Los superpoderes como un lujo muy vulgar
Título original: Ordinary Showrunner: Emma Moran Intérpretes: Máiréad Tyers, Sofia Oxenham y Bilal Hasna Temporada: 2 Episodios: 8 Disponibles en Star +
Cómo hacer algo con superhéroes que se vea nuevo? Haciendo quizás lo que Marvel no puede hacer desde hace varias producciones: alterar la fórmula al punto que se entienda, sin dudas, que se trata de una fórmula, y que puede ser aplicada en muchos rincones del cine. Que ahí, en la alquimia, es donde el género sobrevive, y obtiene aire para después volverse purasangre, pura calza y pura batalla por el, bostezo, fin del mundo. Eso, y, por supuesto, la base: personajes fascinantes, cuyo primer punto de partida es superficial, los poderes y el diseño, y desde ahí, crecen. La fórmula en Soy extraordinaria es: todos en este mundo tienen un superpoder. Todos. En algún momento, todos descubren su poder y aún así, el mundo se parece bastante al nuestro aunque está acostumbrado a cosas excepcionales (como nosotros, tampoco se dan cuenta de lo excepcional que los rodea; como nosotros, piden de sus días lo que no se dan ellos mismos). Así, entonces, son los poderes a lo Grant Morrison, es decir, son intencionalmente dadaístas y, al menos acá, carne de cañón de bromas visuales: pueden implicar invocar a los muertos, transformarse en gato, lograr que los demás te digan la verdad sí o sí, retroceder el tiempo, defecar objetos materiales como impresora 3D, y así la lista.
Todos los personajes tienen un poder, excepto uno: Jen, la protagonista. Jen no tiene un superpoder, y eso no es común en este universo. Desde la primera temporada entendemos la tristeza que eso le causa, y las razones, no tan claras pero sí caras (su obsesión fue siempre una especie de curso de laboratorio para encontrar su poder): Jen sigue sin soltar algunas cosas, y aquí la gracia es que la comedia se conjuga con el universo de personajes bien definidos en sus modos de sitcom con corazón sentimental. Básicamente, vuelve a aparece el gran truco de los superhéroes: aprovechar el absurdo para agigantar, o alterar, fórmulas comunes, para hacer de lo cotidiano algo épico. Por ejemplo, aquí la comedia de situación es la clave, comedia de amigos que conviven; y lo cierto es que Máiréad Tyers, Sofia Oxenham, Bilal Hasna y Luke Rollason, los protagonistas, logran ser diferentes en universo superpoblado de sitcoms. Juntos, y bajo la mirada de Moran y su inventiva, logran una humanidad fuera de la norma. La serie logra usar esos sujetos súper para mostrar que nadie tiene nada súper, y, por supuesto, todo lo contrario.
Los poderes acá oscilan entre los notables, los clásicos, los que tiene Superman y pandilla, y los imposibles, lo que ya definimos como dadaístas. Moran ha dicho que “estaba intentando escribir una sitcom, y la excusa, los poderes, han permitido agigantar a los personajes”. Así, con una simple idea que solo podía existir en un mundo con efectos especiales, Moran ha creado una pequeña gema, un show que muestra que los superhéroes solo se agotan como fórmula cuando los cuentan mal, apurados y sin entender su naturaleza, como cualquier otro género.
SOY EXTRAORDINARIA