amistades y cine ‘8,7,6’
En cada ciclo lectivo que comienzo a dictar una clase de Periodismo se produce regularmente un curioso momento, cuando invito a mis estudiantes a pensar si Mirtha Legrand es periodista. El objeto de la reflexión no es debatir sobre la profesión de Legrand, ya que nadie duda de que está más vinculada al mundo del espectáculo que al de la información. Lo que propongo, en cambio, es analizar sobre qué es hoy ser periodista. O dicho de otro modo: ¿qué es lo que convierte a un periodista en periodista?
¿Un periodista se convierte en periodista cuando tiene a su alcance herramientas que le permitan comunicar, es decir, poder acceder a los medios de comunicación? No. La tecnología ha posibilitado que esa opción esté al alcance de todos. Pero el streaming, y no importa que tan masivo sea ese streaming, no convierte a un periodista en periodista.
¿Un periodista se convierte en periodista cuando puede decir libremente su opinión, es decir, cuando puede expresar sus ideas sin ningún tipo de restricción? No. Las redes sociales hoy permiten que cualquiera pueda brindar cualquier opinión. Pero la polarización que sirve para sumar montañas de likes no convierte a un periodista en periodista.
Luego de varios intentos, aparece en la clase la solución al dilema planteado. La razón de ser de un periodista es la pregunta. Porque el periodista, el verdadero periodista, no tiene respuestas, tiene preguntas. El periodista, por lo tanto, se convierte en periodista cuando hace preguntas.
¿Por qué, entonces, vincular a Mirtha con el periodismo de forma tan lineal? Porque es paradigmático que durante el gobierno de Mauricio Macri, antes, y durante el gobierno de Javier Milei, ahora, Mirtha Legrand ha formulado más preguntas que muchos periodistas de LN+, donde suele conceder entrevistas en las que el Presidente no recibe preguntas que lo incomoden. Por lo tanto, Mirtha Legrand, alguien que nunca ocultó su simpatía por Macri antes, y por Milei, ha hecho más periodismo en estas últimas horas que lo que Luis Majul, Pablo Rossi y Esteban Trebucq hicieron desde el 10 de diciembre.
“¿Qué puede costar mantener el cine Gaumont?”, fue la pregunta que hizo Mirtha esta semana. Y esa simple pregunta disparó muchas cosas. Hasta que el propio Milei la escrachó en sus redes sociales, retuiteando un mensaje que sostenía que si Legrand quería rescatar al Gaumont, pues entonces debía comprarlo. Más tarde, la fenomenal presión que sufrió Mirtha del ejército de trolls libertarios la amedrentó y la obligó a desandar su posición. La censuró. Y confesó que sintió “temor de expresarse contra el Gobierno” porque “te van a retrucar” y eso es “desagradable”.
La pregunta de Mirtha y, especialmente, lo que desencadenó esa pregunta permiten repensar la relación que algunos medios, especialmente LN+, han establecido con el presidente Milei. Se trata de un vínculo medios-poder que recuerda el que protagonizó la cadena Fox News durante la presidencia de Donald Trump.
En La voz más alta, una excelente serie de HBO basada en el libro escrito por el periodista de Vanity Fair Gabriel Sherman, se narra el ascenso y caída de Roger Ailes, el fundador y presidente del canal por cable norteamericano Fox News. Ailes era un hombre al que no le tembló el pulso a la hora de emitir noticias falsas de los políticos que no gozan de su simpatía. Como fue el caso de Barack Obama o Hillary Clinton. En cambio, Trump siempre recibió un trato amigable en Fox News. Para que no queden dudas: Trump fue el repetido protagonista del programa Fox & Friends, donde la cadena no hacía preguntas, sino que aplaudía respuestas. Fox News fue un vedadero 6,7,8 para Trump. O mejor dicho, un 8,7,6. Algo que ahora se repite en la Argentina de Milei con LN+.