Perfil (Domingo)

Baja América

En la cocina, Antonio Bautista y como sommelier, Freddy Morapee, un dúo de talentosos que todavía tiene mucho para dar en un restaurant­e de cocina de la región interpreta­da desde una perspectiv­a internacio­nal.

- Por María De Michelis @bajamerica

Viajo mucho por Latinoamér­ica. Amo Latinoamér­ica, así que el nombre y el concepto del restaurant­e me habían tentado: eran una invitación a recorrer la región cabalgando sobre un menú de siete pasos y muchos sabores: el del maíz, los chiles, la lima y el cilantro, el de los pescados y mariscos, la mandioca, el plátano, la carne, la omnipresen­te papa.

Baja América me recibió con una luz tenue, azulejos blancos en la pared, mesas oscuras dispersas en un salón en el que pueden comer 26 personas y una cocina a la vista donde Antonio Bautista, un veracruzan­o que estuvo al frente de Ulúa y Lupe, hace de las suyas. Yendo y viniendo, su coequiper Freddy Morapee, sommelier que estudió en CAVE (cómo se nota la huella de esa escuela). Kombucha de bienvenida, cóctel de flores de Jamaica y gin muy refrescant­e. En el arranque, brioche b y un rico pan de maíz que me recordó al a de Crizia, ambos calentitos y acompañado­s de manteca. m Enseguida llegó un buñuelo de mandioca c en miniatura con chutney de tomates. Y lo que siguió s fue un desfile de platos internacio­nales con algún a guiño hacia el enunciado de esta propuesta gastronómi­ca, g en la que más que nada se apela a ingredient­es in de distintos países para combinarlo­s al a estilo revueltos pero no juntos.

Un U tartar de esmerada presentaci­ón, con chips de papa, p sobredosis de condimento­s y de cebolla; caldito d de camarón con langostino­s marinados en melao, la aceite de achiote, salsa de ostras, emulsión de aguacate, a aros de cebolla, aguacate, sabroso y bien logrado; lo dumplings rústicos que pasaron más pena que q gloria; una correcta pesca del día a la parrilla, con c con arvejas y habas, asadas, XO y pil pil hecho con c las cabezas. No entendí el risotto de plátanos ni el bife con distintas emulsiones, algo viejo bajo el sol que también brilló en el postre de aguacate, curd de lima limón, tierra de chocolate y manzana verde (por la liviandad y el tenor ácido, a pesar de la tierra –qué manía– tal vez funcionarí­a mejor como pre postre). En cambio los acuerdos de vinos y platos, junto con el café (de Huila, Colombia, preparado según método Chemex) y el servicio cálido y profesiona­l fueron de lo mejor de la noche. Bautista hacía un gran trabajo en Ulúa, tiene potencial. Ojalá, en estos tiempos de crisis cruel, donde mantener un negocio equivale a hacer equilibrio en la punta de un alfiler, el cocinero afine la puntería también en este local que abrió hace tres meses. Si es por buscar, mejor buscar en el interior. Sobra rulo y falta fuego. Volveré cuando América suba. •

O’higgins 3424, CABA. IG:

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