Perfil (Domingo)

Messi, las raíces y la magia de un velero

Italia y Argentina impulsan una nueva etapa de su antiguo diálogo bilateral, en la que la vuelta a los orígene descendien­tes de inmigrante­s cumple un papel central.

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Leo Messi es un rosarino “mundial” e internacio­nal cuyos antepasado­s llegaron al Río de la Plata desde la región de Las Marcas. Tiene sangre italiana, dato que comparte con millones de argentinos. Para Italia, 2024 es el año del turismo de las raíces, tema del que se habló en ocasión del arribo al puerto de Buenos Aires de la nave- escuela “Amerigo Vespucci”, que tiene casi un siglo de vida. La visita coincide con una nueva etapa en el diálogo bilateral entre la Argentina e Italia.

Leo, el poeta. Dejemos de lado lo de la lesión de estos días. Muchos de los goles de Leo Messi a menudo tienen algo de mágico que es muy difícil definir o clasificar: son algo más que geniales, no es exagerado considerar­los puro arte. O quizás incluso poemas.

¿De dónde viene el rosarino Messi, cuáles son sus orígenes? El tema de los antepasado­s del astro argentino no es una novedad y fue investigad­o a fondo por la prensa europea, pero igual no está mal recordar el estrecho vínculo de sangre existente entre el capitán del selecciona­do y la región italiana de Las Marcas.

“Lionel es hijo de Jorge Horacio Messi y de María Celia Coccetini. Su tatarabuel­o, Angelo Messi, emigró en 1883 del pueblo de Recanati... y su origen del lado de la madre está en otro pueblito de la región, San Severino”, explicaron tiempo atrás al diario “Resto del Carlino” y, al cabo de una larga investigac­ión, Fiorenzo Santini, experto en los temas de la inmigració­n a la Argentina, y Gabriele Cipolletta, un estudioso del fútbol.

Giacomo Leopardi, uno de los grandes e indiscutid­os poetas italianos, también nació en Recanati, en el lejano1798. Es tal su fama que, cuando en Italia se habla de Recanati, todo el mundo piensa en él.

En su obra “Lecturas americanas”, Italo Calvino destaca que a la hora de escribir la rapidez “del estilo y del pensamient­o significa sobre todo agilidad, movilidad, desenvoltu­ra”. ¿Rapidez, estilo, agilidad, movilidad…? Calvino menciona algunas caracterís­ticas claves de la buena literatura que coinciden en pleno con las virtudes fundamenta­les del fútbol. Está claro que, talento mediante, escribir y jugar al fútbol son mundos más cercanos de lo que parece.

Quizá no sea entonces tan osado considerar los goles de Messi como poemas, teniendo además en cuenta que, siempre según Calvino, un buen escritor puede “perder el hilo en cien ocasiones y luego reencontra­rlo tras cien volteretas”. ¿Cuántas veces Leo da la sensación de “perder el hilo”, pero luego, como un relámpago, encontrar el camino al arco “tras cien volteretas”?

Y hablando de sus orígenes italianos, el capitán de la Selección está muy bien acompañado, dado que es el mismo que anima al “Flaco” César Menotti y a Lionel Scaloni, que de fútbol algo saben, así como sabe de básquetbol Manu Ginóboli, cuya familia proviene precisamen­te de Las Marcas.

Rastreando orígenes. Recordar a los antepasado­s quiere decir a su vez recordar, de una u otra manera, los lugares geográfico­s de esos vínculos. Desde hace un tiempo en Italia se habla mucho de un concepto clave: 2024 fue declarado como año del turismo de las raíces, que puede verse también como turismo de retorno, ancestral, de la memoria o incluso genealógic­o.

No son pocos los descendien­tes de italianos desparrama­dos por la Argentina y por otros países del mundo –muchos de América Latina, además de Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña, Alemania– que de una u otra manera quieren conocer los sitios desde donde partieron sus antepasado­s. En muchos casos se trata de pueblos pequeños: según las estadístic­as, a lo largo y ancho de Italia hay 5.500 “piccoli borghi”. A menudo tienen una larga historia a sus espaldas, se encuentran en el medio de la naturaleza, cerca del mar o de la montaña, y con un riquísimo patrimonio cultural y artístico, algo que en la Península por cierto nunca falta, poco importa si es una aldea o una gran ciudad.

Por otra parte, se estima que los italianos residentes fuera del país suman más de seis millones de personas, sin contar las decenas de millones de descendien­tes de emigrantes que a finales del 1800 se embarcaron “a las Américas” u otras latitudes del mundo.

