Televisión generosa
En los últimos tiempos la televisión ha incluido programas como Ahora caigo, Los 8 escalones del millón, La hora exacta y El legado, que permiten que algunos participantes ganen dinero respondiendo preguntas de cultura general. Lo novedoso es que para participar en esos programas no solo se postulan obreros, mucamas y estudiantes sino también profesionales universitarios, lo que demuestra que la crisis nos ha afectado a todos y que casi nadie en la Argentina puede sobrevivir de su trabajo.
Debo admitir que a mí, que con los años me ha empezado a fallar la memoria, me ha ayudado muchísimo para activarla ver esos programas y tratar de acertar desde mi casa los acertijos que allí se plantean. Mi favorito es sin duda Los 8 escalones. Hace poco en un momento de falta de modestia envié una solicitud para participar en el programa, pero no me citaron.
El primer escalón exige a los ocho participantes que respondan con rapidez preguntas sobre geografía, estaciones de ferrocarril, colores de banderas de países o intérpretes de canciones. Uno de todos se lleva la posibilidad de ganar un departamento y el que comete más errores queda fuera del juego.
En el segundo escalón aparecen dos fotos para que cada participante responda cuál es la imagen que coincide con la pregunta. La tercera etapa es adivinar un número que puede ser la edad o el año de nacimiento de un personaje, o el año en que fue lanzado un producto o en que sucedió algún acontecimiento.
L a c u a r t a exigencia es armar todas las palabras que uno p u e d a c on las ocho letras de una palabra.
En quinto lugar figura la prueba “Dato falso” en la que se leen cuatro enunciados sobre un tema y los participantes deben indicar cuál de todos no es correcto. En la penúltima etapa los concursantes deben adivinar cuál es la palabra que corresponde a cierta definición de la Real Academia Española. Luego, los dos finalistas se someten en la última etapa a las preguntas de un jurado de cinco expertos en distintas áreas y deben adivinar cuál de las cuatro opciones que aparecen en la pantalla es la respuesta correcta a cada pregunta. Además de lo entretenido e instructivo que resulta el programa merece destacarse la conducción de Guido Kaczka.
Lo único objetable del programa es que deberían dar dos premios: el máximo al que responde acertadamente más preguntas, y un segundo premio al finalista no ganador. Eso evitaría cierta tensión al saber los dos finalistas que, al menos, se llevarán algo a su casa por el esfuerzo realizado.