dios, aunque también el sentido del mito puede ser otro: Apolo, el dios de la luz, es muy superior a Marsyas, que representa la naturaleza agreste y sombría, aún no depurada. Frente a la lira del dios, la flauta de Marsyas era tosca, con sonidos discordantes. Por último, despellejar al sátiro fue quitarle su piel de bestia y convertirlo en un río vivificante. Por lo tanto, más que adoctrinarlo, fue bendecirlo con algo superior. Opiniones, que le dicen.
El Marsyas de Anish Kapoor es de 2002. Una obra inmensa, hecha de acero y PVC, de color y aspecto de carne humana. Su inmensidad llena el Turbine Hall del Tate Modern de Londres. Comprende tres anillos de acero unidos por una membrana de PVC. Dos están colocados verticalmente a cada uno de los extremos de la obra, mientras que un tercero, situado en el centro, se halla suspendido horizontalmente. La membrana de PVC tiene un aspecto carnoso y Kapoor la describe como una piel desollada. Para Kapoor esa dicotomía entre castigo y redención se materializa en un cuerpo fuera de la tierra. “Quería hacer un cuerpo en el cielo”, fueron sus palabras exactas.