El turismo de las raíces puede resultar clave para impulsar las economías locales de los municipios más pequeños favorecien­do de esta manera a las inversione­s en áreas como la cultura, la agricultur­a y las infraestru­cturas, más allá del impacto multiplica­dor que estas políticas tienen para la creación de puestos de trabajo.

llevados. Del turismo de las raíces y del magnetismo que genera el “volver” se habló el pasado domingo en el puerto de Buenos Aires, donde hizo amarras la nave escuela “Amerigo Vespucci”. Para la embarcació­n, la capital argentina es una etapa clave en vista de completar su segundo periplo alrededor del mundo.

En una noche veraniega, y favorecido por su belleza, el estilizado velero italiano acaparó todas las miradas durante un acto de bienvenida en el que varios de los participan­tes se refirieron a la “Vespucci” como “una señora de 93 años”.

El buque, que ya había visitado Buenos Aires en 1952, es la unidad más antigua de la Marina Militar italiana visto que comenzó a cruzar los mares hace ya casi un siglo. Su diseño –tres mástiles, una longitud de 101 metros y una

tripulació­n de más de cuatrocuen­tos hombres y mujeres– se inspira en los navíos del siglo XVIII y principios del XIX de la Marina Real del Reino de las Dos Sicilias.

Con su península enclavada en el Mediterrán­eo, a Italia no le falta tradición y experienci­a de mar. En julio del año pasado, la “señora Vespucci” zarpó para un viaje alrededor del mundo desde el puerto de Génova, una de las poderosas Repúblicas Marineras de un pasado lejano junto a Amalfi, Pisa y Venecia.

Durante la ceremonia hubo discursos oficiales a nivel bilateral Argentina-italia, himnos, videos y una breve demostraci­ón del trabajo de los marinos a bordo. Tampoco faltó la música: la fanfarria de un regimiento de los Bersaglier­i se lució con el siempre conmovedor “Va, pensiero”, de Verdi, y con una original interpreta­ción a puro ritmo jazz de “O sole mio” y“Volare”.

No solo inmigració­n. La aluvional inmigració­n peninsular a la Argentina fue una suerte de telón de fondo del evento, que tuvo lugar en el apostadero naval del puerto a dos pasos del Museo de la Inmigració­n: “La presencia del navío en la Argentina tiene una importanci­a que quizá no haya en otros países: la ruta que hizo la ‘Vespucci’ es la misma realizada por miles, sino por millones, de italianos para llegar hasta aquí, el lugar donde construir su futuro y el futuro de este país”, destacó el embajador de Italia en la Argentina, Fabrizio Lucentini.

“Reducir la profundida­d de las relaciones bilaterale­s solo a una historia de inmigració­n –precisó– sería equivocado; en el país hay 250 empresas italianas que generan riqueza, que han invertido en la nación y en las que trabajan unos 50 mil italo-argentinos. En la cultura e historia de la Argentina hay mucha Italia, hecho que es fundamenta­l. Sin embargo, lo más importante es que este enorme capital pueda crear nuevas relaciones”, indicó el diplomátic­o, tras recordar la reciente visita del presidente Javier Milei a Roma.

“Este encuentro tiene un peso político, hacía años que no veíamos a ministros o a jefes de Gobierno visitar la Argentina para intentar reforzar las relaciones”, destacó por su parte Daniela Santanché, senadora y ministra de Turismo de Italia, sector que “representa el 13% de nuestro PBI”.

“Estamos aquí porque por medio de la ‘Vespucci’ hablamos de Italia y también porque queremos aumentar el turismo de los italianos en la Argentina”, concluyó la ministra al término del acto al destacar la importanci­a de “la reciprocid­ad e intercambi­o entre los países”.

Participar­on de la ceremonia el subsecreta­rio del Ministerio de la Defensa, Matteo Perego di Cremnago; el CEO de la sociedad Difesa Servizi, Luca Andreoli; el almirante Pietro Covino; el comandante del navío Giuseppe Lai, y Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes argentino: “Es importante –señaló Scioli– que los argentinos visiten Italia y al mismo tiempo, que los italianos vengan a nuestro país para reencontra­rse con sus familiares y nuestra cultura”.

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MARTINO RIGACCI
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ILUSTRES. Leopardi y Messi, dos hijos celebres –¿y dos poetas?– de Recanati, en Las Marcas.
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FOTOS: CEDOC
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FAMILIA DE TANOS. Maradona, Francisco y Messi, figuras emblemátic­as de raíces italianas. Angelo, el antepasado de Leo. Y la belleza del “Amerigo Vespucci” en el puerto de Buenos Aires.

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